La furia de los espías

Cuenta Henrique Cymerman en La Vanguardia que, esta semana, los agentes del Mosad israelí y los espías que protagonizaron parte de las operaciones de inteligencia más espectaculares de la segunda mitad del siglo XX, se movían incómodos en los sillones del cine Azrieli en Tel Aviv.

Esta semana los agentes del Mosad israelí y los espías que protagonizaron parte de las operaciones de inteligencia más espectaculares de la segunda mitad del siglo XX, se movían incómodos en los sillones del cine Azrieli en Tel Aviv. La película “Munich” que estos dias ha llegado a Israel no les dejaba indiferentes.

Unos se fueron de la sala y empezaron a discutir en la entrada del cine, otros hacían gestos de incredulidad y sorpresa. Todo esto ocurrió hace pocos días. Recordaba una tragedia acontecida a principios de los años 70 pero que para ellos sigue tan viva como entonces.

Corría el año 1972. Los juegos olímpicos volvían a Alemania después de 36 años de ausencia.

La delegación israelí pasaba la noche en sus dormitorios de la villa olímpica, cuando en las primeras horas de la madrugada un escuadrón de Septiembre Negro, agrupación palestina que más tarde sería mundialmente conocida por sus múltiples atentados terroristas, secuestraba a 11 atletas y entrenadores de la delegación olímpica israelí, para asesinarlos al día siguiente tras el fallido intento alemán por rescatarlos.

Los juegos continuaron casi normalmente. El Estado de Israel, por el contrario, con Golda Meir como su primer ministro, no sería indiferente a lo sucedido. Ella, junto con los servicios de Inteligencia israelíes, decidiría poner en práctica una de las operaciones de espionaje más controvertidas de la historia. El grado de complejidad era muy alto, los objetivos eran muy simples: encontrar a cada uno de los responsables del atentado de Munich y acto seguido matarlos.

34 años después, con más especulaciones que información fidedigna, el mundo sigue sin saber qué fue lo que de verdad pasó después de Munich. Se han escrito varias novelas y se ha filmado más de una película, pero nada con la repercusión de la última producción del cineasta más trascendente de los últimos años, Steven Spielberg.

El nombre de la película es simplemente “Munich” y en Israel, más que en cualquier otro lado, la cinta da pie a la crítica sobre los métodos de antiterrorismo que han sido parte de la vida del Estado desde su creación.

Universal, la casa productora responsable por la proyección de “Munich”, incluso contrató a Eyal Arad, consejero del primer ministro electo, Ariel Sharon, y experto en relaciones públicas, para presentar la película de tal manera que el público israelí no la interprete como pro palestina.

Con este objetivo organizó una proyección especial con foro de debate incluido, para antiguos miembros del legendario servicio de Inteligencia, Mosad, otras fuentes de seguridad y altos oficiales del ejército, entre ellos antiguos jefes de Aman, los servicios secretos militares.

En dicha presentación, organizada con el apoyo del Centro de Políticas Antiterroristas de Hertzelia, su director y experto en el tema, Dr. Boaz Ganor, nos explicó: “La película eleva temas morales. Si el terrorismo es un acto criminal, deberíamos capturar al terrorista y juzgarlo. Sin embargo, si lo definimos como acto bélico, el método de asesinato dirigido entra en un nivel moral diferente.

Esto aplica para ambas partes, atacar niños israelíes es inmoral, atacar soldados israelíes tiene un sentido moral distinto. Las ejecuciones dirigidas a los responsables del atentado de Munich fueron hechos de militares a militares, por eso entra en el nivel moral de un soldado al atacar otro soldado enemigo. Los que critican este tipo de represalias por ser contraproducentes, plantean la alternativa de la pasividad y simplemente esperar nuevos ataques.”

El Dr. Ganor no solo criticó a Spielberg sino al propio Mosad de los años setenta: “Lo que tampoco podemos ver en esta película son los desafortunados ataques del Mosad a líderes políticos en aquella época. En ese sentido, los ataques selectivos son tan condenables como el ataque a población civil. Hoy en día este tipo de ataques se hacen exclusivamente a líderes radicales.”

Con respecto a la situación en Europa, Ganor nos comentó: “Uno puede ser excelente en la lucha antiterrorista en una dictadura o respetar plenamente los valores liberales democráticos si no eres atacado por grupos terroristas.

En relación al nivel de amenaza constante que sufre Israel, éste es un buen ejemplo de un país democrático que hace el balance correcto entre ambas cosas. En cambio Europa aún no ha despertado y me temo que va a despertar solo después de sufrir una ola más severa de ataques. Es solo una cuestión de tiempo. Si los Gobiernos europeos empezaran a prepararse antes de ser atacados llegarían al equilibrio deseado.”

Shabtai Shavit, ex director del Mosad, también estuvo en la premier y con una sonrisa incrédula en los labios nos explicó: “Todo lo expuesto en esta película es un total disparate. La realidad es mil veces más dramática.” -¿Incluso las escenas que describen persecuciones en España?- Le preguntamos. A lo que él respondió: “Me imagino que por motivos cinematográficos Spielberg decidió meter una escena así. También eso es un invento suyo.”

“Jonatan”, como muchos otros miembros pasados del Mosad, también expresó su indignación. En una entrevista publicada en el diario Yediot Ajronot, el agente que encabezó el comando que intentó vengar el atentado de Munich comenta: “La advertencia “inspirada en hechos reales” que aparece al principio de la película libera a Spielberg de toda responsabilidad histórica, permitiéndose contar hechos que nunca ocurrieron. Por ejemplo ninguno de los agentes israelíes involucrados en esa operación fue asesinado.”

También el último comandante en jefe del ejército israelí, teniente general Bugi Yaalon, se manifestó con respecto a la cinta: “El mayor problema es que los millones de espectadores la tomarán como documento histórico. Esto es lo único que sabrán de aquella operación.

Según esta película nosotros somos los culpables de generar más actividad terrorista debido a nuestros operativos de defensa ¿Pero cuál es nuestra alternativa cuando bombardean poblaciones civiles, no reaccionar? A pesar de las buenas intenciones de Spielberg, no conoce este conflicto y la prueba es que pone a los agentes del Mosad y a los terroristas en el mismo nivel moral.

Es cierto, al terrorismo hay que responderle con lo cabeza y no con el estómago, pero lo que él propone es simplemente no responder y así la solución del problema seguirá tan lejana como siempre.”

En un debate a puertas cerradas que tuvo lugar tras la proyección de la película, los agentes secretos y espías, muy indignados, coincidieron en un punto. Para colmo, el mensaje que quiso transmitir Spielberg al mostrar las torres gemelas en la última toma de la película, insinúa que hay relación entre sus actividades y el atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001 en Nueva YorkLa película “Munich” que estos dias ha llegado a Israel no les dejaba indiferentes.

Unos se fueron de la sala y empezaron a discutir en la entrada del cine, otros hacían gestos de incredulidad y sorpresa. Todo esto ocurrió hace pocos días. Recordaba una tragedia acontecida a principios de los años 70 pero que para ellos sigue tan viva como entonces.

Corría el año 1972. Los juegos olímpicos volvían a Alemania después de 36 años de ausencia.

La delegación israelí pasaba la noche en sus dormitorios de la villa olímpica, cuando en las primeras horas de la madrugada un escuadrón de Septiembre Negro, agrupación palestina que más tarde sería mundialmente conocida por sus múltiples atentados terroristas, secuestraba a 11 atletas y entrenadores de la delegación olímpica israelí, para asesinarlos al día siguiente tras el fallido intento alemán por rescatarlos.

Los juegos continuaron casi normalmente. El Estado de Israel, por el contrario, con Golda Meir como su primer ministro, no sería indiferente a lo sucedido. Ella, junto con los servicios de Inteligencia israelíes, decidiría poner en práctica una de las operaciones de espionaje más controvertidas de la historia. El grado de complejidad era muy alto, los objetivos eran muy simples: encontrar a cada uno de los responsables del atentado de Munich y acto seguido matarlos.

34 años después, con más especulaciones que información fidedigna, el mundo sigue sin saber qué fue lo que de verdad pasó después de Munich. Se han escrito varias novelas y se ha filmado más de una película, pero nada con la repercusión de la última producción del cineasta más trascendente de los últimos años, Steven Spielberg.

El nombre de la película es simplemente “Munich” y en Israel, más que en cualquier otro lado, la cinta da pie a la crítica sobre los métodos de antiterrorismo que han sido parte de la vida del Estado desde su creación.

Universal, la casa productora responsable por la proyección de “Munich”, incluso contrató a Eyal Arad, consejero del primer ministro electo, Ariel Sharon, y experto en relaciones públicas, para presentar la película de tal manera que el público israelí no la interprete como pro palestina. Con este objetivo organizó una proyección especial con foro de debate incluido, para antiguos miembros del legendario servicio de Inteligencia, Mosad, otras fuentes de seguridad y altos oficiales del ejército, entre ellos antiguos jefes de Aman, los servicios secretos militares.

En dicha presentación, organizada con el apoyo del Centro de Políticas Antiterroristas de Hertzelia, su director y experto en el tema, Dr. Boaz Ganor, nos explicó: “La película eleva temas morales. Si el terrorismo es un acto criminal, deberíamos capturar al terrorista y juzgarlo. Sin embargo, si lo definimos como acto bélico, el método de asesinato dirigido entra en un nivel moral diferente. Esto aplica para ambas partes, atacar niños israelíes es inmoral, atacar soldados israelíes tiene un sentido moral distinto. Las ejecuciones dirigidas a los responsables del atentado de Munich fueron hechos de militares a militares, por eso entra en el nivel moral de un soldado al atacar otro soldado enemigo. Los que critican este tipo de represalias por ser contraproducentes, plantean la alternativa de la pasividad y simplemente esperar nuevos ataques.”

El Dr. Ganor no solo criticó a Spielberg sino al propio Mosad de los años setenta: “Lo que tampoco podemos ver en esta película son los desafortunados ataques del Mosad a líderes políticos en aquella época. En ese sentido, los ataques selectivos son tan condenables como el ataque a población civil. Hoy en día este tipo de ataques se hacen exclusivamente a líderes radicales.”

Con respecto a la situación en Europa, Ganor nos comentó: “Uno puede ser excelente en la lucha antiterrorista en una dictadura o respetar plenamente los valores liberales democráticos si no eres atacado por grupos terroristas. En relación al nivel de amenaza constante que sufre Israel, éste es un buen ejemplo de un país democrático que hace el balance correcto entre ambas cosas. En cambio Europa aún no ha despertado y me temo que va a despertar solo después de sufrir una ola más severa de ataques. Es solo una cuestión de tiempo. Si los Gobiernos europeos empezaran a prepararse antes de ser atacados llegarían al equilibrio deseado.”

Shabtai Shavit, ex director del Mosad, también estuvo en la premier y con una sonrisa incrédula en los labios nos explicó: “Todo lo expuesto en esta película es un total disparate. La realidad es mil veces más dramática.” -¿Incluso las escenas que describen persecuciones en España?- Le preguntamos. A lo que él respondió: “Me imagino que por motivos cinematográficos Spielberg decidió meter una escena así. También eso es un invento suyo.”

“Jonatan”, como muchos otros miembros pasados del Mosad, también expresó su indignación. En una entrevista publicada en el diario Yediot Ajronot, el agente que encabezó el comando que intentó vengar el atentado de Munich comenta: “La advertencia “inspirada en hechos reales” que aparece al principio de la película libera a Spielberg de toda responsabilidad histórica, permitiéndose contar hechos que nunca ocurrieron. Por ejemplo ninguno de los agentes israelíes involucrados en esa operación fue asesinado.”

También el último comandante en jefe del ejército israelí, teniente general Bugi Yaalon, se manifestó con respecto a la cinta: “El mayor problema es que los millones de espectadores la tomarán como documento histórico. Esto es lo único que sabrán de aquella operación. Según esta película nosotros somos los culpables de generar más actividad terrorista debido a nuestros operativos de defensa ¿Pero cuál es nuestra alternativa cuando bombardean poblaciones civiles, no reaccionar? A pesar de las buenas intenciones de Spielberg, no conoce este conflicto y la prueba es que pone a los agentes del Mosad y a los terroristas en el mismo nivel moral. Es cierto, al terrorismo hay que responderle con lo cabeza y no con el estómago, pero lo que él propone es simplemente no responder y así la solución del problema seguirá tan lejana como siempre.”

En un debate a puertas cerradas que tuvo lugar tras la proyección de la película, los agentes secretos y espías, muy indignados, coincidieron en un punto. Para colmo, el mensaje que quiso transmitir Spielberg al mostrar las torres gemelas en la última toma de la película, insinúa que hay relación entre sus actividades y el atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York.

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