Soy Harry… dispara terrorista

(PD/Agencias).- Los británicos no son asequibles al miedo. Cuando el enemigo aprita, se echan para delante. Las amenazas de muerte de los terroristas iraquíes hacia el príncipe Enrique de Inglaterra (quien en breve será destinado como oficial a Irak), han causado que los soldados británicos que parten hacia ese país hayan comenzado a vestir camisetas con el lema I’m Harry (Yo soy Quique).

Como subraya el rotativo londinense Daily Mirror, desde hace ya casi medio siglo una de las secuencias más legendarias, impactantes y hermosas de la historia del cine. Frente a las legiones de Craso que acaban de derrotarles, los esclavos se niegan a entregar a su jefe y cabecilla Kirk Douglas y dan el do de pecho al grito solidario de «Yo soy Espartaco».

Sabido es que, a menudo, mucho más a menudo de lo que podamos darnos cuenta, la realidad supera, y con creces, a la ficción, aunque ésta lleve el sello de dos de los grandes genios y mitos del Séptimo Arte, el director Stanley Kubrick, y el popular y macizo actor de origen ruso.

Aunque en esta ocasión, la cruda (y no es necesariamente una referencia al petróleo) realidad esté protagonizada por alguien que también tiene parangón ficticio y literario, el príncipe valiente o, lo que es lo mismo, el príncipe Harry de Inglaterra, tercero en el orden de sucesión al trono británico, que en breve será destinado a Irak, donde la insurgencia ya le ha puesto en la diana de su ira fundamentalista, alguno de cuyos líderes ha asegurado que uno de sus objetivos prioritarios sería «capturar a Harry».

De momento, parece que la partida del príncipe Harry se ha demorado, con vistas a que la unidad en la que se integrará en Mesopotamia tenga tiempo suficiente de habituarse al terreno y de familiarizarse con las maniobras enemigas, con el fin de que los riesgos que corra sean menores, según informaba ayer mismo el tabloide «The Sun».

Mientras llega ese día, y mientras los británicos han tenido que digerir la muerte de doce militares compatriotas durante el pasado mes de abril, el Reino Unido vive una nueva campaña espartaquista de solidaridad y de camaradería, en forma de camiseta como la que muestra la imagen, que se ha puesto a la venta en e-bay, en edición limitada, por un precio cercano a los treinta euros.

El vendedor señala en la página web que si los soldados se ponen la camiseta en Irak los insurgentes quedarán confundidos y no sabrán a quien asesinar. Parte de los beneficios de las ventas, indica, irán a un fondo de beneficencia del Ejército británico.

«I´m Harry» («Yo soy Harry», clara referencia a «Espartaco») se lee en las letras impresas en ella, junto a una temible y desasosegadora diana. Pero, además de su comercialización, la prenda será usada por los compañeros de regimiento del príncipe inglés, en un gesto de ardor guerrero y de amor patrio henchido el corazón, pero también de desafío a las siniestras amenazas vertidas contra el hijo del príncipe Carlos.

La camiseta, de color verde caqui, lleva las letras en rojo. Sobre el nombre del príncipe aparece una diana, en alusión humorística a la amenaza que pesa sobre Enrique. Un oficial del Ejército no identificado ha declarado al rotativo que «es normal que los soldados se hagan camisetas para cada misión y también por apoyarse unos a otros. El príncipe Harry, en tanto que oficial joven, es muy respetado por sus camaradas y también por lo que está haciendo en las Fuerzas Armadas».

La papeleta (menudo papelón, a la altura del mismísimo Kirk Douglas) para el Ejército y los servicios de inteligencia de Su Graciosa Majestad está servida. Que no olviden que en Hollywood los guiones se adaptan a las exigencias y los gustos del gran público. Pero lo de Irak, tristemente, tiene toda la pinta de ser otra película.

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