Y en el horizonte lo que se ve es una ruina impresionante.
El Gobierno socialcomunista, el del presidente y los 22 ministros que nunca han montado una empresa o trabajado por cuenta ajena, planea cerrar España al turismo extranjero este verano.
El equipo del socialista Sánchez, tras verse constantemente desbordado desde que comenzó la crisis del coronavirus, quiere adelantarse ahora y trabaja ya con un plan que contempla un verano sin turismo exterior, con las fronteras cerradas en ese caso. Pero también con medidas en la restricción de la movilidad nacional, el uso de mascarillas en el transporte público y el mantenimiento de las distancias recomendadas por las autoridades sanitarias.
En dicho escenario la medida de mayor impacto para la economía nacional sería la que se pone negro sobre blanco: cierre de fronteras (total o parcial), lo que supondría que no entrase el potente flujo de turismo internacional y en su lugar el fomento del turismo nacional durante todo el verano como alternativa vacacional.
Una medida de doble dirección, tanto para las entradas como para las salidas. Es decir, que los españoles se hagan a la idea de que en el periodo estival, nadie saldrá del territorio nacional, a menos que un certificado de salud específico lo recomiende. Esta medida estaría sujeta, cómo no, a esta y otras excepciones, tal y como se han ido contemplado en cada cambio de fase decretada por el Gobierno, incluyendo el estado de alarma que se declaró el pasado 14 de marzo y en las sucesivas prórrogas.
El Gobierno llamará a este nuevo escenario «la vuelta a la normalidad», un mensaje que vienen deslizando primeros espadas del Gobierno.
Pero esa «vuelta a lo normal» que podría producirse desde el día 26 de abril en ciertos trabajos «no esenciales», no será nada normal, sino catastrófica para muchos millones de españoles, desde lo que encontraban empleo en los hoteles a los que montaron con sus ahorros una casa rural, pasando por todos los que operan en transporte, servicios, ocio o restauración.
- Turismo
Con hoteles, agencias de viajes y demás actividades del sector turístico totalmente paradas, las pérdidas de facturación podrían alcanzar los 55.000 millones de euros, según las últimas estimaciones Exceltur, y los 90.000 millones según la Mesa del Turismo. La actividad turística caería en un 32,4% en 2020. Para paliar las pérdidas, el sector en su conjunto pide mejores medidas al Gobierno central, sobre todo en materia de empleo. Los hoteleros ya dan por perdido el verano, donde de junio a septiembre de 2019 se alojaron 164,5 millones de personas, y temen que la recuperación no sea tan rápida. - Hostelería
La hostelería destruirá como mínimo 200.000 empleos. Las personas afectadas durante el proceso hasta el final de la crisis llegaría a las 700.000. A pesar de que el 75% de las empresas dice que se ha acogido a un ERTE, casi un 60% afirma que tendrá que realizar algún ajuste de empleo una vez que se reanude la actividad. - Aerolíneas
El virus provocará que apenas despeguen unos 3.500 vuelos entre este viernes y el próximo lunes 13 de abril, un 95% menos respecto a los 71.000 que se registraron en los aeropuertos de España el año pasado. Calcular lo que puede ser el verano, da escalofríos. - Comercio minorista
En los meses de crisis de coronavirus el consumo retrocederá mucho más de lo que lo hizo de 2008 a 2013, los años de la anterior etapa de recesión. Las ventas del comercio minorista caerán como mínimo un 10% este año. Desde la patronal calculan que 100.000 personas de sus empresas asociadas están afectados por ERTE por causa mayor y los despidos parecen inevitables.
