El embrollo de la inmigración en EEUU

He aquí mi «compromiso» de inmigración: necesitamos regularizar la situación de 298 millones de residentes indocumentados de Estados Unidos. Ahora mismo, tenemos un malísimo acuerdo en comparación con la barrera de 15 millones sobre los miembros de la Comunidad Indocumentada Americana. Creo que 298 millones de nosotros en el segmento sobredocumentado de la población debería tener la oportunidad de ser indocumentado. ¿Sabe cuando el presidente Bush habla de toda esa gente indocumentada «viviendo en la sombra«? ¿No suena un poco agradable? Vivir en las sombras, sin agencias del gobierno que te molesten por los impuestos o las cifras o el papeleo.

La tesis de Mark Steyn, periodista canadiense y columnista de The Independent, es que basta intentarlo para darse cuenta. En el libro de Michelle Invasión recoge la historia de dos conocidos que en agosto del 2001 se metieron en un parking de un 7-Eleven en Falls Church, Va., en busca de un carnet de identidad falso procedente de una red de asistencia al extranjero-ilegal que se deja caer por allí.

Luis Martínez-Flores, que llevaba viviendo aquí ilegalmente desde 1994, les acompañó a la oficina de tráfico local y les proporcionó una dirección falsa y falsamente certificó que ellos vivían allí.

Al día siguiente, los dos tíos volvieron con dos amigos propios, y utilizaron sus propios carnets del estado nuevos y relucientes sobre los que la tinta no estaba seca aún para obtener a su vez carnets del estado nuevos y relucientes para sus camaradas.

Un par de semanas después, los cuatro utilizaban sus carnets de Virginia para embarcar en el vuelo 77 de American Airlines en el Aeropuerto de Dulles y cargar contra el Pentágono.

Piénselo. De extranjero indocumentado ilegal en el parking del 7-Eleven a residente legal del Estado de Virginia en apenas un par de horas. Guao. Diga lo que quiera de Luis Martínez-Flores, pero gestiona una operación eficaz.

En comparación, digamos que usted tiene dos niños de menos de cinco años, y que le gustaría traer una agradable niñera inglesa para cuidarles. Nombre, Mary Poppins. Buenas referencias, carácter impecable. Si presenta su solicitud hoy, existe una remota posibilidad de que el proceso pueda haber terminado antes de que sus hijos vayan a la universidad.

Teniendo en cuenta que la nueva ley «de compromiso» de inmigración aprueba retrospectivamente a todos los millones de personas que han pasado por el súper-eficiente sistema de inmigración de Luis Martínez-Flores, pero no hace nada por mejorar el esclerótico sistema de inmigración del gobierno norteamericano, tal vez sería mejor simplemente subcontratar toda la operación al señor Martínez-Flores y sus colegas. Ciertamente sería más barato.

La extensa red de apoyo Indocumentada Americana logra funcionar del maletero del coche de un parking, sin un montón de oficinas con aire acondicionado llenas de empleados de por vida con pensiones del gobierno, y teniendo en cuenta que el resultado directo es exactamente las mismas personas que habían estado viviendo aquí de todas maneras, ¿por qué no decantarse a la baja? Los inmigrantes legales de Estados Unidos sólo pueden envidiar la certera eficiencia del servicio que messrs. Hani Hanjour y Jalid Almihdhar recibieron en el exterior del 7-Eleven.

Todos los países desarrollados tienen problemas de inmigración, pero pocos llevan a cabo el debate entero de manera tan cándida como América: el propio presidente ha contribuido con un cargamento entero de banalidades sagaces, empezando con su línea de que «los valores familiares no se detienen en el Río Grande».

Cierto. Tampoco se detienen en el paralelo 49. O en la costa atlántica. O en el Pacífico. De modo que, ¿dónde se detienen los valores familiares? En la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración.

Si usted es un americano y se casa con una canadiense o una belga o una fijii, el gobierno norteamericano puede tardar años en lo que se supone que es una solicitud de inmigración compulsada, en el curso de la cual su esposa dependerá de varios documentos de naturaleza transitoria como «estancia avanzada», que la dejan a los designios de muchos excéntricos intérpretes de la ley norteamericana de inmigración en los aeropuertos y fronteras de la nación.

He aquí otro lugar donde se detienen los valores familiares: los escombros del World Trade Center. Deena Gilbey es una nacional británica cuyo difunto marido trabajaba en la planta 84: la mañana del 11 de Septiembre, en lugar de salir huyendo, él volvió el edificio para ayudar al evacuar a sus co-trabajadores.

Unos cuantos días después, la señora Gilbey recibe una carta del Servicio de Inmigración observando que puesto que ahora es viuda, su estatus de inmigración ha cambiado y que está obligada a abandonar el país junto con sus dos hijos (ambos ciudadanos norteamericanos).

Piense en eso: habiendo admitido legalmente en el país a los terroristas que mataron a su marido, la primera acción del gobierno norteamericano a propósito de haber facilitado su asesinato es añadir insulto a la dolorosa herida, sirviendo a su viuda una orden de deportación. ¿Por qué deberían ser los mexicanos ilegales los únicos beneficiarios de una tontada sentimental acerca de «valores familiares» a los que de otro modo el servicio de inmigración americano es destacadamente antipático?

¿Qué hay de «los trabajos que los americanos no desempeñan»? La mayor parte de ellos serían clasificados con más precisión como los trabajos que los patronos americanos no contratan americanos para hacer — es decir, en una cultura empresarial cada vez más onerosamente regulada, el estatus de inmigración de los empleados de uno se ha convertido en el medio más fácil de controlar los costes.

No veo motivo por el que esto vaya a cambiar, y teniendo en cuenta que, como principio de política, la ley de inmigración ilegal norteamericana no es implementada por el gobierno americano, es difícil saber porqué deberían implementarla los patronos.

Mientras tanto, el servicio de inmigración americano está actuando con firmeza contra los violinistas de repertorio clásico. No me pregunte el motivo. Presumiblemente, el concerto de violín de Brahms se encuentra en la categoría cada vez más reducida de trabajos que harán los americanos. En cualquier caso, la Halle Orchestra of Manchester, una de las mejores orquestas de Inglaterra, acaba de cancelar sus conciertos del 2007 en el Lincoln Center.

¿Por qué? Porque se exige que todos los 80 músicos mas las veinte personas del personal de apoyo — bajo las nuevas regulaciones «de seguridad nacional» — sean entrevistados personalmente en la embajada norteamericana de Londres antes de poder extender cada visado. No pueden ir todos a la vez en el autobús turístico: tienen que concertar citas individuales separadas por varias semanas.

Y no pueden acudir al consulado americano local en Manchester porque — y vale la pena saborear este detalle cinco años después del 11 de Septiembre — los ordenadores del consulado no pueden manejar datos biométricos. La orquesta calculó que en billetes de tren y estancias, obtener visados le costaría 80.000 dólares, y decidió que mejor cancelar la gira.

La buena noticia es que los socios del Lincoln Center no tienen que preocuparse de que el que toca la tuba tenga explosivos plásticos allá abajo. La mala noticia es que, si un criminal que toca la tuba pasa el sistema, Seguridad Nacional no podrá enviar por e-mail sus datos de vuelta al consulado americano en Manchester para una comprobación de rutina.

Se espera de nosotros ahora que creamos que este sistema será capaz de detener a intérpretes de cello molestos de 68 años de edad lo bastante como para procesar más de 10 millones de solicitudes de inmigración extra, y que además una agencia que no conserva ningún archivo fiable de entrada legal en Estados Unidos va a ser capaz de alguna manera de determinar si este o aquél extranjero indocumentado se encuentra en la categoría de válidos para amnistía basándose en leyes de conveniencia.

Vale, crea lo que quiera. Va a ser un buen ejercicio para tragar la amnistía de los próximos 40 millones alrededor del 2025.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído