Qué ver y hacer en Islandia cuando pase la pandemia

Qué ver y hacer en Islandia cuando pase la pandemia
Cascada de Seljalandsfoss

Paisajes marcianos, naturaleza en su máximo esplendor, carreteras infinitas por las que perderse y un sin fin de atractivos más: si Islandia ya es un país que seduce con solo escuchar su nombre. Rumbo.es te ofrece uan lista de dodo lo que puedes hacer y ver en este país insular nórdico.

Primera parada: Reikiavik

Hallgrímskirkja, la iglesia más importante de Islandia, desde la calle principal de Reikiavik
Y comenzamos nuestro recorrido por Reikiavik, la capital del país. Aquí se concentra la mayoría del a población de Islandia, que se compone únicamente de 200 mil personas. Una ciudad pequeña, coqueta y moderna donde podrás comenzar a hacerte un poco con el way of life islandés.

Pasea por su calle principal, Skólavöroustígur, y llega hasta el enorme edificio con forma de cohete: no es otra cosa que Hallgrímskirkja, la iglesia más famosa de todo el país. Acércate hasta el Puerto Viejo para probar una de las delicatesen del país: el tiburón fermentado. Admira los colores de la fachada de Harpa, el auditorio y centro de congresos de Reikiavik, y hazte alguna foto frente al monumento Solfar, el del Viajero del Sol.

Para acabar, date una vuelta por algunos de sus bares, disfruta de la música islandesa y descubre sus originales tiendas. Seguro que abandonarás la capital con muy buen sabor de boca.

De road trip

¿Alguna vez imaginaste cómo debió de ser el mundo al comienzo de su existencia? Probablemente lo que encuentres ante ti según comiences a conducir por la carretera 1, la más importante de Islandia ya que bordea la isla al completo, sea algo muy parecido al origen –porque, ojo, para conocer bien el país y a tu aire te recomendamos alquilar un coche-.

Extensísimos campos de lava, mullidos por el musgo que los cubre, te acompañarán durante gran parte del recorrido. Solo tendrás que dejar el coche a un lado de la carretera –con cuidado, eso sí- y acercarte a ellos para comprobarlo en primera persona.

Y, de repente, la verás. A unos 60 kilómetros del pueblo de Vik, a tu izquierda, la cascada de Seljalandsfoss merece una parada para disfrutarla desde todas las perspectivas posibles. ¿Que te mojas un poco? ¡Qué más da! La sensación de tener esa maravilla de la naturaleza ante ti hará que eso no te preocupe en absoluto, ¡te lo aseguramos!

Y si sigues avanzando por la carretera en dirección a Vik, volverás a encontrarte con otra más: Skogafoss. ¡No será por cascadas en este país! No te lo pienses, acércate y disfruta de la impresión de tener una maravilla como esta ante ti. No podrás apartar tus ojos de ella.

Vik, la ciudad donde más llueve

Esta pequeña y encantadora localidad, la más meridional de Islandia, por cierto, es un lugar perfecto para hacer noche si tu intención es explorar el sur. No te sorprendas al llegar: sí, solo está formada por varias calles repletas de casitas de colores.

Desde la iglesia del pueblo, levantada en lo alto de una colina, se puede disfrutar de unas vistas estupendas de Vik y la costa. Unos kilómetros más al este encontrarás otra maravilla de este país –sí, otra más-: la playa volcánica de Reynisfjara, una extensión de arena negra como el carbón rodeada de acantilados y columnas de basalto. ¡Uno de esos paisajes que no se te olvidarán!

Jökursárlón: donde la realidad supera la ficción

Frótate los ojos las veces que haga falta: sí, lo que ves ante ti es real. En Jökursárlón encontrarás un lago repleto de icebergs que flotan a sus anchas por sus gélidas aguas esperando el momento de derretirse lo suficiente como para alcanzar la costa. Los colores, azules y blancos, convierten la postal en algo que podría parecer ficticio. ¡Nada más lejos de la realidad! Si eres capaz de hacer frente al frío, siéntate junto a la orilla y espera. El sonido de algunos de los bloques de hielo crujiendo te dejará sin palabras. Así que disfruta bien de la estampa y asegúrate de grabarla a fuego en tu memoria. Pocas veces volverás a ver algo así.

Toca mirar al cielo: auroras boreales …

Cruza los dedos y di bien alto: “quiero ver auroras boreales”. No te aseguramos que te vaya a funcionar pero oye, quién sabe, ¡igual estás de suerte y se alinean los planetas! Y es que, aunque el otoño es la estación en la que la actividad boreal comienza a funcionar y existen muchas probabilidades de que las contemples, llegar a ver auroras no es tan fácil.

Echa un ojo al pronóstico del tiempo y comprueba la actividad solar de los días en los que estarás en el país. Si la noche aparece como despejada… ¡bingo! Tendrás todas las papeletas para ver con tus propios ojos este fenómeno de la naturaleza. El continuo baile de colores en la inmensidad del cielo, mutando de verde a rosa o de rosa a morado, te hará sentir algo que no puede explicarse con palabras. Tendrás que vivirlo en primera persona. Así que ya sabes, sigue repitiendo en alto: “¡quiero ver auroras boreales!”.

El Círculo Dorado: la joya de la corona

¿Creías que habías visto las cascadas más bellas hasta ahora? Solo con escuchar a lo lejos el enorme estruendo del agua al caer, sabrás que Gullfoss es diferente a las demás. La cascada más famosa de toda Islandia, que es nuestra primera parada dentro del famoso Círculo Dorado.

Está formada por dos saltos de agua que parecen desafiar a la naturaleza: contemplarla supone una emoción infinita y a la vez respeto. El agua cae por una grieta de 20 metros de ancho a una profundidad de 32 metros.

Si quieres descansar un poco tienes la oportunidad de tomar algo calentito y una tarta rica en la cafetería del centro de interpretación que hay junto al párking. Además, podrás comprar algún souvenir que te apetezca en su tienda antes de continuar descubriendo uno de los países más increíbles que has visto jamás.

El hogar de Géysir

Segunda parada del Círculo Dorado… ¡ya solo nos falta una! Aquí se encuentra el auténtico géiser, el original, aquel que le dio nombre a todos los que existen en el mundo… ¡casi nada! Hace ya muchos años el famoso Géysir llegaba a explosionar a menudo haciendo que su agua llegara a elevarse hasta 80 metros de altura, pero los turistas inconscientes, intentando provocar a la naturaleza, se dedicaron a lanzar piedras al interior del agujero y lo atascaron…

El que sí que demuestra su energía constantemente –bueno, más bien cada 5-10 minutos- es Strokkur. Para verlo actuar, sé paciente. ¡En menos de lo que imaginas verás cómo la tierra escupe un chorro de agua a más de 15 metros de altura!

Pingvellir, historia pura

Y ahora sí, ¡llegó nuestra última parada! Primer Parque Nacional de Islandia, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, emplazamiento histórico más importante de Islandia… ¿pero qué tiene este sitio? Pues se trata de lugar donde los vikingos establecieron, allá por el 930, el primer Parlamento democrático del mundo… ¿cómo te quedas?

Y no solo eso, el lugar que escogieron no podía ser más hermoso: precisamente aquí se separan las placas tectónicas norteamericana y europea, por eso las cicatrices del terreno, causadas a lo largo de los siglos, convierten la localización en algo aún más increíble.

Antes de irte no olvides dar un pequeño paseo hasta Pingvalakirka, una de las primeras iglesias de Islandia. Tampoco está de más si te acercas a Öxarárfoss, una cascada que se produce cuando el río Öxará se precipita desde una sima.

El Parque Nacional de PIngvallir, donde Europa y América se dividen
Una vez te hayas recreado con todo lo que hay a tu alrededor, es hora de regresar. Solo tendrás que recorrer los 23 kilómetros que te separan de Reikiavik, punto inicial y final de nuestro recorrido. Estamos seguros de que, antes de que te montes en tu avión de vuelta, ya estarás pensando en cuándo regresar a Islandia.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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