Machu Picchu, es ahora o nunca

Machu Picchu, es ahora o nunca

Buscando oportunidades en esta crisis, hay una que cae de madura. Machu Picchu está cerrada y seguirá así los próximos meses. Esto abre una ventana para un proyecto postergado: el reordenamiento del circuito turístico en la ciudadela.

Nuestra máxima joya arrastra falencias desde hace años. Un ineficiente acceso que provoca largos cuellos de botella. Un área visitable pequeña para la cantidad de turistas. La falta de servicios esenciales, como una adecuada posta médica para atender urgencias. Sin mencionar las extensas colas al bajar.

Esto es totalmente incompatible con el escenario que surgirá a raíz del COVID-19. El distanciamiento social y los protocolos sanitarios serán parte de la nueva normalidad en todas las industrias. El turismo no será la excepción. Menos cuando un importante porcentaje del segmento receptivo es gente mayor, los más vulnerables. Esto significa que adecuamos Machu Picchu a nuevas demandas o nos resignamos a su declive.

El plan existe: un centro de visitantes para distribuir y ordenar el flujo. Accesos mecanizados para subir y bajar. Desarrollo de circuitos para descongestionar y preservar mejor la llaqta. Si antes nada se concretó, fue por temor a que grupos detractores cierren el ingreso a la ciudadela. ¡Pues ya está cerrada! Y si algo deberían temer, no es al cambio, sino al status quo. La competencia con otros países será feroz. Sin reordenamiento, Machu Picchu y Cusco quedarán rezagados, se perderán divisas y empleos. Es hora de unirse, poniendo el bien común por encima de la conveniencia de algunos. La población, los municipios, el gobierno regional y los Ministerios de Cultura, Ambiente y Turismo necesitan visión y sentido de urgencia. ¡Es ahora o nunca!

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