Excusa tras excusa

¿Qué es lo que hace que dos docenas de musulmanes británicos quieran volar por los aires a miles de pasajeros inocentes en dos aviones comerciales? ¿Por qué planea al-Qaida matar civiles cada hora? ¿Y por qué el Irán el rico en petróleo quiere «borrar del mapa» a Israel? Según Victor Davis Hanson y en pocas palabras: es el viejo juego de las culpas, uno que ha tomado múltiples formas a lo largo del último siglo.

Hace tiempo, el manido lloriqueo de los islamistas era que los colonialistas europeos y los hombres de las petroleras americanas manipulaban el comercio global para «robar» a Oriente Medio su riqueza natural. Pero cuando el precio del crudo saltaba de alrededor de unos caros 25 dólares el barril hasta unos exorbitantes 75 dólares el barril, se mantuvieron muy callados.

Recientemente, los exportadores petroleros de Oriente Medio han ingresado 500 mil millones de dólares extra cada año en una avalancha de beneficios más allá de los antiguos ingresos lucrativos. Es una de las mayores, más súbitas – y menos destacadas – transferencias de capital de la historia.

Otra vieja excusa para la furia islamista era en la afirmación de que Occidente había favorecido a los autócratas – el Shah, la Casa de Saud, la familia real kuwaití – en un deseo cínico de combustible barato y para respaldar a aliados anticomunistas fuertes.

Parte de esa queja era cierta, ciertamente. Pero desde el 11 de Septiembre, América ha asegurado la democracia en Afganistán, gastado miles de millones y más de 2500 vidas en impulsar la libertad en Irak, presionado a Siria para abandonar el Líbano e invitado a reformarse a aliados veteranos de Egipto y el Golfo. Por todo esto, ahora somos considerados crudos intervencionistas, hasta cuando nuestros esfuerzos bien pueden abrir el camino a que los radicales musulmanes ganen legitimidad a través de plebiscitos.

Los islamistas se han quejado y continúan quejándose hoy de manera petulante acerca de los infieles occidentales que se esparcen por tierras musulmanas. Osama bin Laden atacó a causa de las tropas americanas destacadas en Arabia Saudí, o eso dijo. Hamas y Hezbolá recurrieron al terror para liberar Gaza, el Líbano o el West Bank, o eso dijeron.

Pero aún así, no ha cambiado absolutamente nada desde que Estados Unidos retirase sus tropas de combate de Arabia Saudí, o después de que los israelíes se fueran de Gaza o el Líbano y anunciaran planes de retiradas de zonas del West Bank. Mientras tanto, el gobierno iraquí electo quiere que los soldados americanos permanezcan más tiempo (al tiempo que las últimas encuestas de opinión sugieren que el público americano no está de acuerdo).

A continuación está el lamento de que Occidente trata injustamente a sus inmigrantes musulmanes, a pesar de las pruebas de lo contrario. Después de todo, los musulmanes construyen mezquitas y madrazas por toda Europa y Estados Unidos; pero los cristianos no pueden practicar en Arabia Saudí o tener misioneros en Irán. Los residentes o los inmigrantes occidentales en la mayor parte de las naciones árabes no se atreverían a manifestarse en favor de Israel. Pero en Michigan la semana pasada, enormes tumultos árabes americanos cantaban «Hezbolá» – a pesar del largo historial de asesinar americanos que posee la organización terrorista.

Otro motivo de descontento islamista es que Occidente apoya exclusivamente Israel. De nuevo, eso no es cierto ni de lejos. Los europeos concedieron ayuda a montones a la OLP y Hamas, y su hostilidad hacia Israel está más que demostrada. Estados Unidos no pone pegas a ayudar a Israel, pero también concede enormes cantidades de dinero a los palestinos, a Egipto (50 mil millones de dólares hasta la fecha) y a Jordania. Y sin Estados Unidos, Kuwait sería la decimonovena provincia de Irak, los Talibanes gobernarían Afganistán, Saddam y sus hijos aún masacrarían kurdos, y no quedaría ningún musulmán en Kosovo o Bosnia.

Lo que sin embargo Estados Unidos no puede hacer para complacer a los islamistas es cambiar su carácter liberal y su tradición de tolerancia occidental. ¿Y no es eso el verdadero motivo detrás de estos presuntos agravios y heridas fantasma: el intenso dinamismo de la cultura occidental que avanza libre, y la americana en particular?

Tanto su marabunta de revistas femeninas y rock punk como su impresionante producción literaria, arte, comercio o tecnología, saturan hoy el mundo. ¿Y por qué no? El individualismo radical americano apela al deseo humano de libertad y expresión sin cortapisas. La occidentalización atrae a la mayor parte de los jerarcas, especialmente en el reaccionario mundo del fundamentalismo islámico, donde el mulá, el patriarca familiar o el autócrata estatal son incapaces de competir con ello. Las comunicaciones instantáneas también han llevado a una insegura sociedad de Oriente Medio visiones de primera mano de lo mucho más rico, libre y tolerante que es el mundo exterior cuando es democrático y transparente.

Pero en lugar de proporcionar un estímulo para la reforma, estas revelaciones solamente provocan la envidia y la rabia de millones a los que se aconseja que la igualdad con Occidente se encuentra en su lugar volviendo con más ahínco a la pureza religiosa del siglo VII.

De modo que los trillones en petrodólares o los miles de millones en concesiones y ayudas no importan. A menos que cambiemos nuestro carácter mismo, o de que Oriente Medio logre el éxito y la confianza a través de la reforma económica y democrática de corte occidental, cuente con más violencia y más manidos chivos expiatorios por parte de descontentos radicales, desde el Líbano hasta Londres – y mucho más allá.

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