Turkmenistán: La ‘Puerta del Infierno’ de Darvaza

No es uno de los típicos destinos de Sol y playa que uno desea, pero si buscas emociones, la "Puerta del Infierno" de Darvaza, en Turkmenistán, es uno de los lugares únicos en el mundo que deberías visitar.

Turkmenistán: La 'Puerta del Infierno' de Darvaza

En 1971, un grupo de científicos soviéticos creó una plataforma de perforación para analizar lo que pensaban que era un pozo petrolero en medios del desierto de Karakum, en Turkmenistán.

Pero lo que había en el subsuelo era un inmenso yacimiento de gas natural que colapsó creando un enorme cráter, tragándose la plataforma y su campamento.

Temiendo la propagación del letal gas metano, los científicos le prendieron fuego al cráter, creando un pozo infernal justo a sus pies.

Este agujero con más de 30 metros de profundidad se le conoce como «La Puerta del Infierno».

Hace dos milenios, un pequeño templo grecorromano en la actual Turquía impresionó y cautivó a sus residentes. Justo al otro lado de la puerta de piedra, en una gruta envuelta en una espesa neblina, una fuerza extraña actuaba de forma muy oscura: los toros introducidos dentro perecían y los sacerdotes castrados saldrían indemnes.

¿Era la voluntad sedienta de sangre de Plutón, el dios del inframundo? ¿El poder sobrenatural de los sacerdotes? Una nueva investigación publicada el pasado 12 de febrero en la revista Archaelogical and Anthropological Sciences sugiere una explicación mucho más terrenal al misterio de la cueva: el dióxido de carbono nocivo, según recoge Rachel Tepper Paley en Infobae.

Utilizando un analizador de gases portátil, el biólogo del volcán Hardy Pfanz lideró un equipo de científicos para descubrir que los vapores emitidos por la boca de la cueva a través de una fisura alcanzan unos niveles entre el 4 y el 53 por ciento de dióxido de carbono volcánico, dependiendo en la distancia desde el suelo.

Cuanto más bajo se está del suelo de la cueva, mayor es la cantidad de gas sofocante, que forma una nube letal de dióxido de carbono (el gas nocivo es más pesado que el oxígeno, por lo que baja, razón por la cual las fugas de CO2 en tu casa hacen que los sótanos sean mortales). Los animales con narices hacia el suelo respiraron mucho más gas que los humanos que caminaban erguidos junto a ellos, lo que podría explicar la impermeabilidad milagrosa de los sacerdotes.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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