Al Qaeda usa discapacitados como bombas humanas

(PD).- Casí un centenar de personas murieron este sábado en Bagdad en dos ataques suicidas perpetrados por sendas mujeres con síndrome de Down, a las que los facinerosos de Al Qaeda habían trasnfomado en «bombas humanas». La masacre también dejó un centenar de heridos, la mayor parte de ellos horriblemente mutilados.

El doble atentado convirtió el primer día de febrero en la jornada más sangrienta desde hace seis meses, pero sobre todo debilita la sensación de seguridad que había logrado el aumento de tropas estadounidenses.

A la vez, el recurso a mujeres discapacitadas parece indicar dificultades de reclutamiento o de movilidad entre los terroristas.

La primera explosión, poco antes de las 10.30, acabó con 45 vidas, según el recuento de las agencias de noticias, una cifra que puede aumentar dada la gravedad de algunos de los 80 heridos.

La soleada mañana de invierno en un día festivo había animado a muchas familias a salir de paseo tras la oleada de frío de las últimas semanas. Así que el popular mercado de pájaros de Al Ghazil, uno de los favoritos de los bagdadíes, se encontraba abarrotado pese a haber sido objetivo terrorista otras veces.

Inicialmente, la policía creyó que los explosivos habían entrado en una de las jaulas, como sucedió en el atentado del pasado noviembre, que dejó 13 muertos. Sin embargo, más tarde encontraron la cabeza de la presunta suicida.

La mujer entró en el mercado diciendo que tenía pájaros para vender y en cuanto estuvo rodeada de un montón de potenciales compradores saltó por los aires llevándose la vida de quienes la rodeaban. Los explosivos pasaron desapercibidos bajo la amplia túnica con la que se cubren muchas iraquíes.

Los equipos de rescate no habían terminado de recoger a las víctimas cuando, 20 minutos después, una explosión similar sembraba el pánico en otro mercado de animales en Al Yadida, al sureste de la ciudad.

Otros 27 muertos elevaron hasta 466 los civiles que, según las autoridades iraquíes, han perecido víctimas de la violencia en lo que va de año. Medio centenar más resultaron heridos.

«Los dos ataques han sido efectuados de forma coordinada y en cada caso por una mujer kamikaze que llevaba un chaleco con explosivos», según un comunicado del Ejército de Estados Unidos, que atribuyó la acción a Al Qaeda en Irak.

La implicación de dos mujeres resultó corroborada por las declaraciones del portavoz militar iraquí, general Qasim Musawi, quien precisó que las responsables tenían el síndrome de Down y que las cargas fueron activadas por control remoto. «Hemos encontrado los móviles utilizados para detonar a las mujeres», señaló. Musawi también aseguró que una de ellas no era iraquí.

Los hospitales de Bagdad, desbordados una vez más con la emergencia, no veían un día tan sangriento desde el pasado 1 de agosto, cuando tres coches bomba dejaron 80 muertos y un centenar de heridos. El macabro juego de los atentados simultáneos y los aniversarios (ayer se cumplían exactamente seis meses de aquel ataque terrorista) encaja en el estilo de Al Qaeda.

Sin embargo, su frecuencia y efectividad se había reducido notablemente desde el pasado septiembre cuando empezó a notarse el aumento de soldados estadounidenses y un nuevo sistema de trabajo en cooperación con las fuerzas iraquíes.

A la sensación de seguridad que poco a poco había ido extendiéndose por la capital no ha sido ajena la tregua anunciada en agosto por la milicia chií del Ejército del Mahdi y el giro dado por numerosas tribus suníes que han aceptado cooperar con EE UU contra Al Qaeda.

Aún así, la violencia no desapareció sino que se trasladó fuera de Bagdad. El 23 de enero, un atentado atribuido a ese último grupo dejó 60 muertos en Mosul, al norte.

«No es difícil convencerlas para que se venguen»

No es la primera vez que Al Qaeda en Irak, o quienquiera que se esconda tras los cobardes atentados terroristas que desangran ese país, utiliza mujeres o personas discapacitadas. La unión de ambas condiciones en los atentados de ayer parece indicar que empiezan a escasear las mujeres dispuestas a suicidarse para vengar la muerte de maridos o hijos, que parecían constituir la reserva de los insurgentes.

Desde el principio de la invasión estadounidense hace ya casi cinco años, la ausencia de suficientes mujeres en los cuerpos de seguridad ha permitido que las féminas pasen los controles sin ser cacheadas. En esas circunstancias, la abaya, la amplia túnica negra hasta los pies que utilizan muchas musulmanas iraquíes, constituye un escondite perfecto para documentos, armas o explosivos.

La insurgencia aprovechó esta circunstancia para utilizarlas en tareas de logística y recogida de información. Sin embargo, su admisión como suicidas había sido anecdótica hasta hace unos meses. En el caso de los discapacitados, sólo hay recogido el caso de un niño con síndrome de Down en enero de 2005 durante la jornada electoral.

Cinco de los 17 atentados suicidas, que según un recuento de la agencia Associated Press han sido ejecutados por mujeres en Irak, se han producido desde noviembre en la provincia de Diyala. Según fuentes militares estadounidenses, esa nueva tendencia es fruto del descenso de voluntarios hombres y las crecientes dificultades de movilidad que éstos encuentran. «Con la cantidad de mujeres que se han quedado solas tras perder a sus maridos o a sus hijos, a los insurgentes no les resulta difícil convencerlas para que se venguen», interpretaba ayer Hoda Abdelhamid, la corresponsal de Al Yazira en Bagdad.

Tal vez por ello, la policía iraquí corrigió hace dos semanas su decisión de retirar las armas a las escasas mujeres que ha logrado mantener en sus filas dada la presión de los partidos religiosos para que se queden en sus hogares.

En el entorno profundamente patriarcal y machista de Oriente Próximo, el recurso a mujeres suicidas viola tabúes culturales, pero también envía un mensaje muy claro a los hombres: hasta ellas son capaces de hacerlo. Algunos expertos interpretan que es una forma de animar el reclutamiento.

Violencia en Irak

– Un mercado maldito.

El del viernes es el quinto atentado en el popular mercado de Al Ghazil desde junio de 2006.

– Regreso al pasado. Desde el 1 de agosto de 2007 no había un día tan mortífero en Bagdad. Entonces hubo 80 muertos.

– Enero menos violento. 466 iraquíes fallecieron por acciones violentas en enero, según el Gobierno. En enero de 2007 fueron 1.971.

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