Comienza a observarse una demanda de coches eléctricos que está empezando a verse sobrepasada por la oferta. No solo hablamos de que haya disponibles unidades para comprar, también que haya una infraestructura correctamente dimensionada para esa población de eléctricos.
En los últimos años las ventas de estos vehículos de turismo sin motor de combustión no hacen sino crecer. En 2017 se vendieron más de un millón de unidades, cuando antes hicieron falta varios años para esa cantidad. Supuso un incremento interanual del 57% respecto a 2016, y la mitad se colocaron en China, según recoge motores.
Los fabricantes estaban acostumbrados a unas demandas escasas y con poco margen de crecimiento, por lo que las compras de componentes no se han previsto como para atender una demanda creciente. Incluso Tesla se quedó corta con sus previsiones en el caso del Model 3.
Pretender comprar algunos modelos eléctricos a día de hoy supone una odisea, armarse de paciencia y esperar unos cuantos meses. Ya le gustaría a todos los fabricantes tener ese «problema». Mientras tanto, modelos de combustión interna tienen dificultades para sobrevivir en el mercado, sobre todo si son un poco especiales y de baja demanda.