Dura ofensiva contra Al Qaeda en plena polémica sobre el regreso de tropas

Mientras las tropas estadounidenses e inglesas lanzaban una nueva ofensiva sobre Irak, la cuenta atrás parece haber comenzado para el presidente Bush. Este viernes se reunió con varios miembros del Congreso norteamericano con la intención de seguir barajando las ideas que los representantes demócratas y republicanos puedan aportar para un inminente cambio de rumbo en el país árabe.

El encuentro se produjo dos días después de que el informe de recomendaciones del Grupo de Estudio levantara iras y pasiones entre la comunidad internacional.

En Iraq, los combates se intensifican. La Casa Blanca dejó entrever este viernes que el presidente pasará la semana que viene discutiendo con varios consejeros posibles alternativas, con la idea de hacer pública la nueva estrategia antes de Navidad.

A pesar de la presión, Bush mantiene su distancia de algunas recomendaciones clave de la comisión bipartidista, que reitera la necesidad de un cambio completo en Irak o la zona se sumergirá en un completo caos.

Bush planea encontrarse con sus secretarios de Estado y Defensa la próxima semana, así como con el embajador estadounidense en Irak, Zalmay Khalilzad, y otros expertos.

Según daba a entender Dana Perino, portavoz de la Casa Blanca, «el presidente recopilará toda la información para cambiar de rumbo en la zona como él sabe que debe de llevarse a cabo».

Perino añadió que el mandatario espera poder dar un discurso antes del 25 de diciembre, aunque «no se puede asegurar a ciencia cierta».

En el Capitolio, la mayoría de los senadores estadounidenses han respaldado el informe Baker, salvo contadas excepciones como la del republicano John McCain, que lo tachó de una receta para la derrota.

Durante la presentación del estudio, el pasado jueves, el senador dijo que los planes propuestos por ese grupo de 10 personas no funcionarán. «Creo que la receta presentada nos llevará a nuestra derrota en Irak tarde o temprano», dijo McCain.

«Replegar las tropas»
Sin embargo, desde las filas demócratas las cosas se ven de otra forma. El senador demócrata por Illinois Dick Durbin manifestó su esperanza de que las decisiones se orienten en la misma dirección que las del informe.

«Hay que empezar a mover las tropas americanas, replegarlas fuera de Irak y comenzar a traerlas a casa», señaló Durbin, quien además apostilló que esto no supone pedir permiso a los iraquíes, sino darles una señal de que deben ser ellos los que comiencen a tomar el control de la seguridad de su país y «asegurar su propio futuro», al tiempo que se prepara una nueva vía diplomática en Oriente Próximo.

La que será portavoz de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aseguró que «es la hora de llevar a cabo cambios», y no dudó en garantizar que Bush había admitido durante su reunión con los congresistas que era necesario entablar nuevas tácticas.
Aún así, parece que Bush se ha mostrado reacio a acatar los puntos clave del documento.

Promover una nueva ofensiva diplomática que incluya a Siria e Irán a participar en la solución del conflicto podría considerarse un plan descabellado si se tienen en cuenta las relaciones diplomáticas estadounidenses con Damasco y Teherán, además del control que el grupo de presión judío ejerce sobre la Administración Bush.

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