Aznar insiste en que las críticas que recibió durante la guerra de Irak se realizaron únicamente «por y en nombre del poder«. En su último libro, Aznar demuestra que la herida de la guerra aún no está cerrada: «Recuerdo muy bien los insultos que recibí por hacer lo que creía que era mejor para mi país, cuando apoyamos, sin participar en la guerra, el derrocamiento de la dictadura en Iraq«.
Tras criticar la «demagogia» que hubo entonces, Aznar critica que todavía hoy se siga «recurriendo una y otra vez a las mismas calumnias» y a las «mismas mentiras«.