Mientras en España los hoteleros (sin generalizar) lloran día y noche, y el gobierno, responsable directo de maniobrar el timón del turismo, está más empanado que el capìtán del Titanic, en otros países como Italia ya están proponiendo ofertas, aportando ideas, dejándose la piel por encontrar una fórmula que permita que la industria turística renazca cual Ave Fénix.
Italia dará a sus ciudadanos un «bono turístico» de 500 euros para gastar en hoteles del país (excluye de la operación a booking y Airbnb). En este paquete de ayudas que impulsa el gobierno, se incluye una subvención de 500 euros para comprar bicicletas.
El turismo en el país transalpino es uno de los sectores clave que impulsa su economía por lo cual recibirá también 4.000 millones de euros.
Otro caso a destacar es el de Sicilia que ha ofrecido pagar la mitad del billete de avión a todo aquel que visite la isla en plan turístico. Incluso cubrirán parte del costo del hotel. Y por si eso fuera poco, también el turista podrá -a coste cero- visitar museos, etc.
En España, aparte de quejarse todo el tiempo, las ideas, propuestas e iniciativas brillan por su ausencia. Durante estas últimas semanas he estado viendo webinars de toda índole. Y el común denominador de los ponentes (salvo excepciones) es lloriquear, quejarse de lo mal que lo están pasando. ¡Pesimismo puro y duro!
Pero vamos a ver: no sois los únicos que lo estáis pasando mal. En el peor de los casos, miles de vuestros posibles clientes ya no podrán veranear por obra y gracia del bendito coronavirus. El país entero está jodido. Muchos sin trabajo, sin tener qué llevarse a la boca, enfermos, en ERTES, en paro…
Los que tuvimos «suerte», que en estos tiempos del Coronavirus es ya mucho pedir, estamos vivos, respiramos, estamos sanos, aún tenemos dónde caernos muertos… ¡Esta situación se puede revertir! ¿Que si este año no vais a ganar 5 millones, solo dos?. Pues, hombre, tocará arrimar el hombro. ¿Que si el gobierno no da pie con bola?, pues tocará sortear los despropósitos sea como sea. Lo que no se puede hacer es mantenerse quieto, a la espera de lo que suceda, pues es entonces cuando la ola os/nos va a engullir.
Estamos como en una guerra: «si queréis sobrevivir, no os podéis quedar quietos». ¡A moverse!