(EFE / PD).- Indonesia, el país con mayor número de musulmanes del mundo, es valorado en Occidente por su practica moderada del Islám, pero son millones los indonesios que apoyan posiciones radicales como lapidar a las mujeres adúlteras, según una encuesta reciente.
Casi cien millones de indonesios (un 43 por ciento) están de acuerdo con esa medida, mientras que un 34 por ciento son partidarios de cortar un mano a los ladrones, y una cuarta parte opina que las mujeres que ejercen la política deben cubrirse la cabeza con el velo islámico.
Además, la creación de una «policía moral» que vigile que no haya contacto directo entre hombres y mujeres solteros es avalada por un 40 por ciento de los más de 220 de habitantes de Indonesia, mientras que un 22 por ciento opina que las mujeres deberían tener prohibido acceder a la Presidencia del país.
Estos son algunos de los datos que arroja un estudio del Instituto de Encuestas Indonesio (LSI), que además señala que el apoyo a las organizaciones islámicas radicales, sin ser desdeñable, ha disminuido en el último año.
Por ejemplo, la Yeema Islamiya (JI), considerada el brazo de Al Qaida en el Sudeste Asiático y autora de los atentados que en 2002 mataron a 202 personas en la isla de Bali, goza del apoyo del 8 por ciento de los indonesios (cerca de 18 millones de personas).
El porcentaje es menor al registrado en 2006, cuando un 9 por ciento de indonesios estaba de acuerdo con los actos de este grupo terrorista.
El Frente de Defensores del Islam (FPI), otro grupo radical que considera que hay que defender el Islám de las amenazas del exterior y preservar en el país los valores islámicos, cuenta con la aprobación del 10 por ciento de los indonesios, un 7 por ciento menos que el año pasado.
También ha disminuido el respaldo popular a las actividades de otros grupos radicales, como el Consejo Muyaidín de Indonesia (MMI) o Hizbut Tahrir (HT), organizaciones que reclaman la imposición de un Estado islámico en el archipiélago, y cuya aceptación social es de un 8 y un 5 por ciento respectivamente.
Según el director del Instituto Indonesio de Encuestas, Saiful Mujani, la cobertura mediática de las actividades violentas de esas organizaciones (como asaltos a bares, discotecas y centros de ocio o a templos cristianos), han provocado el declive del aval social del que gozaban.
Otras causas para la pérdida de apoyo serían cuestiones internas como la falta de personal y de recursos económicos, apunta Mujani en la revista semanal «Tempo».
Estas organizaciones radicales, sin embargo, han rechazado los datos ofrecidos por la encuesta y esgrimen que sus ideales y métodos cuentan con un gran apoyo social.
«En el campo nuestros esfuerzos han recibido un nivel de apoyo muy importante», indicó Fauzan Al-Anshari, portavoz del MMI, que condena la «horrible campaña llevada a cabo por parte de los medios de comunicación» que, según él, sólo resaltan los aspectos negativos asociados con los grupos islamistas.
Pero la encuesta no sólo apunta al declive de estos grupos, sino que también arroja datos preocupantes, como el hecho de que un 17 por ciento de indonesios considere que los ataques suicidas a veces están justificados, o que cerca de una quinta parte de la población justifique el ataque a las torres gemelas de Nueva York como un método para defender el Islám.
Aunque más de un tercio de la población indonesia asegure en este estudio tener «valores políticos islámicos», la realidad es que, por el momento, el porcentaje no se traduce en un apoyo real a los partidos islámicos que se presentan a las elecciones, que en los últimos años se ha mantenido siempre entre un 5 y un 7 por ciento.
