Villepin urdió una conspiración contra Sarkozy, según los jueces franceses

Villepin urdió una conspiración contra Sarkozy, según los jueces franceses

(PD/Agencias).- Le acusan de «complicidad en una denuncia calumniosa” y de «robo, abuso de confianza y complicidad en la utilización de documentos falsos”.

El ex primer ministro francés Dominique, y antiguo brazo derecho del ex presidente Jacques Chirac, está sumido en el ‘escándalo Clearstream’.
La Justicia francesa decidió este viernes imputar al ex primer ministro francés, Dominique de Villepin, en el intrincado caso de confabulación y corrupción político-financiera denominado Clearstream, por “complicidad en denuncia calumniosa”, un delito penado hasta con cinco años de prisión.

Los hechos concretos que se le reprochan remontan a 2004, en su época como ministro de Exteriores, y meses después titular de Interior, y en ellos subyace la implicación de Villepin en una trama destinada a desestabilizar y perjudicar, en aquellas fechas, las aspiraciones presidenciales de Nicolas Sarkozy, su rival político.

El ex jefe del Ejecutivo estaba citado en los juzgados de la sección financiera, donde los jueces instructores del caso, Jean-Marie d’Hui y Henri Pons, le notificaron su imputación, lo que le permite, como encausado, tener acceso a todo el sumario.

Este nuevo episodio era previsible después de la aparición de nuevas pruebas en el ordenador del general Philippe Rondot, uno de los testigos clave, ya que fue el agente al que Villepin ordenó investigar a Sarkozy. A finales de junio un peritaje judicial del ordenador de Rondot permitió reconstruir unas notas personales del ex coordinador de los servicios secretos en las que se implica directamente a Villepin y al entonces presidente, Jacques Chirac.

El hasta hace unos meses primer ministro rehusó responder a las cuestiones de los magistrados hasta no conocer todo el contenido de los 27 tomos del sumario. Su comparecencia apenas duró una hora y a su salida, Villepin negó ante la prensa responsabilidad alguna: “En ningún momento ordené investigar a personalidades políticas ni he participado en la más mínima maniobra política”, reiteró, tras afirmar haber actuado «para afrontar las amenazas internacionales y otras que afectaban a los intereses económicos”.

Sobre él pesan también los cargos de «receptación de robo y de abuso de confianza», así como de «complicidad de uso de falsificación de documentos» y pasa a ser el primer político encausado en esta antigua trama.

Su imputación va acompañada, además, de un control judicial que le prohíbe ponerse en contacto con cualquiera de los protagonistas del caso, en particular el ex presidente Chirac, y de una fianza de 200.000 euros. Una medida que el encausado ha recurrido.

Villepin cuenta así darse un margen de tiempo para estudiar la totalidad del expediente y preparar con su defensa su próxima estrategia. Según dijo ayer seguirá luchando “en el marco de la instrucción” para que “la verdad salga definitivamente a la luz” sin precisar si recurrirá al Tribunal de Justicia de la República.

Esta instancia es la única habilitada para juzgar a un ministro, y en todas sus comparecencias, Villepin ha recalcado haber actuado en calidad de responsable del Gobierno, lo que le permitiría, llegado el momento, contestar la legitimad de los magistrados instructores, al no ser competencia de la justicia ordinaria.

PERFIL / Villepin, un político corroído por la ambición

Ignacio Coló hace en Lanacion.com un revelador perfil de Villepin.

El de Dominique de Villepin es, para muchos, el incomprensible caso de alguien que tenía todo de su lado para ganar -cultura, habilidad, encanto-, pero que terminó devorado por su propia ambición.

El momento cumbre de la carrera de Villepin, al menos a nivel internacional, fue el 14 de febrero de 2003. El entonces ministro de Asuntos Exteriores de Francia pronunció un recordado discurso contra la guerra en Irak que orquestaba la Casa Blanca.

Todo su talento como orador quedó en claro ese día, Villepin fue aplaudido en la sala por los miembros del Consejo de Seguridad -algo bastante inaudito- y se ganó el reconocimiento de la comunidad internacional que se oponía a la guerra.

«La opción de la guerra parece a priori la más rápida. Pero no olvidemos que después de haber ganado la guerra, hará falta construir la paz», predijo en esa oportunidad. Su esfuerzo termino siendo en vano, pero su figura obtuvo una gran proyección mundial.

Este político y escritor francés, nacido en 1953 en Marruecos, donde su padre desempeñaba tareas diplomáticas, recorrió la pirámide del Estado francés siempre de la mano del ex presidente Jacques Chirac.

Adhirió al partido RPR (derecha) en 1977 y luego se metió de lleno en la vida diplomática francesa hasta 1992, cuando el delfín político de Chirac, Alain Juppé, lo convocó para ser parte de su gabinete en el Ministerio de Asuntos Extranjeros del gobierno liderado por Edouard Balladur.

En 1995 se convirtió en el secretario general de Chirac, que lo protegió ante cada situación adversa, convencido de que se trataba de un político fuera de lo común.

Su fidelidad mutua con Chirac le valió primero el Ministerio de Asuntos Extranjeros, luego el Ministerio del Interior, y finalmente la jefatura del gobierno. Como primer ministro, y tras la caída de Juppé, todo parecía indicar que Villepin sería el heredero político de Chirac, y quizás el único capaz de frenar el irresisistible ascenso de Nicolas Sarkozy. Pero una serie de medidas impopulares que adoptó, la crisis de los suburbios franceses y el estallido del caso Clearstream marcaron el fin de su carrera política.

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