Egipto: El «Ave Fénix» del turismo levanta el vuelo una vez más

Egipto es uno de los destinos turísticos que mejor se han recuperado de la pandemia del Covid 19. A pesar de haber sufrido en un pasado reciente "diversas plagas" que dañaron ostensiblemente su turismo receptivo, las medidas aplicadas, entre las que se cuentan la de vacunar a todo el personal que trabaja directa o indirectamente con el turismo, han dado sus frutos. Crear confianza y seguridad  al potencial turista han sido las claves del éxito.

Egipto: El "Ave Fénix" del turismo levanta el vuelo una vez más
Pirámides de Giza Ileana Escudero

Regreso emocionado a Egipto que nuevamente, cual Ave Fénix, renace de sus cenizas. A medida que el avión se dispone a despegar de Madrid rumbo a Luxor, rememoro los momentos vividos la primera vez que pisé la «Tierra de los Faraones». Para Ileana, mi compañera de viaje, quien se encargó de las imágenes y vídeos, este fue su primera visita al país que atesora una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo: las Pirámides de Giza.

Días de caos e incertidumbre

El 31 de octubre del 2015, un Airbus A321 de la aerolínea rusa Kogalymavia, que se dirigía desde el balneario de Sharm el Sheij a San Petersburgo, explotó mientras sobrevolaba la península del Sinaí. El atentado segó la vida de 217 pasajeros y siete tripulantes.

La asonada terrorista provocó el pánico y la incontrolable estampida de miles de turistas hacia los principales aeropuertos del país. El objetivo era huir de Egipto sea como sea. Rusia, Alemania y Reino Unido fletaron decenas de aviones para repatriar inmediatamente a sus connacionales.

Los Colosos de Memnón

Yo tenía una invitación para viajar durante ocho días por la «Tierra de los Faraones» y la noticia me cayó como un jarrón de agua fría (y con cubitos de hielo incluidos). Mi sueño de conocer una de las grandes maravillas del mundo antiguo, tales como las Pirámides de Giza, parecía truncarse.

Para mi sorpresa el gobierno egipcio mantuvo la invitación. Y es así que la tarde de un 21 de noviembre del 2015 arribé a El Cairo.

Algunos amigos me advirtieron que era una locura viajar a un país en estado convulso: La lógica invita a reflexionar que si ves que miles están intentando salir, lo aconsejable es no ir. Siempre he creído que cuando te toca, te toca.

Un pasaporte «sospechoso»

Nada más llegar a El Cairo no percibí un gran despliegue policial en el terminal aéreo. Eso sí: me retuvieron un cuarto de hora en el control de pasaportes porque el policía de fronteras creía que mi pasaporte era falso.

El susodicho lo revisó una y otra vez a la par que me miraba fijamente. Luego utilizó una lupa para revisar mis datos, etc. No contento con ello llamó a otro agente para que se llevara mi documento y lo revisara minuciosamente en otra oficina. Quince o veinte minutos después regresó y me devolvió el pasaporte, y adiós buenas.

Puede que la culpa la tuviera mi documento que estaba algo viejito de tanto vagabundear por el mundo, pero creo que la cosa no era para tanto. En fin, ya estaba en Egipto, uno de mis sueños de infancia.

Nos recogió nuestro guía Ahmed de DUNAS TRAVEL, quien nos llevó al Hotel Fairmont, perteneciente a una cadena canadiense y que tiene hoteles por todo el mundo.

Debido a las extraordinarias medidas de seguridad, entrar al hotel fue todo un calvario. Primero, había que sortear como una garita de control y una vez que se accedía a la puerta del establecimiento, nos esperaba un arco de seguridad. Los equipajes corrían la misma suerte pero a través de un escáner.

El protocolo de seguridad era idéntico como cuando vas a viajar en avión y te encuentras con esos molestos controles, pero tan necesarios para garantizar la seguridad de uno. Este bendito ritual tuvimos que sortearlo casa vez que entrábamos al hotel.

Los templos arqueológicos – Luxor, las Pirámides de Giza, Sáqqara, Philae, etc-  también contaban con similares medidas de seguridad, incluso en algunos restaurantes de moda. Nadie se libraba de ser «escaneado».

En aquel entonces el turismo receptivo había caído estrepitosamente, pero no el interno que es con el que te podías encontrar si visitabas las pirámides o viajabas en crucero por el Nilo.

El equipo de Periodista Digital antes de ingresar a la Gran Pirámide

Unos días después, tras navegar por el Nilo en el formidable barco Amarco 1, tuve la gran suerte de visitar en su penúltima parada, el Templo de Abu Simbel; o mejor dicho: el Templo del faraón Ramsés II en Abu Simbel. Los 300 kilómetros de carretera bien asfaltada que hay desde Aswan hasta el complejo arqueológico, al cual los egipcios lo califican como la octava maravilla del mundo (y lo es) los recorrimos en caravana de autocares fuertemente escoltados.

Hay que recalcar que la escolta policial ya se daba antes del incidente del avión ruso, y no es una medida nueva de protección. Incluso en este nuevo viaje hemos contado con dos escoltas en el bus turístico y en todos nuestros recorridos.

El gobierno egipcio potencia la seguridad de los visitantes

Si viajas a Egipto- pilla un seguro de viajes que te cubra hasta una posible incidencia por COVID 19, hay que estar prevenidos-  una de las visitas que no te puedes perder es la de Abu Simbel. Tiene uno de los más espectaculares «Sunrise» (amaneceres) que uno pueda imaginar. Es una experiencia maravillosa.

El regreso de Abu Simbel se dio bajo las mismas medidas de seguridad hasta nuestra llegada al barco. Cabe resaltar que para embarcar en cualquier crucero había que sortear las mismas medidas de seguridad que en cualquier parte. Y me quedo corto al decir que entrar al aeropuerto de El Cairo era lo más estricto que uno se pueda imaginar.

Primero, si no tienes tarjeta de embarque o el respectivo billete de avión, no te dejan entrar. Si pasas este control te espera otro en el cual hay un escáner y arco de seguridad. Cuando haces el respectivo checking, no te libras de pasar otra vez por el escáner y otro arco de seguridad. Incluso los agentes te pueden cachear para asegurarse de que no eres un peligro o llevas algo que pueda atentar contra la seguridad de los pasajeros o del avión. Las medidas no se han relajado hoy en día.

En mi caso, que llevo cables, baterías, enchufes, cámaras, videocámara, trípode, ordenador portátil, tableta, siempre levanto sospechas porque, para empezar, mi mochila pesa lo que no está escrito y los escáners tienden a alucinar con tanto aparato.

El exceso de celo entre los agentes se hace notar. No quieren que se les pase nada de nada. En esta ocasión me decomisan las pilas del flash. Protesto, pero veo que no llego a nada así que paso del asunto. Un «rifi rafe» de estos no me va a hacer olvidar los días maravillosos que he pasado en la «Tierra de los Faraones».

El turismo internacional regresa

Ta como comentaba en el intro, la pandemia de COVID 19, que afectó a todo el planeta, sumió al país en la sequía de turismo internacional, una de sus principales fuentes de ingresos.

Ghada Shalaby, viceministra de turismo, en una entrevista que recoge un medio internacional, declaraba recientemente: «Egipto cuenta con unas tasas de contagios muy bajas en los importantes destinos turísticos del Mar Rojo y la costa sur del Sinaí, y continúa haciendo todo lo posible para garantizar que los turistas puedan tener unas vacaciones seguras y agradables».

La recuperación de mercado ruso interrumpido tras el atentado de hace casi seis años contra un avión que dejó 224 muertos, es una señal de que las medidas aplicadas han creado confianza en el exterior.

Cabe resaltar que una de las medidas -y acertada- como la de vacunar a todo el personal que trabaja directa o indirectamente con el turismo, sumó en el potencial turista un grado más de seguridad.

Egipto, cual Ave Fénix, se ha recuperado extraordinariamente. Y que siga así.

Nuestro agradecimiento a DUNAS TRAVEL  y a IATI SEGUROS .

 

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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