La Solución Final de Hezbolá

La unicidad del Holocausto no fue la determinación Nazi de matar a los judíos de Alemania, ni siquiera de la vecina Polonia. Otros genocidios, como los de los camboyanos con los turcos, buscaron limpiar zonas particulares de los denominados indeseables matándolos. La unicidad obvia del Holocausto fue el plan Nazi de «concentrar» a todos los judíos del mundo en el campo de la muerte y poner fin para siempre a «la raza» judía.

Subraya Alan M. Dershowitz que casi tuvieron éxito. Los Nazis concentraron a decenas de miles de judíos (mujeres, ancianos y bebés incluidos) procedentes de los cuatro puntos cardinales — desde la isla de Rodas y desde Salonika hasta ubicaciones desconocidas — con el fin de gasearlos en Auschwitz o en cualquier otro campamento de la muerte.

El líder oficial de los musulmanes palestinos, Haj Amin al-Husseini, gran muftí de Jerusalén, colaboró en el genocidio Nazi, declarando buscar «solucionar los problemas de los elementos judíos de Palestina y de los demás países árabes» empleando «los mismos métodos» en uso «en los países del Eje». Husseini, que pasó los años de la guerra en Berlín y que fue declarado criminal de guerra Nazi en Nüremberg, escribía esto en sus memorias:

Nuestra condición fundamental para cooperar con Alemania fue tener las manos libres para erradicar hasta el último judío de Palestina y del mundo árabe. Solicité a Hitler un logro explícito que nos permitiera solucionar el problema judío de modo adaptado a nuestras aspiraciones nacionales y raciales y según los métodos científicos aportados por Alemania en la gestión de sus judíos. La respuesta que obtuve fue: «Los judíos son tuyos».

Husseini planeaba un campamento de la muerte para judíos modelado a imagen de Auschwitz, a ubicarse en Nablús. Hablaba en Radio Nazi, haciendo llamamientos al genocidio de todos los judíos del mundo: «Matad a los judíos donde quiera que los encontréis — esto complace a Alá, a la historia y a la religión». El profesor Edward Said reconocía que este colaborador Nazi y antisemita genocida «representa el consenso árabe palestino» y que era «la voz del pueblo palestino». Yasser Arafat se refería a Husseini como «nuestro héroe».

Nunca antes o después en la historia del mundo, un régimen tiránico ha intentado asesinar a todos los miembros de un grupo racial, religioso, étnico o cultural concreto, sin importar donde vivan — hasta ahora. El objetivo de Hezbolá no es «poner fin a la ocupación de Palestina», ni siquiera «liberar todo Palestina».

Su objetivo es matar a los judíos del mundo. Escuche las palabras de su líder, el jeque Hassán Nasralah: «Si todos los judíos se concentran en Israel, nos ahorrarán el problema de tener que perseguirlos por el mundo» (NY Times, 23 de mayo del 2004, pág. 15, sección 2, columna 1). Nasralah es uno de los hombres más admirados del mundo árabe y musulmán hoy. Hitler hizo amenazas similares en el Mein Kampf, pero en gran medida fueron ignoradas. Nasralah tiene fama de mantener sus problemas.

Sus objetivos genocidas — matar a todos los judíos — quedan plasmados en dos declaraciones recientes. Ha advertido a los árabes y musulmanes que abandonen Haifa de modo que sus misiles maten exclusivamente a judíos. Y se disculpó de provocar las muertes de tres árabes israelíes en Nazaret cuando un katuysha alcanzó esa ciudad israelí religiosamente mixta. Hezbolá también trabajó de la mano con neonazis argentinos para volar por los aires un edificio comunitario judío, asesinando a decenas de judíos.

Nasralah es un Hitler moderno, que actualmente carece de la capacidad para perpetrar su genocidio. Pero es aliado de Irán, que pronto tendrá la capacidad de matar a los 5 millones de judíos de Israel. Escuche lo que el ex presidente de Irán ha dicho acerca de cómo utilizará Irán sus armas nucleares:

Hashemi Rafsanjani, el expresidente de Irán, ha amenazado a Israel con la destrucción nuclear, jactándose de que un ataque mataría hasta 5 millones de judíos. Rafsanjani estima que incluso si Israel responde lanzando sus propias armas nucleares, Irán apenas perdería probablemente 15 millones de personas, lo que dijo es «un pequeño sacrificio» de entre los mil millones de musulmanes del mundo.

Ahora escuche al presente presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, que niega el Holocausto Nazi pero pide un Holocausto moderno que «borre del mapa a Israel».

A pesar de estas amenazas antisemitas y genocidas, algunos de la extrema izquierda admiran a Nasralah y su organización racialmente racista, así como a Irán y su presidente antisemita. Otros no parecen tomarse en serio sus amenazas.

Por ejemplo, el destacado antisemita Norman Finkelstein ha declarado «echando la vista atrás, lo que más lamento es que ni siquiera defendiese en público con más ahínco a Hezbolá frente a la intimidación y el ataque terrorista».

El odio a los judíos de Finkelstein discurre tan profundamente que realmente ha dado a entender que su propia madre, que sobrevivió al Holocausto Nazi, podría haber colaborado con los Nazis. Si es así, la colaboración con el mal parece extenderse por la familia, porque Finkelstein se ha convertido claramente en colaborador del antisemitismo y el Nazismo de Hezbolá.

La página de Finkelstein está llena de propaganda de Hezbolá, incluyendo sobrecogedoras citas de los discursos de Nasralah. Noam Chomsky, que trabaja de cerca con Finkelstein, ha afirmado de Finkelstein que «es una persona que puede hablar con más autoridad y conocimientos sobre estos temas que cualquiera que se me pueda ocurrir».

El eje Irán-Hezbolá es la mayor amenaza a la paz mundial, a la supervivencia judía, a los valores occidentales y a la civilización. Aquellos que como Finkelstein apoyan a Hezbolá, e incluso aquellos que rechazan luchar contra ella, están en el lado equivocado de la historia. Son colaboradores con los islamofascistas — la versión del Nazismo de hoy en día.

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