(PD/Agencias).- Una nueva estrella ha irrumpido en la galaxia berlusconiana. Michela Brambilla, empresaria de 40 años, hija de un magnate metalúrgico, antigua aspirante a Miss Italia y celebrada modelo de lencería, es el fenómeno político del año, o al menos del verano.
Brambilla se ha encargado de inscribir en el registro el Partido de la Libertad, el proyecto de Silvio Berlusconi para unificar la derecha italiana, y lanza desde su propio canal de televisión arengas populistas en las que ensalza a Il Cavaliere y exige una renovación de la «casta dirigente» del país.
Fue el diario ‘La Stampa’ el primero en publicar, el pasado domingo, la intención de Berlusconi de crear el Partido de la Libertad, información inmediatamente desmentida por el dirigente conservador, que la calificó de ‘fantasía’, aunque el rotativo reiteró la certeza de sus fuentes.
Desde su primer desmentido, Berlusconi no ha vuelto a hablar del Partido de la Libertad, pero, al conocerse que ya ha sido registrado, se ha reavivado la curiosidad por saber en qué punto está realmente el proyecto.
Brambilla goza de alta visibilidad. La altura (1,72 metros), el cabello rojo y las minifaldas la ayudan a no pasar inadvertida, pero lo que más llama la atención es el carácter: discute, pelea, enciende los marchitos debates de agosto, vuelca toneladas de insultos sobre Romano Prodi y, en general, parece trabajar más que cualquier dirigente de Forza Italia, excluido el jefe. Brambilla, como Il Cavaliere, asegura dormir sólo tres horas diarias, para dedicar a Italia el mayor tiempo posible.
Ha puesto a disposición de Berlusconi una flamante red de centros cívicos, llamada Círculos de la Libertad, creada hace menos de un año y ya con más de 5.000 círculos dispuestos a todo.
El Partido de la Libertad es la respuesta de Berlusconi a la fundación del Partido Democrático, en proceso de creación para unificar el centroizquierda.
Sin embargo, la idea de crear un nuevo partido que reagrupe a las fuerzas de centroderecha no cuenta con el visto bueno de las principales formaciones de la Casa de las Libertades.
Desde la federalista Liga Norte, el ex ministro Roberto Calderoli fue categórico al asegurar que ‘no les interesan partidos únicos’ y espera que Berluconi confirme el desmentido a la primera información publicada por ‘La Stampa’.
Frialdad también dentro del democristiano UDC, para el que la idea del nuevo partido ‘no es una cosa seria’, es sólo ‘una operación de mercadotecnia político-electoral’ en la que no está interesado, según su secretario Lorenzo Cesa.
El UDC es ‘un partido alternativo a la izquierda’ que acepta ‘la coordinación’ con Forza Italia y Alianza Nacional en el Parlamento, explicó Cesa en una entrevista al diario ‘La Repubblica’.
La derechista Alianza Nacional, a través de uno de sus miembros Adolfo Urso, opinó que un Partido de la Libertad ‘no puede ser una costilla de Forza Italia y, aún menos, una criatura sólo de Berlusconi’.
Alianza Nacional no se opone a su creación, pero dicho partido sólo tendrá sentido si ‘se convierte en una gran formación que reúna a todo el centroderecha’.
El jefe del grupo de Forza Italia en el Senado, Renato Schifani, aseguró, sin embargo, que esta formación política sigue siendo ‘insustituible’.
