Bush opina que Maliki es el tipo que hace falta en Iraq

Bush ha asegurado este jueves al primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, que las tropas estadounidenses permanecerán en Iraq «hasta que el trabajo se haya completado». El presidente de Estados Unidos ha aprovechado la reunión que ha mantenido en Amán con Al Maliki en su gira por Oriente Proximo para escenificar su apoyo al Ejecutivo iraquí: «Es el hombre que necesitamos en Iraq, un líder fuerte».

El informe aconsejaba que si Al Maliki no pude aplicar las medidas necesarias para que la situción mejore en su país, será preciso ayudarle, pero también presionarle más. También contemplaba la posibilidad de una retirada gradual de 15 brigadas de combate. En este marco, los dos líderes se han reunido esta mañana en la capital jordana para intentar encontrar vías para solucionar la convulsa situación de Irak, devastado por la violencia sectaria.

Y las declaraciones efectuadas por el presidente Bush, en la mañana de este jueves, no se parecen en nada a lo aconsejado en el informe. Al salir de la reunión, ha dicho que las tropas estadounidenses seguirán en Iraq el tiempo necesario para cumplir con éxito su misión y «el tiempo que el Gobierno nos quiera allí». También ha subrayado su apoyo al primer ministro y a su Gobierno de unidad nacional y ha dicho estar dispuesto a hacer los cambios necesarios para que ese apoyo sea más efectivo.

La cena, suspendida por las presiones a Maliki

Ambos han mantenido un desayuno de trabajo a solas tras suspenderse este miércoles el encuentro que iban a mantener con el rey de Jordania, Abdalá II. La entrevista tuvo que ser suspendida por las presiones sobre el Gobierno iraquí. El encuentro no gustaba a casi nadie en Iraq, pero menos que nadie al clérigo radical chií Muqtada al Sáder. Los diputados y miembros del Gobierno pertenecientes al grupo de Al Sáder abandonaron el Gabinete de Maliki en señal de protesta. Tras suspenderse este encuentro, no obstante, ambos mantuvieron una cena con el anfitrión de la reunión, el rey jordano.

Este jueves han desayunado juntos y luego se reunirán a solas. La reunión viene marcada también por la filtración de un informe confidencial en el que se duda de la capacidad de Al Maliki para aplicar las medidas necesarias para solucionar los problemas de su país, por lo que habría que ayudarle, pero también presionarle más. Las dudas del presidente americano sobre la capacidad del primer ministro iraquí para conducir la situación tampoco ayudan demasiado al clima de las conversaciones.

Según ha informado el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, durante el desayuno y las reuniones posteriores, se hablará de cómo restablecer la seguridad en Iraq, tras lo cual ofrecerán una rueda de prensa conjunta. Uno de los objetivos es que el primer ministro iraquí frene a las milicias, como la de Muqtada al Sáder, que se toman la justicia por su mano una vez que se ha producido un atentado. Es lo que ocurrió la semana pasada, después de que un atentado suicida costara la vida a más de 200 chiíes en Bagdad. Las milicias chiíes han efectuado actos de represalia contra los suníes que han causado igualmente decenas de víctimas.

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