El converso

Durante la Guerra Fría, a la Inteligencia americana le encantaba poner sus manos en los desertores del Comunismo. El motivo era que estas personas tenían la mejor información posible acerca de los planes del otro lado, información que ayudaría a América a derrotarlo.

Escribe Cal Thomas que en la presente guerra contra lo que el Presidente Bush ha llamado apropiadamente «fascismo islámico», los desertores son exactamente igual de valiosos.

The Israel Project, una organización internacional sin ánimo de lucro dedicada a la formación de la prensa y del público acerca de Israel, facilitaba recientemente a los medios entrevistas con un ex imán importante y experto en el Islam radical, y tuve oportunidad de hablar con él. Utiliza el alias de Sam Soloman a causa de las amenazas de muerte de aquellos a los que no hace feliz la información de la que él dispone acerca de sus planes para dominar el mundo.

Soloman fue educado en la tradición islámica y se convirtió en un «reclutador», que él dice que es una especie de profesor asistente. Una de sus responsabilidades era «lavar el cerebro a la gente con el Corán». Me dice «Los terroristas suicida atraviesan etapas, y la etapa más importante no es cuando se inmolan. La etapa más importante es integrarlos en la ideología [musulmana]. Una vez que están integrados en la ideología, el resto es fácil. Ése es el papel que yo tenía».

Soloman está en problemas por partida doble. No solamente renegó del Islam y de los objetivos de los terroristas, también se ha convertido en cristiano, lo que le etiqueta para morir. Nacido en Oriente Medio, visitaba Washington desde su país de adopción, el cual rehúsa nombrar con el fin de proteger a su familia.

Soloman habla con conocimiento de causa, credibilidad y convicción. Ha memorizado grandes porciones del Corán y me dice, «No hay un sólo verso en el Corán que hable de paz con los no musulmanes, con los judíos o con los cristianos. Islam significa sumisión. Islam significa rendición. Significa que te rindes y aceptas la hegemonía islámica sobre ti mismo…»

Le pregunto acerca de la mejor estrategia para combatirlo: «No se puede combatir simplemente por la fuerza. Es necesario que se combata ideológica y espiritualmente, [así como] a través de las armas».

Soloman afirma que los destacamentos de la ideología islámica son religiosos – seminarios, las madrazas (escuelas coránicas) y especialmente las mezquitas. «Desde el comienzo Mahoma utilizaba la mezquita para propagar esta ideología. La mezquita era donde se declaraba la jihad [y] desde donde se enviaba a las tropas a conquistar el resto del mundo. La mezquita era el lugar del gobierno, y los americanos aciertan en preocuparse acerca [de su crecimiento]».

Pide a los americanos que se informen acerca de las verdaderas enseñanzas del Islam y que no caigan en lo que los distintos grupos islámicos afirman que enseña. Soloman dice, «El libro islámico más sencillo que usted abra» enseña que todos los infieles son profanos. «A causa del texto [coránico] y de lo que dice, incita a la violencia».

Empieza citando versos de memoria, con demasiada rapidez para escribirlo todo. Uno es, «Masacra a los idólatras dondequiera que te los encuentres, y hazlos cautivos y asédialos y agazápate a la espera en toda emboscada». (Surah 9:5)

«Este tipo de táctica de sacar versos de contexto puede ser utilizada contra cualquier fe religiosa», afirma Ibrahim Hooper, portavoz del Council on American-Islamic Relations radicado en Washington, un grupo islámico de derechos civiles y defensa. «Puede y ha sido utilizada contra la Biblia y ha sido utilizada contra el Corán».


«Estos versos tratan de la verdadera experiencia de la comunidad musulmana en el momento en que estaban bajo ataque. No es una premisa general para salir a herir gente. Las únicas personas que lo toman de ese modo son los que desean promover hostilidad hacia el Islam y los musulmanes. Tendrían objeciones si se dijera lo mismo de su fe».

Sí, pero virtualmente todos los cristianos y todos los judíos denuncian al insignificante puñado que afirma ser judío o cristiano y utilizar sus «libros sagrados» para justificar la violencia contra otros como orden directa.

Preguntado si el Corán ordena el asesinato o la violencia contra todos los infieles, Alí Jan, director nacional del Consejo Musulmán Americano radicado en Chicago, respondía: «No. [Eso está] lejos de la verdad. No hay nada en el Corán, no hay ningún verso que yo conozca que defienda el asesinato de los infieles».

Los terroristas y aquellos que predican desde las mezquitas de todo Oriente Medio deben estar leyendo una versión distinta pues, porque virtualmente todos sus sermones que yo haya leído afirman que Alá quiere que maten a todos «los infieles».

Soloman afirma que los americanos tienen que exigir a la jerarquía islámica relevante, como la Liga Musulmana Mundial o la Unión de Imanes, una fatwa que deje claro «que esto no es a lo que se refiere el texto y que estos textos ya no están en vigor. Están caducados. Pero sí continúan en vigor y son válidos eternamente, entonces tenemos un problema serio en América».

¿Cuán serio? Él dice:

«se están infiltrando y minando todas las partes de esta sociedad. Estamos promoviendo hipotecas islámicas y compañías de seguros islámicas. Hay 29 bancos en Estados Unidos que promueven la banca islámica. Desde 1999, el Dow Jones ha lanzado el Dow Jones Islamic Index y se ha sometido a estar gobernado por una junta internacional de Sharia». (La Sharia es la ley religiosa del Islam esbozada en el Corán).

Soloman añade:

«Las organizaciones islámicas tienen sus misioneros y hay células activas y durmientes por todo el país». Menciona una, la Tablighi Jamaat, «una organización paquistaní que se ajusta como un guante a los wahabíes, sectas musulmanas cerradas conocidas por su estricta obediencia al Corán, y un rápido catalizador de al-Qaida y de otras formaciones del terrorismo. Solamente ellos tienen 1000 misioneros en Nueva York, 50.000 por todo Estados Unidos. Esto es solamente una organización. En 1994, cogí un mapa y empecé a clavar chinchetas. Descubrí que no hay ni un solo estado que no tenga mezquita. Desde entonces [la cifra] se ha incrementado».

Los americanos tienen que superar su resistencia natural a pintar todos los miembros de un grupo con una misma brocha y darse cuenta de nuestro fallo a la hora de actuar contra este peligro claro y presente en los modos en que Sam Soloman recomienda, o nos llevará a un desastre para nosotros que es mucho peor de lo que hubieran imaginado nuestros enemigos de la Guerra Fría.

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