(PD / Agencias).- La Iglesia polaca quiere el corazón del difunto papa Juan Pablo II. Tras su futura beatificación, los fieles polacos podrían adorar la «reliquia» en la catedral de Cracovia.
El periódico romano La Repubblica se hace eco de las declaraciones del obispo polaco Tadeusz Pieronek, ex presidente de la conferencia episcopal de su país, en las que afirmó que «no se excluye» que tras la beatificación el corazón de Juan Pablo II sea exhumado y llevado como reliquia a Cracovia, la ciudad de la que el papa fue arzobispo.
Robert Necek, portavoz del cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia e histórico secretario del Papa, aseguró que las reliquias no tienen que ser necesariamente partes del cuerpo y pueden ser un objeto que le perteneció. Además, quiso recordar que es el papa Benedicto XVI quien decide.
La Repubblica indica que la Iglesia polaca querría conservar el corazón de Karol Wojtyla (Juan Pablo II) en la catedral de Cracovia dedicada a San Estanislao y San Venceslao, en el panteón de los reyes polacos, donde este Papa celebró su primera misa como sacerdote.
El diario recuerda que en su testamento, Juan Pablo II había primero expresado su deseo de ser enterrado en Polonia, aunque después dejó escrito que esta decisión la tomase el colegio cardenalicio.
La tumba de Juan Pablo II será trasladada a la Basílica de San Pedro
Por el momento lo único que se conoce con certeza es que la tumba de Juan Pablo II será trasladada, una vez haya sido declarado santo, a la Basílica de San Pedro para veneración de los fieles católicos, según publicó el diario «La Stampa».
Los restos mortales se encuentran en la actualidad en las Grutas Vaticanas, justo bajo esta Basílica.
El cuerpo del Papa polaco será colocado en una tumba solemne junto a la Piedad de Miguel Ángel, según se entra a la derecha.
El estudio del traslado de la tumba ha sido llevado a cabo por una comisión presidida por el cardenal Angelo Comastri, arcipreste de la Basílica.
Los restos mortales quedarán expuestos en una vitrina de cristal, según el citado diario, y tendrá el rostro cubierto con una máscara de protección.
Se trata de un procedimiento que ya se ha seguido con otros pontífices elevados a los altares, como Juan XXIII.
