Hay muchos periodistas españoles y bastantes medios de comunicación -la Cadena SER, El Mundo, El Periódico de Catalunya… incluso El País– que tratan siempre de matizar la información que llega de Irak, calificando pudorosamente de «insurgentes» a los protagonistas de los secuestros, atentados y ataques que se producen en el antiguo país de Sadam Husein.
Las bombas contra un grupo de obreros, que sólo buscaban trabajo, y que se han saldado con 150 cadáveres, son la expresión última de cómo el terrorismo coloca en el centro de la diana a la población civil para provocar el desistimiento y la claudicación de la sociedad con el único objetivo de hacer del pánico el mejor instrumento para sus siniestros fines.
No es la «resistencia» quien ahoga en sangre la ilusión de la gente corriente, sino el terror en su estado más puro el que hace estallar un coche bomba. Matiz importante para no perderse en cuestiones semánticas.
