(PD/Agencias).- La primera oportunidad de que Turquía tuviera un presidente islamista quedó ayer bloqueada abruptamente. En un 1 de mayo de gritos y banderas rojas, de tanquetas policiales y tiros al aire -más de 600 detenidos sólo en Estambul-, Turquía se sumergió ayer en su peor crisis política en una década.
El jefe del Gobierno, Recep Tayyip Erdogan, anunció anoche, en un enérgico gesto para superar la crisis, la convocatoria de elecciones legislativas adelantadas al 24 de junio o el 1 de julio. La actual legislatura expira en noviembre.
Erdogan también se comprometió a impulsar una reforma constitucional para que el jefe del Estado sea elegido por los ciudadanos en las urnas, para un mandato de cinco años renovable por otros cinco, y no por el sistema indirecto actual de designación parlamentaria para un mandato de siete años.