Las temibles pistolas eléctricas

Las temibles pistolas eléctricas


(PD/Agencias).- «El individuo estaba organizando un alboroto en la piscina del complejo turístico Pueblo Indalo. Era un tipo corpulento. Había agredido a un vigilante de seguridad y estaba fuera de sí. Una dotación de la Policía Local fue al lugar del incidente. Cuando intentó atacar a un policía, se le disparó con la pistola Taser y fue reducido sin problemas. Sin sufrir ningún daño ni él ni nosotros».

El cabo Francisco Pérez, segundo jefe de la Policía Local de Mojácar (Almería), recuerda así la primera de las dos ocasiones en que él o alguno de sus agentes han utilizado este arma «no letal» que dispara descargas eléctricas de entre dos y cuatro miliamperios.

La pistola Taser está desde hace años en el centro de la polémica, reavivada ahora por la muerte del polaco Robert Dziekanski, el pasado 14 de octubre, después de haber recibido varias descargas. Al poco de llegar al aeropuerto de Vancouver (Canadá), Dziekanski rompe un maletín y después arroja una silla contra una cristalera. Cuatro agentes, con chalecos antibala, le cercan y le disparan con una Taser, pero han de emplearse a fondo para reducirle. Entre gritos de dolor, Dziekanski cae al suelo y dos de los agentes se abalanzan sobre él, uno de ellos colocando todo el peso de su cuerpo sobre la cabeza de la víctima.

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