Al Qaeda quiere un Madrid americano

La grabación más reciente del mando de Al Qaeda en Irak — difundida apenas 48 horas después de las elecciones americanas al Congreso -envía una señal clara a los expertos en la mentalidad estratégica jihadista: Al Qaeda y sus consejeros en todo el mundo quieren provocar un Madrid americano.

Revela Walid Phares, experto en terrorismo, fundamentalismo islámico y movimientos yihadistas, que la grabación más reciente del mando de Al Qaeda en Irak — difundida apenas 48 horas después de las elecciones americanas al Congreso — envía una señal clara a los expertos en la mentalidad estratégica jihadista:

Al Qaeda y sus consejeros en todo el mundo quieren provocar un Madrid americano. Retratando a Estados Unidos como un toro sangrante en estado de confusión, el mando estratégico proyecta su deseo de ver destruida la voluntad de América.

El video intenta lo siguiente:

1. Convencer a los jihadistas de que Estados Unidos está derrotado ya en Irak y más allá. Mientras que sobre el terreno no ha tenido lugar ninguna inversión del equilibrio de poderes, la maquinaria propagandística jihadista vincula el cambio en política nacional con la retirada de Irak. Proyecta el cambio de Washington como un terremoto del proceso político en Bagdad y la política exterior de América. Llamativamente, otros en la región también están «anunciando» la inminente derrota de América en la guerra contra el terror. Hassán Nasralah, de Hezbolá, anunciaba: «Los americanos se van, y sus aliados pagarán el precio».

2. Extender el caos político en casa. Los jihadistas retratan la toma Demócrata del Congreso y la dimisión del Secretario de Defensa Donald Rumsfeld (y tal vez de otros) como señales del debilitamiento de América en la resolución de combatir el jihadismo. El vídeo tiene potencial como para frustrar a la ciudadanía americana si no es interpretado adecuadamente por los expertos. Los americanos podrían acabar estando seguros de que el mensaje refleja la situación en Oriente Medio y que es el resultado lógico del fallo político americano. Si la administración Bush y los nuevos líderes del Congreso no responden al vídeo adecuadamente, podría surgir algún «caos» de este tipo.

3. La terminología utilizada en la grabación es un indicador contundente de que la red política de al Qaeda depende de cerebros educados en Occidente, familiarizados con los procesos políticos en Estados Unidos, y que sirven de consejeros políticos a los jihadistas. Un emir normal de al Qaeda no utiliza el término «líder sin posibilidad de reelección».

Es más probable que un colectivo radicado en Estados Unidos, que comprende el impacto de la jerga política en la audiencia, haya sugerido el uso de esta palabra. El uso del término batta arjaaa (líder sin posibilidad de reelección) por parte de Abú Hamza al Muhajir sorprende a cualquier usuario natal del árabe. Este vocablo no existe en la cultura árabe, por no mencionar la retórica jihadista. Su uso es otra prueba más de la americanización que ha sufrido la jihad.

Por tanto, al Qaeda utiliza el término como arma — algo solicitado casi seguro por los cerebros jihadistas que operan desde el otro lado del Atlántico.

De modo que, ¿qué quieren lograr los redactores de discursos a través de este tipo de grabaciones? Pretenden mermar la moral del público americano en el momento en que está teniendo lugar en el gobierno norteamericano una reorganización.

A juzgar por las concepciones jihadistas, la grabación de al Muhajir y las declaraciones hechas por otros, los islamistas radicales envían el siguiente mensaje: se agradece que los americanos retiren el partido de Bush de la dirección del Congreso, que los jihadistas atribuyen a la guerra contra el terror en lugar de a problemas nacionales americanos. La grabación de Al Qaeda dice a los ciudadanos de Estados Unidos que fueron sabios al responder positivamente al mensaje anterior de Osama bin Laden.

Las palabras de Al Masri pretenden convencer al público americano de presionar a los legisladores recién elegidos para que retiren las fuerzas americanas de Irak con rapidez.

En pocas palabras, al Qaeda quiere un Madrid americano: quiere un cambio de poder en enero acompañado de un cambio de determinación nacional, no solamente un cambio de curso dentro de Irak.

En los chats de los salafistas, los representantes explicaban a su audiencia que la victoria del Partido Demócrata en el Congreso significa que América ahora está dividida y que al Qaeda puede presionar para crear más grietas en el sistema — al igual que ha hecho con éxito en España.

Los operadores del foro, emulando la grabación de al Masri, no solamente afirman que «estamos haciendo que sus soldados huyan de Irak» sino que «estamos haciendo que sus ciudadanos huyan de su propio suelo» aludiendo al resultado electoral de noviembre.

Prometen más matanzas en Irak, destruir la voluntad de los americanos en casa, y que el nuevo Congreso, buscando cumplir una de sus promesas electorales, obligará a la administración Bush a hacer sus maletas y salir de Oriente Medio.

En Washington, ni la administración ni los nuevos líderes congresistas respondieron con seriedad al mensaje de al Qaeda. Un gran error; ignorar el discurso ayudará a convencer a los jihadistas de que América está dividida y de que se tambalea, y ayudará a instarles a atacar más, no solamente en Irak sino también dentro de Estados Unidos.

El trato silencioso juega a favor de los combatientes salafistas: no solamente les lleva a creer que están en lo cierto y que su estrategia está funcionando; igual que Alá había aplastado a los soviéticos en Afganistán, ahora ha dividido a los americanos.

Por tanto, es imperativo que Washington contraataque de manera unida en cada ocasión que se plantee. Tiene que decir a los que sueñan con un califato del terror que la democracia americana no servirá como arma para derrotar a la libertad en todo el mundo.

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