Diez muertos en Beirut por los combates entre Hezbolá y soldados del Gobierno

(PD).- Al menos diez personas han resultado muertas y diez heridas en los combates que prosiguen en Beirut entre partidarios de la milicia chií Hezbolá y el Gobierno prooccidental de Fuad Siniora, desencadenados el pasado miércoles durante una huelga laboral.

Seguidores de ambos bandos se enfrentan a tiros en la capital libanesa, donde se han producido explosiones en al menos dos barrios de la ciudad, después de que el líder de la guerrilla, Hasán Nasralá, amenazara ayer al Ejecutivo de Siniora con una «guerra» si no revoca las decisiones que considera contrarias a la milicia, principalmente las medidas encaminadas a desmantelar su sistema de comunicación.

Hezbolá aprovechó los paros del miércoles para exacerbar su oposición con movilizaciones, bloqueo de carreteras y del aeropuerto, entre otras cosas, que se encendieron aún más durante la jornada del jueves tras el discurso de Nasralá.

«Estas palabras», clamó el carismático Nasralá, «son una declaración de guerra por parte del Gobierno contra la resistencia y sus armas en beneficio de Estados Unidos e Israel. He dicho que cortaremos las manos de quienes ataquen las armas de la resistencia. Hoy es el día de cumplir esta decisión». Minutos después, las hostilidades, con empleo de fusiles automáticos y lanzagranadas, estallaron.

Los combates entre milicianos de Hezbolá y leales a los grupos políticos que apoyan al Ejecutivo se extendieron rápidamente, clara demostración de que todas las sectas (cristianos, suníes, chiíes y drusos) se han rearmado, con el resultado de al menos siete muertos y diez heridos. Beirut fue un desierto.

Los comercios permanecieron cerrados; en el aeropuerto apenas aterrizaron o despegaron aviones; las calles estaban anoche vacías con miles de soldados desplegados para impedir que hombres armados acudieran a la zona de combate. La capital está aislada desde que el miércoles los milicianos de Hezbolá cortaron las carreteras al este y al sur de Beirut.

Mientras, la oposición rechazaba anoche una propuesta del diputado Saad Hariri, que encabeza la mayoría parlamentaria, para salir de la crisis, según medios locales. Hariri propuso a la oposición dejar al Ejército considerar la decisión del Ejecutivo relativa a desmontar la red de telecomunicaciones del Hezbulá y transferir al jefe de la seguridad del aeropuerto, por supuestamente haber cerrado los ojos ante las actuaciones del grupo chií del que es cercano.

La cadena de televisión NBN, portavoz del jefe del Parlamento Nabil Berri, aseguró que la oposición rechaza de modo categórico esta propuesta y sólo acepta, sin cambios, la revocación total de las medidas que exige Nasralá.

Por su parte, el Ejército, que trata de mantenerse neutral, ha advertido de que la situación amenaza su unidad. «La continuación de la situación (…) daña la unidad del estamento militar», indicó en un comunicado. La fragmentación del Ejército en bandos sectarios en 1976 fue un momento clave en la caída de Líbano en manos de milicias.

Guerra por el poder

El desencadenante del conflicto entre Hezbolá y el Gobierno fue el anuncio de éste de desmantelar la red telefónica tendida por el partido chií al margen de la oficial y la destitución del jefe de seguridad del aeropuerto por connivencia con el partido-guerrilla.

Un paso más en una crisis que viene de lejos: en 2006, los ministros chiíes del Gobierno lo abandonaron y no fueron sustituidos, por lo que Hezbolá entiende que el Gobierno es ilegítimo; el Parlamento no se reúne desde noviembre de 2006 y el país está sin presidente desde hace cinco meses. En definitiva, la peor crisis en el país desde la guerra civil (1975-90).

Los dos bandos -la oposición que forman Hezbolá y sus aliados maronitas, encabezados por el general Michel Aoun y los drusos, cristianos y suníes cercanos al Gobierno- están enfrentados de forma casi irreconciliable. La excusa de la red telefónica ha servido para que Hezbolá estalle.

La lucha de ayer es un episodio más de la guerra por el poder que se libra en Líbano. Una guerra a la que no son ajenos Estados Unidos ni Francia, que apoyan abiertamente a un Gobierno al que Hezbolá niega legitimidad desde que los ministros chiíes lo abandonaran en noviembre de 2006.

Claro está que Siria e Irán también son parte de la macabra disputa por tutelar el pequeño país árabe. Como es cierto que los líderes libaneses son incapaces de alcanzar un compromiso.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído