(PD/Agencias).- Al menos 67 soldados israelíes han resultado heridos, uno de ellos grave, en un ataque de milicianos palestinos con cohetes Al Kasam lanzados de madrugada desde el norte de Gaza contra el campamento militar israelí de Zikim, indicaron fuentes castrenses.
El estado de uno de los soldados, herido en la cabeza y el cuello, era crítico, indicaron fuentes médicas del hospital Sheba de Tel Aviv.
Los heridos fueron ingresados en cinco hospitales y fuentes médicas informaron de que 22 de ellos fueron dados de alta a primeras horas de esta mañana y volvieron a su casa.
Los soldados se encontraban durmiendo en tiendas de campaña cuando se produjo el ataque con Al Kasam, uno de los cuales cayó en la base de entrenamiento de jóvenes militares de Zikim situada un kilómetro al norte de la frontera con los territorios palestinos, en las cercanías de la ciudad sureña de Ashkelon.
Uno de los cohetes artesanales impactó en el campamento donde descansaban los soldados, en su mayoría reclutas que finalizaban hoy su período de entrenamiento, y otro en el comedor, que estaba vacío de madrugada al caer el proyectil.
La Yihad Islámica se adjudicó el ataque a través de comunicados de prensa y por altavoces desde las mezquitas mientras sus milicianos lo celebraron con disparos al aire.
Ataques contra la población civil
En general, los ataques palestinos están dirigidos contra la población civil de localidades del sur de Israel que están dentro del radio de alcance de los Al Kasam, que es de 10 kilómetros, como las ciudades de Sderot y Ashkelon.
De momento, el Gobierno del primer ministro israelí, Ehud Olmert, guarda silencio pero en algunos medios militares se conjetura con que tras este ataque el Poder Ejecutivo puede ordenar una operación a gran escala en el norte de la franja controlada desde junio pasado por el Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas).
La primera reacción fue por parte de la Fuerza Aérea que, según fuentes castrenses, bombardeaba objetivos palestinos desde donde dispararon los milicianos de la Yihad Islámica, en el norte de la franja de Gaza, sin que se informara de víctimas.
El Gabinete de Seguridad, presidido por Olmert, había ordenado la semana pasada, a raíz de constantes disparos contra la ciudad de Sderot, preparar un plan para neutralizarlos castigando al grueso de la población palestina de Gaza, con 1,5 millones de habitantes, reduciendo el abastecimiento de combustibles, electricidad y agua potable que Israel provee a ese territorio.
A pesar de las presiones de varios ministros de estado y de la oposición de derechas, el Gabinete se abstuvo de ordenar una invasión militar de Gaza y optó por mantener su «política de contención», pero autorizó al Ejército a operar contra los milicianos hasta dos kilómetros dentro de ese territorio.
El Gabinete de Seguridad volverá a ser convocado tras el ataque en la base militar, el que produjo un mayor número de víctimas desde que hace siete años, al estallar la «segunda intifada» palestina, los milicianos palestinos comenzaran con los disparos de cohetes Al Kasam.
