El líder de Al Qaeda en Iraq ha muerto

El líder de Al Qaeda en Iraq ha muerto

(PD / Agencias).- Abud Musab Al-Zarqawi, el terrorista más buscado de Iraq, ha muerto. Así lo confirma CNN, de acuerdo a un comunicado hecho público por el primer ministro iraquí Nuri al-Maliki. Es el mayor éxito de Estados Unidos en Iraq desde que comenzó la invasión; la cabeza de al-Zarqawi tenía el nada despreciable precio de 25 millones de dólares.

La página web de la cadena CNN publica esta mañana la noticia:

«Abu Musab al-Zarqawi, el terrorista más buscado de Iraq, ha muerto, según un comunicado del Primer Ministro iraquí».

El líder de Al Qaeda en Iraq, el jordano Abú Musab Al Zarqaui, murió anoche en una acción conjunta del ejército estadounidense junto con el iraquí en el norte de Iraq. El primer ministro Nouri Al Maliki lo ha confirmado: «Zarqaui ha sido eliminado«. El terrorista estaba considerado como «el enemigo número uno de Estados Unidos en Iraq«. El Pentágono lo considera responsable de captar a los terroristas extranjeros que se suicidaban en Iraq, matando a cientos de personas.

Además, una fuente del Gobierno ha anunciado que uno de los mayores colaboradores de Zarqaui ha sido capturado. Este terrorista podría tener información crucial sobre la organización.

LA CNN DIO LA PRIMERA NOTICIA

Ahmad Fadil Nazzal Al-Khalayleh, más conocido como Abú Musab Al Zarqaui, de 38 años, es conocido por Estados Unidos como su enemigo número uno en Iraq. Desde 1991 fue relacionado con actividades terroristas por las autoridades jordanas, que lo encarcelaron y lo amnistiaron en 1999. Entonces, contactó con la cúpula de Al Qaeda en Paquistán. Tras entrenarse en Herat (Afganistán) y pelear contra las fuerzas de EEUU (mató a unos 80 soldados). Desde julio de 2003 está en Iraq.

Estados Unidos cree que es el responsable de captar a los terroristas extranjeros que se han suicidado en Iraq, matando a cientos de personas.

La noticia de la CNN dice textualmente:

«Prime Minister Nuri al-Maliki was expected to make a public announcement of the death, the details of which are unclear».

«Two Pentagon officials told CNN that the government is awaiting al-Maliki’s announcement in Baghdad before commenting on the report officially».

«One official says the Pentagon is not sure of how the death was confirmed and that there might need to be «additional forensics» done before they can be fully confident the terrorist leader is dead».

«Officials could provide no further details at this time».

EL SANGRIENTO CURRÍCULUM DE ZARQAWI

El principal dirigente de al-Qaida en Iraq, Abu Musab al-Zarqawi, que nació en Jordania, se ha atribuido varios ataques terroristas contra su país natal, incluídas las tres explosiones del 9 de noviembre en hoteles de la capital jordana que mataron a 63 personas, entre ellas tres atacantes suicidas iraquíes.

El grupo de al-Zarqawi ha reivindicado decenas de secuestros, decapitaciones y atentados suicidas en el vecino país de Iraq.

Esa organización rechaza la posición moderada de Jordania sobre el Islam, la antigua alianza jordana con Estados Unidos y el tratado de paz firmado por Ammán con Israel en 1994.

Una corte militar de Jordania sentenció a Al-Zarqawi a la pena capital en tres ocasiones por ataques terroristas, como el asesinato en octubre del 2002 del funcionario estadounidense.

SU VIDA COMO HOMBRE ANTES DE CONVERTIRSE EN MONSTRUO

El Jordano Zarqaui nació en Ahmed Fadel al Jalaila en Zarqa, una ciudad industrial pobre de Jordania rodeada por campos de refugiados palestinos.

Se crió en Ma’sum, un barrio obrero deprimido en el que los valores tradicionales y tribales combinan mal con la cultura del consumismo occidental y la rápida modernización. Al Zarqaui, de origen beduino, era tozudo, indisciplinado y rebelde, permanentemente enfrentado a su entorno social.

A los 16 años abandonó la escuela, se unió a una banda local y se convirtió en un matón. Arrestado por agresión sexual, pasó una breve temporada en la cárcel, donde entró en contacto con radicales religiosos. Cuando fue liberado, resultó fácil reclutarle para que se uniera a los muyahidin en Afganistán.

Según parientes y amigos, Al Zarqaui veía en la yihad antisoviética una forma honorable de huir de las barriadas de Oriente Próximo y una oportunidad de convertirse en héroe. Irónicamente, nunca alcanzó ninguno de esos objetivos.

AFGANISTÁN Y CHECHENIA, EN SU HOJA DE RUTA

Cuando llegó a Afganistán, en la primavera de 1989, ya era demasiado tarde para luchar contra el Ejército Rojo. Sin contactos ni un verdadero entendimiento de la política de los muyahidin, era básicamente un inadaptado.

En 1990 conoció en Peshawar a un distinguido pensador radical salafi, Abu Mohamed al Maqdisi, y se hizo amigo suyo. Pronto entablarían una relación simbiótica que duró una década. Según Fuad Hussein, un periodista jordano que los conoció a ambos, Al Zarqaui aprendió de Al Maqdisi la ideología fundamentalista.

Lo que le atrajo era la naturaleza intransigente y destructiva del salafismo radical, que rechaza tanto las realidades socioeconómicas y políticas occidentales como las árabes.

En 1993, Al Zarqaui y Al Maqdisi regresaron a Zarqa, donde empezaron a organizar una célula yihadista para derrocar al Gobierno jordano. Detenidos al año siguiente, permanecieron encarcelados cinco años. Fue durante su cautividad cuando se hicieron patentes las excepcionales cualidades de liderazgo de Al Zarqaui.

La tortura y el confinamiento en solitario no le hicieron desmoronarse; por el contrario, la crudeza de la cárcel avivó su determinación de desafiar a la autoridad.

«Era duro, difícil de tratar«, reconoce Sami al Majaali, ex director de la Autoridad de Prisiones de Jordania, un comportamiento que causaba admiración. «Los jóvenes que le rodeaban eran verdaderos combatientes yihadistas y le eligieron como líder«, recuerda un interno.

«Era un auténtico líder, un príncipe, como le llamaban los presos».

«Siempre éramos cautelosos al abordarle, sobre todo porque los tratos con cualquiera de aquellos convictos debían realizarse a través de él. Era nuestra principal preocupación; si cooperaba, los demás seguirían su ejemplo».

Liberado de la prisión gracias a una amnistía por la coronación del rey Abdulá de Jordania, Al Zarqaui se dirigió a Chechenia con un grupo de seguidores, pero acabó regresando a Afganistán. En 2000, en Kandahar, conoció por fin a Osama Bin Laden, que les invitó a él y a su grupo a unirse a Al Qaeda.


ENLACES RELACIONADOS:

El mito de Al Zarqaui

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído