Gracia tiene poca a menos que seas un vicioso del humor negro, pero somos de la opinión de que la tía -porque eso parece a simple vista- se lo tiene merecido por ir a la búsqueda de emociones fuertes.
Salta de un avión con su instructor de paracaidismo y se desmaya bajo la mezcla de miedo, falta de óxigeno y velocidad.
No hay peligro alguno, mientras navegan por el aire, pero la impresión y la altura parecen demasiado para la novata en paracaidismo.
Se queda flácida, pero el instructor tiene las cosas bajo control.
Lo bueno llega cuando recupera la conciencia.
Su grito cuando regresa a la realidad es espeluznante.
Se comprende, porque debe ser aterrador perder el conocimiento, despertar y darse cuenta de que vas hacia el suelo a toda leche y sin paracaídas abierto.
Asumimos que hubo un aterrizaje feliz, así que adelante y ríete.
La gente dice esto sobre el salto:
«Si 2020 fuera paracaidismo».
Eso es cierto.