(PD).- No contento con haber destrozado la Transición y de, pacto va y pacto viene, haber dejado el Título VIII de la Constitución hecho unos zorros, Zapatero pretende ahora marcar su huella en la alta política internacional. Y lo hace proclamando a voces que España apoya sin reservas la entrada de Turquía en la UE, rompiendo con la alemana Merkel y el francés Sarkozy.
El político que, en alarde de grosería, ofendió a los EEUU sentándose al paso de su bandera y que sintoniza mucho más con Chavez y otros cochambrosos prebostes del tercer mundo que con los líderes de la Unión Europea, se entrega a otro de sus chuscos inventos políticos: la Alianza de Civilizaciones, un imposible metafísico que -en plabras de Manuel Martín Ferrand– compromete nuestras esencias culturales y nos pone en pie de igualdad con Turquía, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar.
En Irán y países de ese tenor se lapida a las adúlteras, se ahorca a los homosexuales y se azota a los pecadores. Son «detalles» relevantes, que un jefe de Gobierno democrático no puede echar en saco roto.
Zapatero respaldó este lunes sin ambages el ingreso de Ankara en la Unión Europea, a pesar de las reticencias, cuando no el abierto rechazo, que el peso demográfico y cultural del gigante turco (70 millones de habitantes, el 99% de religión musulmana) provoca en Francia y Alemania:
«Queremos a Turquía en la UE. España apoya y apoyará el ingreso de Turquía en la UE. Es una de las decisiones de mayor relevancia para el futuro de la Unión Europea y de la estabilidad internacional»
Todo esto y mucho más fue lo que dijo un sonriente Zapatero, en presencia del primer ministro turco, el islamista moderado Recep Tayipp Erdogan.
Lo hizo en el palacio de la Moncloa, tras una reunión bilateral y en una breve comparecencia pública en la que no se admitieron preguntas y a la que sólo puedieron acceder cámaras y fotógrafos.
No menos complacido, Erdogan le correspondió calificando a Zapatero de «amigo» y recordando que, en su ya larga pugna por conseguir el ingreso en el club europeo, «nunca nos ha dejado solos».
Horas antes, en la clausura de un acto que reunió en Madrid a decenas de empresarios de los dos países, Zapatero lanzó un guiño a su huésped al recordar que «Europa ha hecho siempre honor a la palabra dada». Aludía a la decisión adoptada en diciembre de 2004 por el Consejo Europeo de abrir negociaciones para el ingreso de Turquía.
Tanto la canciller alemana Angela Merkel como el presidente francés Nicolas Sarkozy han cuestionado que esas negociaciones deban acabar necesariamente con la conversión de Turquía en socio de pleno derecho de la UE.
ESPAÑA PAGA LA FACTURA
El Gobierno español corre con los gastos -10 millones de euros- de los 400 invitados que, en representación de la entelequia llamda Alianza de Civilizaciones, calentarán sus asientos durante las dos jornadas en que la esa entelequia tratará de sentar las bases de su existencia, un nuevo pozo para el gasto público.
Juventud, Educación, Medios de Comunicación y Migraciones son los cuatro asuntos que centrarán los debates del Primer Foro de la Alianza de Civilizaciones que este martes se abre en Madrid.
ANTONIO BANDERAS, ANGELINA JOLIE Y GOERGE CLOONEY
No se ha confirmado la asistencia del actor Antonio Banderas, cuya presencia se anunció en algún momento y parece descartado que acudan a la reunión otras figuras de la pantalla, como Angelina Jolie o George Clooney, como se había comentado. Este tipo de personas podrían ser nombradas embajadores de la ONU para la Alianza de Civilizaciones si prospera una propuesta que hará en el Foro el secretario general de la ONU.
Sólo está prevista la asistencia de tres jefes de Estado -el presidente de Senegal, Abdoulaye Wade; la presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, y el presidente de Eslovenia, Danilo Türk- y de otros dos primeros ministros, además de Erdogan: el de Malasia, Dato Seri Abdullah bin Haji Ahmad Badawi, y el de Argelia, Abdelaziz Belkhadem. Además, estarán presente la jequesa Mouzah bint Nasser Al Missned de Qatar, uno de los países que más ha aportado al Fondo Fiduciario de la Alianza, y varios ministros de Exteriores o de otras áreas y dirigentes de organizaciones multilaterales, como el director general de la Unesco, Koïchiro Matsuura; el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias; el secretario general de la Liga Árabe, Amro Moussa; el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea, Javier Solana; o el secretario general de la Conferencia Islámica, Ekmeleddin Ihsanouglu.
Y UN PUÑADO DE ALCALDES
Hasta llegar a los más de 350 participantes invitados por el Gobierno español, el listado incluye un buen número de ex gobernantes o ex ministros y algunos alcaldes, entre ellos los de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; Barcelona, Jordi Hereu; París, Bertrand Delanoe; y Estambul, Kadir Topbas. Pero, sobre todo, en la lista figuran personas de la sociedad civil de quienes se supone que harán grandes aportaciones al diálogo de civilizaciones, aunque procedan en algunos casos de países que no se caracterizan por una gran tolerancia hacia las ideas de los demás.
En la relación de invitados figuran la Reina Noor de Jordania; la iraní Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi; el nigeriano Premio Nobel de Literatura, Wole Soyinka; o el escritor brasileño Paulo Coelho.
Hay bastantes profesores de distintas universidades, tanto occidentales como de países árabes, responsables de centros de análisis y organismos internacionales, líderes religiosos y representantes de grupos tan variados como los maoríes o los scouts. En los paneles figuran destacados empresarios y periodistas, con especial abundancia de los procedentes del diario «El país» y de la cadena de televisión Al Yasira.
ALIANZA CON LOS LAPIDADORES
Dedicarle más trabajo al entendimiento con una democracia bajo sospecha, como la de Erdogan, y con dictaduras teocráticas y crueles como los Emiratos Árabes, que a la búsqueda de una fluida relación con todos y cada uno de nuestros pares europeos o americanos nos da la medida de un personaje que demuestra en la mayoría de sus iniciativas la carencia de fundamento intelectual y la ausencia de un orden de prioridades razonable y razonado.
