A primera vista, la pequeña estatua Hachiko cerca del Cruce de Shibuya puede no parecer particularmente impresionante. Solo después de conocer la historia del perro que la protagonizó podrás apreciar realmente su importancia.
Hacia 1920, este perro de raza Akita iba cada día hasta la estación Shibuya para esperar a su dueño que llegaba en tren del trabajo. Un día, el dueño no volvió del trabajo por sufrir una hemorragia cerebral que le resultó fatal. Esto no desalentó a Hachiko, que volvió a ese mismo lugar para esperar a su dueño cada día durante los siguientes nueve años.
Este perro se ha convertido en un símbolo de lealtad eterna en todo el país, y la estatua en su memoria en un apropiado punto de encuentro para los residentes de la ciudad.