(PD/Agencias).- Dicen que serán «buenas», pero todo indica que serán muy malas para el mundo. El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, desvelará mañana las «buenas noticias» que anunció recientemente sobre el desarrollo del programa nuclear del país, en un acto en la central de Natanz para conmemorar el Día de la Energía Nuclear.
Según informaron hoy los medios iraníes, el presidente asistirá mañana en Natanz a las celebraciones con motivo de ese día, que marca el primer aniversario de la fecha en que sus científicos consiguieron enriquecer uranio por encima del umbral necesario para producir combustible nuclear para reactores civiles (el 3,5 por ciento).
Las autoridades de Teherán han organizado además la visita de representantes de los medios de comunicación a la planta de enriquecimiento de Natanz en coincidencia con la visita del presidente iraní.
Ahmadineyad aseguró el 1 de abril que los iraníes recibirán «pronto buenas noticias sobre el éxito» en el desarrollo del programa nuclear de su país, aunque no proporcionó más detalles.
También el director del Organismo de Energía Atómica de Irán (OEAI), Gholam Reza Aghazadeh, dijo el 3 de abril, al inaugurar las nuevas unidades logísticas de la central de Bushehr, que la semana próxima se dará a conocer «una buena noticia» sobre las actividades nucleares.
Aunque se desconoce cuáles serán esas «buenas noticias», la agencia semioficial Fars indicaba hoy que el presidente podría anunciar la instalación y puesta en funcionamiento de una cascada de 3.000 centrifugadoras en la planta de Natanz.
A bajos niveles, en torno al 3,5 por ciento, el enriquecimiento de uranio produce combustible para los reactores nucleares de uso civil, aunque a niveles muy altos, cercanos al 90 por ciento, puede proporcionar el núcleo de fisión de una bomba atómica.
De acuerdo con los últimos informes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) la planta de enriquecimiento de Natanz cuenta actualmente con 1.000 centrifugadoras en diferentes grados de instalación.
Irán había previsto instalar y poner en funcionamiento 3.000 centrifugadoras en mayo de 2007, pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU para que suspenda su programa de enriquecimiento de uranio.
En la última resolución del Consejo del pasado 24 de marzo, se exige a Irán que suspenda sus actividades de enriquecimiento de uranio, así como la fabricación de un reactor de agua pesada, y aclare las dudas del OIEA sobre los fines pacíficos de sus actividades en esta materia.
Bajo el capítulo 41 de la Carta de la ONU, que no contempla la intervención militar, la resolución dictamina una serie de nuevas sanciones si el régimen de Teherán no cumple en 60 días con estas demandas internacionales.
Sin embargo, el ministro de Exteriores iraní, Manucher Mottaki, dijo que la resolución va más allá del programa nuclear y aseguró que la «intimidación» no hará cambiar la actitud de su Gobierno.
También el principal negociador nuclear iraní, Ali Lariyani, aseguró el pasado jueves -tras mantener una conversación telefónica con el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana- que su país sólo está dispuesto a dialogar sobre la «no desviación» de sus actividades nucleares pacificas.
«La cuestión de la suspensión (de enriquecimiento de uranio) no puede ser, por ser ilógica, la condición previa del diálogo ni su resultado», dijo Lariyani a Solana, según una fuente oficial.