En la Biblia aparece un pasaje genial sobre el origen del vino, pero del de la cerveza no sabemos si hay algo.
No hay alimento, al margen del pan, que haya influido tanto en la historia de Occidente, como el zumo fermentado de la Vitis vinifera.
El vino ha estado unido desde hace miles de años, al devenir de nuestra civilización en actividades tan diversas como la agricultura y la gastronomía, pero también y de qué manera, en la guerra, las artes, la literatura o la religión.
Nunca conoceremos al genial artífice de tan ponderado elixir. En el Génesis le apuntan el tanto al patriarca Noé, que después de tocar tierra y salvarse del Diluvio gracias a su robusta y concurrida arca, se dedicó a la agricultura y cosechó entre otras cosas viñedos.
Al parecer Noé, poco familiarizado con el jugo de la uva fermentado, debió excederse en la medida al beber y cogió una considerable borrachera.
Es la primera documentada de la historia, y como veremos y si hacemos caso a la leyenda, tuvo unas consecuencias importantes en el devenir de la historia del Próximo Oriente: Gn 9:20
«Y comenzó Noé a labrar la tierra y plantó una viña: Gn 9:21 Y bebió del vino y se emborrachó y estaba descubierto en medio de su tienda: Gn 9:23 Y Cam, padre de Canan, vió la desnudez de su padre, y díjolo a sus dos hermanos a la parte de fuera».
Parece ser que Noé, al despertar de la cogorza y saber de lo sucedido, maldijo a la descendencia de su hijo Cam por indiscreto.
Sobre la cerveza no contamos con algo similar, pero es muy posible que su producción precediera en algunos lugares del mundo a la del pan.
Es lo que se se desprende de un nuevo estudio publicado recientemente en la revista científica Journal of Archaeological Science.
Científicos de la universidad Stanford han deducido que los restos botánicos encontrados en tres morteros de piedra hallados en una cueva de Israel eran utilizados por los antiguos natufienses para elaborar una bebida fermentada hace unos 13.000 años.
Una técnica innovadora para la época que según los investigadores, precedía en varios miles de años a la aparición de los primeros casos de domesticación de cultivos de cereales en Oriente Próximo.
Según señala el estudio, las bebidas alcohólicas fermentadas han jugado un papel importante en los actos sociales de las sociedades agrícolas y urbanas en todo el mundo, pero los orígenes de las técnicas que las hicieron posible por primera vez seguía siendo un misterio hasta la fecha.
Se había especulado largamente sobre la posibilidad de que la primera cerveza de la historia hubiera espoleado la aparición de los cultivos de cereales, una hipótesis sobre la que, sin embargo, se tenía hasta ahora muy pocas evidencias científicas.
Los investigadores decidieron analizar los restos botánicos hallados en el interior de unos morteros de piedra de unos 13.000 años de antigüedad encontrados enunas tumbas de la cueva Raqefet, situada en el monte Carmelo, en lo que hoy es el norte de Israel.
Los científicos concluyeron que los natufienses, una cultura de cazadores-recolectores que poblaba la región del Levante Mediterráneo durante el Mesolítico, usaban estos recipientes para machacar y cocinar la mezcla de plantas comestibles, incluyendo la elaboración de una cerveza a partir de una base de trigo y cebada que usaban en la celebración de rituales en los que veneraban a los muertos.
“Nuestro propósito no era el de buscar restos de alcohol en los morteros de piedra –sostiene Li Liu, directora del estudio, en un comunicado de la Universidad Stanford-. Solo nos proponíamos investigar qué vegetales comían los habitantes de esta región.”