La nueva jihad de las viñetas

Todos sabemos que los viñetistas pueden meterse en problemas graves por dibujar al profeta Mahoma, pero los viñetistas de todo el mundo se meten regularmente en graves problemas por dibujar todo tipo de cosas. Un viñetista de Irán está encarcelado por dibujar una cucaracha.

Cuenta Daryl Cagle que Mana Neyestani dibujó un niño hablando con una cucaracha; en la viñeta, el niño dice la palabra «cucaracha» de distintas maneras, y la cucaracha responde «¿Qué?» en el lenguaje azerí del norte de Irán. Mana tiene un montón de amigos y colegas azeríes, un grupo minoritario que constituye cerca del 25% de la población de Irán y que a menudo es el blanco de las bromas étnicas locales.

Se diría que los azeríes son hipersensibles; cuando vieron la viñeta de Mana, se manifestaron. Miles de azeríes ocuparon las calles para protestar por la viñeta; prendieron fuego a una oficina del diario y después lanzaron piedras contra edificios gubernamentales y de la policía, resultando en varios policías heridos. Docenas de alborotadores fueron detenidos. Mana y su editor fueron súbitamente despedidos de sus empleos en «Iran Friday», la edición de fin de semana de uno de los mayores diarios de Irán, que publicó una disculpa en portada durante tres días tras los disturbios.

Funcionarios iraníes culparon a América y a Israel de los disturbios alimentados por la viñetas, pero arrojaron a Mana y a su editor a la célebre Cárcel de Evin, en Teherán, donde esperan juicio bajo cargos de «insultar a la minoría azerí». La viñeta de la cucaracha de Mana fue publicada el 12 de mayo; el diario fue clausurado el 23, y espera el dictamen del tribunal con respecto a si puede o no reanudar las operaciones.

El fiscal jefe de Teherán, Saeed Mortazavi, lleva a la acusación del caso contra Mana y su editor. Mortazavi es famoso por clausurar cerca de 80 periódicos pro-reforma en Irán y se rumorea que hace méritos para ser el próximo Ministro de Justicia de Irán. También está en busca y captura en Canadá en conexión con el asesinato de una foto-periodista canadiense. Mortazavi ordenó la detención y el arresto de la fotógrafa Zahra Kazemi bajo cargos de «hacer fotografías de una cárcel»; ella murió tras ser apaleada y torturada. El Ministro canadiense de Asuntos Exteriores también acusa a Mortazavi de falsificar documentos para tapar su implicación en el caso.

The Canadian Press también cita al Primer Ministro Steven Harper, «Apelamos a la comunidad internacional para que utilice todos los medios de la ley disponibles para detener a este individuo (Mortazavi), y llevarle ante la justicia. No sé si veremos disponibilidad o capacidad para hacer eso, pero queremos dejar absolutamente claro que el gobierno de Canadá no abandona este asunto». Según la misma información de Canadian Press, Canadá condenó la aparición de Mortazavi en una conferencia de derechos humanos de Naciones Unidas esta semana y perdió por poco la oportunidad de extraditarle cuando pasó por alto una escala programada en Alemania a su viaje de vuelta a Irán.

Mi amigo Nik Kowsar me alertó de la historia de Mana. Nik solía ser el principal viñetista de Irán. Se escapó a Canadá tras recibir amenazas de muerte. Allá en Irán, Nik era juzgado y condenado recientemente in absentia a cuatro meses en la cárcel por insultar a funcionarios gubernamentales y clérigos. Nik me cuenta que el hermano de Mana, Touka, que también era uno de los viñetistas más célebres en Irán, ha confesado su profesión por miedo.

Llevo una popular página web de viñetas políticas en MSNBC.com, donde coloco las viñetas de Nik y solía poner el trabajo de Touka. El gobierno de Irán bloqueó recientemente el acceso a mi página, y he estado recibiendo correos electrónicos de lectores iraníes, preguntando dónde está la página y cómo encontrarla de nuevo.

Las viñetas son más poderosas que las palabras. Una viñeta en la página editorial dice más que las palabras que la rodean. La respuesta a las viñetas danesas de Mahoma sorprendió a Occidente, pero era de esperar para los viñetistas del Tercer Mundo, acostumbrados a ver reacciones de demencia a sus viñetas. El dibujo es una profesión peligrosa en gran parte del mundo, donde la respuesta aceptada a un insulto es la venganza. El hecho de que un asesino esté procesando a un viñetista debería ser visto como medida de la disfuncional sociedad de Irán.

La mayor parte de Occidente, del follón de las viñetas danesas de Mahoma, se quedó con la idea de que necesitamos ser más tolerantes con otras opciones religiosas, y que los dibujos de Mahoma deberían estar prohibidos por respeto a la sensibilidad de los musulmanes. Nada podría estar más equivocado, mientras contemplamos disturbios en respuesta a un dibujo de una cucaracha.

La lección a aprender de las viñetas de Mahoma, de Mana, de Nik y de otros muchos viñetistas que sufren reacciones irracionales en el Tercer Mundo a sus viñetas, es que los viñetistas están en primera línea a la hora de denunciar la represión, la intolerancia y el caos subyacentes en las sociedades totalitarias.

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