Sí, hay lugares en el mundo donde estadísticamente la gente vive más.
De siempre.
¿Por qué?
Es la pregunta que se han hecho siempre los científicos.
Qué hay que aprender de esos lugares para vivir más y mejor.
El libro de Valentín Fuster y Josep Corbella, ‘La Ciencia de la larga vida’ desvela algunas de las claves que hay que seguir en el día a día.
No todos los lugares del mundo tienen las condiciones para convertirse en zonas donde vivir cien años.
Los que las reúnen se denominan zonas azules y en ellas encontramos Cerdeña (Italia), Icaria (Grecia), Loma Linda (California), Okinawa (Japón), Nicoya (Costa Rica),
Los científicos de la Universidad de Atenas, en Grecia, creen que la dieta mediterránea es un pilar de la longevidad. Se dice mucho, pero hay más razones.
En Cerdeña e Icaria se consumen 6 veces más granos que en la dieta típica estadounidense; se come mucho pescado y poca carne roja, dos tazas de café al día, vino tinto y bastante aceite de oliva.
Nicholas Christakis, de la Universidad de Harvard, estima que los hábitos de salud pueden ser tan contagiosos como un virus del resfriado. Entonces, a la dieta saludable, el descanso adecuado y al ejercicio.
Es importante un entorno saludable que todos estos lugares comparten.
Un equipo conformado por médicos, antropólogos, demógrafos y epidemiólogos han identificado nueve prácticas que son comunes entre los longevos:
1. Moverse naturalmente
La gente de las Zonas Azules no concibe el ejercicio como nosotros lo hacemos. No van al gimnasio hasta agotarse, ni se obsesionan con unas horas determinadas para hacer ejercicio, más bien toda su vida transcurre con base en el movimiento, es decir, las tareas en el campo y las del hogar, todo implica moverse de manera natural: cortar leña, pastar a sus animales, trabajar en el huerto e ir de un lugar a otro en bicicleta o caminando.
2. Reducir la prisa
Las personas en estas áreas tienen uno o varios momentos al día para relajarse, hacer un alto. Practicar la meditación, la contemplación, la oración, o simplemente tomar la siesta nos ayuda a cumplir con tal fin.. y eso es lo que hacen en estos lugares. Para para volver a iniciarse. Es lo que hacen los deportistas profesionales para aguantar el ritmo y el estrés, pero ellos lo hacen cada día.
3. Tener un propósito de vida
Robin Sharma en su libro «El monje que vendió su Ferrari» establece una frase emblemática: «El principal propósito de la vida es tener una vida con propósito»]». Víktor Frankl, en su libro «[amazon link =»8425432022″ title=»El hombre en busca de sentido» establece como conclusión que las personas que sobrevivieron a las duras condiciones en los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial, no eran las más jóvenes, fuertes o inteligentes; sino aquellas que sabían exactamente qué era lo que iban a hacer, una vez que fueran libres; aquellos que tenían un sentido de vida. En Okinawa las personas tienen una palabra para esto: Ikigai, que se traduce como «La razón por la que te despiertas cada mañana».
En Okinawa no existe una palabra para lo que nosotros conocemos como jubilación, la vida de los okinawenses transcurre sin cortes, sin tiempos que cumplir, siguen trabajando hasta que ellos decidan cuándo es el momento de parar. Cada mañana al despertar pregúntense cuál es su Ikigai.
4. Hara hachi bu
Esta es una expresión que se le atribuye a Confucio y que utilizan en Okinawa para recordar que hay que comer hasta estar satisfecho, no repleto. Para los okinawenses se trata de comer hasta un 70 u 80% del límite. En el proceso de digestión hay un gasto de energía, así que comer mucho, no es saludable.
5. Dieta con base en verduras y frutas
Casi todos los productos que consumen los habitantes de las Zonas Azules son locales, frescos, llenos de vida y de color. La mayoría de los habitantes de estas zonas no son vegetarianos, comen carnes rojas pocas veces al año, cinco veces al mes aproximadamente. La excepción es Loma Linda en California. Loma Linda es una comunidad de adventistas que sigue una dieta totalmente vegetariana.
6. Un poco de vino
Con moderación, por supuesto. Una copita de vino diaria es buena por los antioxidantes y además nos relaja y anima.
7. Fe y espiritualidad
Los más longevos del mundo forman parte de alguna comunidad religiosa o espiritual. La pertenencia a un grupo religioso y espiritual está siendo cada vez más estudiada por la ciencia, la cual está probando que la fe sí tiene un efecto positivo en las personas y promueve la longevidad. Los sentidos de trascendencia y de legado al prójimo tienen una conexión íntima con las emociones y sentimientos. Nietzche dijo aquello de «Quien tiene una razón poderosa para vivir, puede soportar cualquier forma de hacerlo». Las emociones y sentimientos juegan un papel preponderante en la génesis de muchas enfermedades.
8. Familia
La mayoría de los centenarios de estas zonas vive con sus familias, participando dentro del hogar, en relaciones armónicas.
9 Elegir bien a los amigos, la clave es que sean optimistas
Dan Buettner nos dice al respecto que es importante saber elegir a los amigos. Nos dice que si tus amigos tienen hábitos malsanos, esto repercutirá en tu vida a largo plazo. Hay que tener claro que el optimismo. Nunca se ven personas triunfadoras perdiendo el tiempo con gente negativa. Ellos siempre se rodean de ganadores, optimistas y gente positiva.