Al Qaida insta a los musulmanes a que apoyen a Hamás «por todos los medios»

(PD/Agencias).- En Oriente Próximo cada cual toma partido por los suyos y Al Qaida no se queda atrás. La lucha contra Occidente, contra la presencia de tropas occidentales en los países de la región y contra la «usurpación» de Palestina, figura entre sus prioridades.

El número dos de la organización terrorista que lidera Osama bin Laden, Ayman Zawahiri, hizo ayer un llamamiento a los musulmanes de todo el mundo para que apoyen sin reservas a Hamás.
En una grabación de audio que se colgó en una página islamista de internet, Zawahiri propone a los musulmanes que apoyen a Hamás por todos los medios a su alcance, ya sea con dinero, con armas o atacando los intereses de Estados Unidos e Israel donde quiera que sea.

Los expertos no cuestionan la autenticidad de la grabación, ni dudan de que se trata de una filmación muy reciente, y señalan que el mensaje representa un cambio significativo en la política de Al Qaida con respecto a Hamás.

Al Qaida, en efecto, había criticado con saña a los fundamentalistas palestinos por haber cedido a las presiones de Fatah y haber formado un gobierno de coalición con el partido del presidente Mahmud Abbás.

El mensaje del egipcio Zawahiri indica que Hamás, tras el reciente «golpe de Estado» en la franja de Gaza, ha vuelto al redil de las ideas que defiende A Qaida y por lo tanto hay que ayudarla a consolidar una entidad islámica en Gaza que no renuncie a la lucha armada y combata a los sionistas.

«Hoy hemos de apoyar a los muyahidin -guerreros musulmanes- en Palestina, incluyendo a los muyahidin de Hamás, a pesar de los errores que sus líderes han cometido en el pasado», dice Zawahiri.

«Tomar el poder -como ha hecho Hamás- no es un fin en sí mismo sino un medio para aplicar la palabra de Dios en la tierra», es decir la ley islámica, afirma el número dos de Al Qaida antes de instar a todos los milicianos musulmanes a unirse y prepararse ante el próximo ataque de Occidente, una «cruzada» en la que también participarán Egipto y Arabia Saudí.

El mensaje se difundió el mismo día en que se celebró en Sharm el-Sheij, en la península del Sinaí, una cumbre cuatripartita en la que participaron Abbás, el primer ministro Ehud Olmert, el Rey Abdalá de Jordania y el presidente egipcio Hosni Mubarak.

Al término del encuentro, Olmert pronunció una alocución en la que extendió la mano a los palestinos prometiendo que a partir de ahora tomará algunas medidas para mejorar la situación de la población de Cisjordania, en poder de un gobierno leal a Abbás.

La cumbre fue una reunión destinada a aislar a Hamás después del reciente «golpe de Estado», un «golpe de Estado» raro puesto que lo ha dado un gobierno elegido democráticamente en las urnas.

Entre las medidas que Olmert prometió llevar a cabo figuran la de liberar a 250 prisioneros de Fatah con condenas leves, «sin sangre en sus manos», y la de liberar fondos palestinos en poder de Israel.

Sin embargo, en Cisjordania hay más de medio millar de controles militares que tienen confinados a los palestinos en sus ciudades y pueblos, y este grave problema no se resolvió.
Olmert repitió la posición tradicional de los últimos gobiernos en el sentido de que Israel no quiere imponer su fuerza sobre los palestinos, pero no dio ninguna indicación de cuando piensa poner fin a la ocupación militar.

Medidas intrascendentes

Tampoco se refirió a la expansión de los asentamientos judíos que hay en Cisjordania, una expansión que ni siquiera se detuvo durante la cumbre de Sharm el-Sheij, y que constituye el principal obstáculo para la paz.

Olmert se comprometió a reforzar las fuerzas armadas palestinas leales al presidente Abbás, pero esta medida sólo será efectiva si se acompaña de medidas políticas radicales que no se mencionaron en la reunión de Sharm el-Sheij.

Quizás la decisión más sorprendente es que Olmert dijo a algunos periodista que a partir de ahora se reunirá dos veces por semana con Abbás. El problema es que Abbás no tiene margen de maniobra para forzar a Israel a retirarse de los territorios ocupados y por lo tanto está por verse de que hablan los dos en tantas reuniones.

«Nos esforzaremos en ayudar, pero con prudencia y control», advirtió ayer el primer ministro israelí que espera como contrapartida que Abbás coopere en la lucha contra los islamistas.
Algunos analistas señalaron que la cumbre es una más que no aportará soluciones serias a medio plazo, aunque no descartan que en los próximos días Israel adopte una gavilla de medidas cosméticas pero intranscendentes.

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