AMIA: cuando se impone la verdad

A las acciones y las decisiones de un estado se pueden poner objeciones a través de los cauces institucionales que prevén las leyes. Es inadmisible que grupos terroristas y violentos desafíen al estado y dispongan de la vida de las personas para sus fines impunemente, como han hecho en el pasado.

La reciente manifestación del Gobierno Bush de examinar si declarar “terrorista” al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán ha coincidido casualmente con el dictamen del caso de la mutual argentina AMIA, destruida por agentes islamistas en los años 90.

Un paso, a juicio de George Chaya, importante, en la dirección correcta lo ha dado la decisión del Fiscal Alberto Nisman, a cargo de la Unidad Fiscal de Investigación del Caso AMIA, señalando oficial y directamente a Irán, confirmación que el Juez Canicoba Corral vino a ratificar acertadamente.

Según el informe de la Fiscalía, a presentarse estos días pero al que unos cuantos hemos tenido acceso, hay elementos y pruebas concretas de que la Guardia Revolucionaria iraní, a través de Hezbolá, está detrás del 11 de Marzo argentino.

La Guardia Revolucionaria, verdadero sostén de la República Islámica, se divide en 5 mandos, entre los que no puede haber «comunicaciones sostenidas» con motivo de «temas sensibles» para evitar golpes de estado. Es el denominado Cuerpo Al Quds el que está a cargo de Hezbolá (y de Hamas). Financia las ramas del movimiento en al menos 23 países, incluyendo algunos de Europa, y proporciona fondos, armas y entrenamiento a los grupos radicales de procedencia izquierdista: 20 millones de dólares en los últimos años, solamente en armamento ligero.

Hezbolá utilizó el atentado de la AMIA para anunciar al mundo macabramente su fuerte presencia latinoamericana, un atentado en la capital argentina que mató a 86 en el centro de la comunidad judía en el mayor ataque terrorista contra Argentina hasta la fecha.

Si la honesta y dedicada investigación que desarrolla la Fiscalia sobre los delitos cometidos en el caso AMIA es apoyada por la justicia, el gobierno argentino, y la comunidad internacional, no quedarán dudas de que detrás de este crimen horrible esta el régimen que de manera precoz, desde 7 años antes del 11 de Septiembre, viene afirmando que Israel voló el edificio y que los judíos no habían ido a trabajar ese fatídico 17 de Julio de 1994.

Lo que sucedió ese (ya nada) oscuro 17 de julio de 1994 no se puede cerrar sin adentrarse también en la historia de las organizaciones terroristas globales en la región, manipuladas y financiadas por los de siempre. Hezbolá viene utilizando zonas de Latinoamérica como territorio de entrenamiento, en particular la triple frontera (donde convergen Brasil, Argentina y Paraguay). Ha manifestado gran interés en extender sus actividades a otras partes de Sudamérica, incluyendo Venezuela, Cuba, Panamá y Colombia, donde utiliza numerosas empresas fachada para lavar dinero de la droga.

Aunque Europa ha permanecido hasta la fecha al margen de los ataques del grupo, numerosos funcionarios y expertos de la Inteligencia alemana (considerada la mejor de las europeas) afirman que los operativos del grupo mantienen células por todo el continente. Las autoridades alemanas en particular han expresado su preocupación por la presencia de varios cientos de miembros de la milicia en su país. Hezbolá ha establecido diversas organizaciones de caridad que servirían de fachada para recaudar fondos destinados a apoyar a la jihad. Por ejemplo, el Comité Humanitario Libanés, radicado en Gran Bretaña, la Asociación de Caridad HELP, o la Fundación Islámica Abrar, se encuentran entre las organizaciones que están siendo investigadas por desviar fondos al jeque Nasralah y a Hezbolá.

Interpol habla de un incremento en el reclutamiento de efectivos en los países de Europa del Este, específicamente Eslovaquia, Bosnia y Rusia. Y a lo largo de los últimos años, la milicia ha enviado operativos con documentación europea a Israel con el fin de recabar información de Inteligencia de cara a futuros atentados. Los esfuerzos por parte de las autoridades europeas por poner coto a la influencia de Hezbolá han incluido la prohibición de su cadena de televisión Al Manar en Francia en el 2004. España y Estados Unidos han realizado maniobras similares

Volviendo al caso AMIA, es la verdad y no la recreación falsa de los hechos por parte de elementos marginales y funcionales ideológicos de las multinacionales del terror lo que debe imperar. No ha sido así. La Fiscalía señala también el lucrativo negocio hasta la fecha de los llamados “académicos anti-sionistas” que, interesados en “esclarecer la verdad” (según ellos) al principio, obstaculizaron la investigación anterior después, para acabar implicados en la maraña del dinero iraní hoy.

El Fiscal Alberto Nisman, superando obstáculos preparados desde Teherán, pone en evidencia la fabricación de pistas falsas y centra el origen del atentado en la reunión que tuvo lugar el 14 de agosto de 1993 en la ciudad iraní de Maashad, en contraposición al juez anterior, que imputaba falsamente la autoría a “unos policías bonaerenses”. El Fiscal viajó hasta Detroit para entrevistarse con los hermanos del shahid (mártir), logrando ratificar la autoría, para luego culminar su impecable investigación de 800 folios en la que Nisman sorprende (“parece más un fiscal europeo que argentino”, piropea la prensa local) y reprende (la anterior investigación “no culpó a islamistas radicales iraníes»). Es muy claro: centro la imputación directamente en el régimen de Irán como instigador, y en Hezbolá como brazo ejecutor de la masacre.

La anterior investigación generó una sensación de impunidad que se imponía al dolor y la impotencia de todos aquellos que lloran a sus seres queridos víctimas del odio teocrático. La labor del Fiscal Nisman y su equipo de colaboradores de la Unidad Fiscal AMIA no sólo ha posicionado a la República Argentina en la primera división ética, judicial y moral internacionalmente en la lucha contra el terror global, sino que ha llevado una olvidada sensación de justicia a los familiares de las víctimas y a toda la ciudadanía de ese país, sentando un precedente histórico que no se detiene en el Poder Judicial Argentino, sino que trasciende a la universalidad.

La sociedad argentina es pluralista y cree en la libertad, el respeto, la tolerancia y la democracia. Quienes la atacaron pregonan el odio y amenazan al mundo con su preciada arma del martirio. En Argentina son demócratas, eligen y cambian a sus dirigentes con elecciones. Los jihadistas promueven el culto de la personalidad, desconocen las leyes y se autogobiernan por medio de decretos y mandatos religiosos. Quienes asesinaron en su suelo practican el absolutismo y amenazan las libertades individuales esclavizando al individuo al concepto de la Ummah. En Argentina, ciudadanos y gobierno anhelan la paz y celebran la vida y la libertad. Contrario sensu, los que atacaron la AMIA glorifican la cultura de la muerte y del suicidio. Ésta es la diferencia que ha marcado el dictamen fiscal en la búsqueda de justicia para con ese horrible acto criminal.

Argentina acaba de dar un ejemplo al mundo al solicitar a la Interpol la detención de las más altas jerarquías político-militares de un régimen exportador de terror, a través del trabajo investigador y la valentía del Fiscal Alberto Nisman y el Dr. Canicoba Corral.

Ojalá esto acabe como todos esperamos, y las futuras generaciones conozcan estos hechos sólo por los libros de historia, como recordatorio de la victoria de la justicia sobre la barbarie y la denigración jihadista.

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