(Caroline B. Glick).-En una entrevista el domingo con el Observer británico, el Presidente de los Estados Unidos George W. Bush realizaba una observación importante. El presidente argumentaba que el juicio frecuente a propósito de Oriente Medio, que argumenta que la ausencia de estado palestino es la raíz de la inestabilidad regional y el jihadismo, es incorrecto. Es la agresión iraní más que la ausencia de soberanía de los palestinos lo que se encuentra en la raíz de la guerra.
En palabras de Bush, «Cuando viajas a Oriente Medio y te pones en mi lugar y escuchas, sí, hay preocupación por el estado palestino. Pero el diálogo ha cambiado dramáticamente de ‘soluciona el estado palestino y solucionarás los problemas de Oriente Medio,’ a, bueno, ‘soluciona el asunto iraní y solucionarás los problemas de Oriente Medio.'»
Al reconocer esta realidad básica, el presidente aceptaba por fin la verdad evidente en sí misma que gente como el académico norteamericano Michael Ledeen, autor de «La bomba iraní», han venido señalando durante años. Es Irán quien está alimentando la guerra en Irak. Es Irán quien ha utilizado a su brazo en el Líbano para atacar a Israel y ejercer su control sobre el país. Es Irán quien está detrás de la aceptación de la jihad de los palestinos contra Israel. Y es Irán quien está desarrollando armas nucleares tanto para destruir a Israel como para garantizar su control sobre los mercados de petróleo globales.
Teniendo en cuenta la naturaleza en continua escalada de la amenaza iraní para la seguridad global, el comentario de Bush fue significativo. Y teniendo en cuenta que Gran Bretaña ha encabezado la campaña por convencer a Estados Unidos de que es la ausencia de una soberanía de los palestinos lo que se encuentra en la raíz de la guerra, el hecho de que Bush hiciera estos comentarios de lucidez estratégica a un periódico británico la víspera de su viaje a Gran Bretaña los hace doblemente significativos.
Por tanto es especialmente problemático y decepcionante que a pesar del reconocimiento claro por parte del presidente de la naturaleza del desafío iraní, se esté negando a confrontar a Irán en cualquier sentido práctico.
Mientras realizaba la gira por las capitales europeas, Bush afirmaba repetidamente que está completamente comprometido con la política de Europa de dialogar diplomáticamente con Irán sobre su programa de armamento nuclear. Ni una vez planteada la opción de evitar mediante la fuerza que Irán adquiera armas nucleares. En su lugar, se conformaba con instar a cumplir las tres resoluciones de sanciones inofensivas contra Irán del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
LOS COMENTARIOS DE BUSH LLEGAN en el contexto del rechazo más reciente por parte de Irán a la oferta occidental de soborno a cambio de una simple «suspensión» de sus actividades de enriquecimiento de uranio. Es decir, apoyaba «las negociaciones» después de que Irán dijera una vez más esencialmente que su programa de armamento nuclear no es negociable.
Bush intentaba marcar la distancia entre el régimen iraní y el pueblo iraní argumentando — correctamente — que el pueblo iraní está sufriendo bajo el mandato de la mulá-cracia. Pero también ha descartado derrocar al régimen iraní. De manera que el oprimido pueblo iraní no tiene ningún motivo para creer que en caso de arriesgar sus vidas en una tentativa por liberarse de sus líderes, Estados Unidos les apoyará.
Según los medios norteamericanos, cierto debate tuvo lugar hace tiempo acerca de un ataque norteamericano contra los campamentos de entrenamiento terrorista de Irán que están siendo utilizados para entrenar a los insurgentes que están asesinando a fuerzas de la coalición y civiles iraquíes en Irak. Según el derecho internacional, tal ataque estaría permitido. Pero presuntamente el Pentágono abandonaba la idea, argumentando que mientras Estados Unidos puede iniciar tal confrontación, no tendría ningún control sobre cómo se desenvolverían los acontecimientos.
Desafortunadamente, esto es una distorsión total de la realidad. La realidad es que Irán ha estado activamente implicado confrontando a Estados Unidos y sus aliados desde 1979. Y en cada escenario de acción, es Irán quien ha jugado todas las cartas. Un ataque norteamericano contra las instalaciones de entrenamiento terrorista en Irán sería la primera vez que Estados Unidos ha tomado la iniciativa en la historia de la guerra de Irán contra Estados Unidos y contra el resto del mundo libre. De manera que oponerse a tal ataque no es un argumento contra la confrontación, sino un argumento contra reconocer la existencia de la actual guerra de Irán contra Estados Unidos.
EL LÍBANO ES uno de los escenarios bélicos claves de Irán para el dominio regional. A través de su brazo de Hizbulah, Irán consolidaba el mes pasado su control sobre el Líbano. La sangrienta toma de control del país por parte de Hizbulah era encubierta con la firma del acuerdo de Doha. En Qatar, las derrotadas fuerzas pro-democracia del Líbano del movimiento del 14 de Marzo aceptaban oficialmente el control por parte de Hizbulah del país accediendo a la demanda de Hizbulah de controlar el gobierno libanés.
En lugar de aceptar que en Doha el gobierno libanés se convierte en una herramienta pública de Hizbulah, la administración Bush ha decidido simular — junto a Europa — que no ha sucedido nada. En lo que respecta a la administración Bush y a Europa, un gobierno electo pro-occidental sigue encabezando el gobierno del Líbano.
Tristemente, no hay nada nuevo en esta política de negarse a aceptar la realidad. Después de que el movimiento democrático del 14 de Marzo obligase con éxito a las fuerzas sirias a retirarse del Líbano en 2005, Hizbulah entraba en escena para proteger los intereses iraníes y sirios en el país ingresando en el gobierno supuestamente pro-occidental de Fuad Siniora. Al igual que Europa, Estados Unidos se negaba a reconocer el hecho de que la sociedad de Hizbulah con Siniora convertía al gobierno libanés — y el movimiento del 14 de Marzo con él — en brazos de Irán y Hizbulah. Y de esta manera, estimulado por Francia, durante toda la guerra Hizbulah-Israel de 2006 Estados Unidos ignoró el hecho de que el gobierno Siniora no era sino una tapadera diplomática de Hizbulah.
En 2006, Estados Unidos y Europa justificaban su estudiada negativa de las realidades políticas del Líbano argumentando que Hizbulah era solamente un miembro minoritario de la coalición de Siniora. Este argumento nunca fue convincente teniendo en cuenta que la fuerza militar armada, financiada y entrenada por Irán de Hizbulah es más poderosa que el ejército libanés. Pero era una excusa convincente para la falta de acción por parte de líderes nada dispuestos a reconocer que Irán es la fuente de la inestabilidad regional. Hoy, con Hizbulah al timón del gobierno Siniora, este dudoso argumento queda completamente desacreditado. Y aún así la política de negarse a aceptar la realidad por parte de Occidente no ha hecho más que escalar.
Inmediatamente después de que fuera concluido el acuerdo de Doha, Estados Unidos anunciaba su deseo de expandir su apoyo al ejército libanés controlado por Hizbulah. Y el lunes, el periódico Al Hayat informaba de que durante su visita al Presidente francés Nicholas Sarkozy, Bush accedió a recompensar a Hizbulah por su agresión directamente.
Al Hayat informaba de que durante su visita a Sarkozy, Bush accedió a aceptar la exigencia por parte de Hizbulah de que Israel entregue su control sobre el Monte Dov – como se refiere a las Granjas de Shebaa — al Líbano. El control por parte de Israel del Monte Dov ha servido como excusa a Irán para la continua agresión de su brazo contra Israel desde que Israel se retirara del Líbano en mayo de 2000.
ISRAEL ARRANCABA EL CONTROL del Monte Dov a Siria durante la Guerra de los Seis Días de 1967. Nunca fue considerado territorio libanés. En 2006, el líder libanés druso Walid Jumblatt afirmaba públicamente que la reclamación por parte de Hizbulah del enorme territorio estratégicamente crítico que separa los Altos del Golán de control sirio de la Alta Galilea era una total invención. Pero, sirviendo de portavoz de Hizbulah, en 2006 el gobierno Siniora exigía que Israel entregase el área al Líbano. Negándose a reconocer que Siniora es controlado por Hizbulah, Estados Unidos llevaba en agosto de 2006 esta demanda sin fundamento ante Naciones Unidas para consideración antes de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad que fija los términos del alto el fuego.
Y ahora, con Hizbulah — léase Irán — como indiscutible gobierno del Líbano, Bush ha aceptado presuntamente la exigencia injustificable de Hizbulah de controlar la zona.
Después por supuesto están la guerra de los palestinos contra Israel, que Bush en persona reconoce como consecuencia de la agresión iraní en lugar de su fuente. Y aún así, en lugar de apoyar la política que se deriva lógicamente de esta correcta evaluación — léase que el papel de los palestinos como brazo iraní significa que no tiene ningún sentido apoyarles — la administración Bush ha convertido presionar a Israel para hacer concesiones a los palestinos en el núcleo de su política en Oriente Medio. Y al hacerlo, la administración ha contribuido a la cristalización del gobierno de Irán en Gaza a través de Hamas y la expansión del poder de control iraní por parte de Hamas en Judea y Samaria.
Tal como es el caso con el gobierno Siniora controlado por Hizbulah igual que con los palestinos, Estados Unidos se niega a reconocer que el grupo terrorista Fatah es indistinguible y actúa como disfraz diplomático del grupo terrorista Hamas. Y al hacerlo obliga a Israel a hacer concesiones a Fatah que ponen en peligro directamente a Israel y refuerzan a Hamas y a Irán. Como advertían los mandos del ejército israelí durante la reciente visita de la Secretario de Estado Condolizza Rice esta semana, las miles de fuerzas de seguridad de entrenamiento norteamericano que Rice obligó a Israel a permitir desplegarse en Jenin y Nablus el mes pasado han supervisado la expansión de los ataques terroristas contra Israel y permitido que Hamas expanda su influencia. Lo mismo en Ramallah.
También entonces los mandos del ejército advertían que si Rice tiene éxito en obligar al débil e incompetente gobierno israelí a retirar aún más controles en Judea y Samaria, los israelíes pueden contar con que los palestinos van a empezar a disparar misiles y morteros contra Jerusalén y el centro de Israel desde Judea y Samaria. Esto es, al socavar a propósito el control militar de Israel sobre Judea y Samaria en favor de Fatah — que es un brazo de Hamas — la administración Bush está promoviendo activamente la expansión del control de Irán sobre Judea y Samaria.
El domingo se informaba de que Pakistán podría haber vendido diseños de cabezas nucleares avanzadas capaces de ser lanzadas desde el misil balístico de Irán Shihab-3 a Irán. Estas informaciones llegaban al mismo tiempo que el gobierno «democrático» nuevo de Pakistán ha suscrito acuerdos que transfieren el control de las zonas fronterizas con Afganistán a los Talibanes y al-Qaida. Es decir, las informaciones de las actividades de proliferación nuclear de Pakistán salían a la luz al mismo tiempo que Pakistán apoya abiertamente la guerra contra la OTAN y las fuerzas nacionales afganas en Afganistán.
Durante años, Estados Unidos ha tenido mucho cuidado en no atacar territorio paquistaní a pesar del hecho de que es utilizado como lugar seguro de los Talibanes y al-Qaida, porque Pakistán tiene armas nucleares. Es decir, la incapacidad norteamericana de responder a las acciones de un estado patrocinador del terrorismo con actividades de proliferación nuclear es la consecuencia de su negativa a tomar medidas para impedir que Pakistán adquiriera armas nucleares en 1998. Y por supuesto, en comparación con Irán, Pakistán es «moderado.»
A lo largo de gran parte de su presidencia, y especialmente desde 2006, lo más notable de la retórica de Bush ha venido siendo que está completamente desvinculada de sus políticas. Mientras considera la herencia que está a punto de dejar, ojalá se le ocurra que la única manera de dejar un mundo más seguro es encajar sus políticas hacia Irán con su retórica hacia Irán.