(Agencias).-En medio del atolladero en que se encuentran las tropas estadounidenses en Iraq, nuevas voces se oponen este lunes a un incremento de fuerzas como fórmula para frenar las acciones de la insurgencia contra los ocupantes.
En declaraciones a la televisora CBS, el ex secretario de Estado Colin Powell calificó de grave la situación en el país árabe, donde el Pentágono mantiene unos 150 mil soldados.
«Es grave y se está deteriorando, y nosotros no estamos ganando, estamos perdiendo»
afirmó Powell, uno de los arquitectos de la agresión a Iraq, desatada en marzo de 2003.
«No estoy convencido de que enviar más tropas a Bagdad para terminar con la violencia sectaria, la guerra civil, pueda funcionar»
precisó el ex funcionario, quien encabezó la diplomacia norteamericana de 2001 a 2005.
Powell afirmó que si él estuviera aún al frente del Estado Mayor Conjunto, cargo que ocupaba durante la llamada Guerra del Golfo (1990-1991), su primera pregunta a quien sugiriera incrementar las fuerzas sería qué misión tendrían que cumplir esos uniformados.
El general retirado consideró que el Ejército estadounidense no debe ser utilizado como fuerza policial urbana para garantizar la seguridad de Bagdad.
En sintonía con las declaraciones de Powell, los senadores demócratas Harry Reid y Edward Kennedy rechazaron el posible incremento de efectivos en Iraq y abogaron por una nueva estrategia para favorecer el retorno de las tropas a casa.
«La guerra no será ganada militarmente. Sólo puede ser ganada políticamente»
comentó Reid a la televisora ABC.
«Tenemos que entender que lo que sucede allá es el caos absoluto. Ese país se cae a pedazos… la primera prioridad es proteger a las tropas estadounidenses y no dejar que se vayan por el caño»
declaró Kennedy a Fox News.
Funcionarios del Pentágono citados en días recientes por medios noticiosos precisaron que el gobierno del presidente George W. Bush pudiera ordenar el envío adicional de entre 20 mil y 50 mil soldados, contrario a lo sugerido por el Grupo de Estudios sobre Iraq.
El panel bipartidista, co-presidido por el ex secretario de Estado James Baker y el ex senador Lee Hamilton, recomendó el retorno de las tropas norteamericanas a casa, repliegue que debería consumarse para el primer trimestre de 2008.
