(PD).- La defensa a ultranza del santuario del mito (Kosovo) o el desarrollo futuro del país sin condicionamientos de orden patriótico, es el dilema sobre el cual deberá decidir el electorado serbio, en los comicios parlamentarios anticipados que, en principio, serían convocados para el 11 de mayo próximo.
Desde el mismo momento del anuncio de la disolución, la Unión Europea ha empezado a movilizarse para intentar favorecer la victoria de las fuerzas proeuropeas, en especial, la del partido del presidente Boris Tadic.
El presidente de turno del consejo de Asuntos Exteriores, Dimitrij Rupel, dijo ayer en Bruselas que su deseo es que «las fuerzas europeas ganen, porque es la única salida para nuestros amigos serbios. Cualquier otro camino no tiene salida».
Este es el epílogo de la crisis de gobierno en Serbia que concluyó el sábado, con la dimisión del primer ministro, el conservador Vojislav Kostunica, que lleva consigo la petición de disolución del actual Parlamento (elegido hace poco más de un año) y la convocatoria de elecciones anticipadas. La fecha elegida es el 11 de mayo, cuando ya estaban previstas unas elecciones municipales.
Las divergencias en el seno de la coalición de gobierno -integrada por un lado, por la alianza conservadora-populista Partido Democrático de Serbia-Nova Serbia (DSS-NS) que encabeza Kostunica y por otra, por los liberales Partido Democrático (DS) de Tadic y G-17plus- han estado presentes desde su creación en mayo del 2007, se acrecentaron con la independencia de Kosovo y han estallado a la hora de decidir, sobre la firma del Acuerdo de Asociación y Estabilización (AAE) que ofrece la UE.
