El verbo “sucio y rápido” de Sarkozy

El verbo “sucio y rápido” de Sarkozy

(PD)-. El presidente Nicolas Sarkozy ha introducido en el arte de la comunicación y la acción política francesa un lenguaje y unas tácticas que causan estragos: giros y palabras de taberna y barriadas inmigrantes, tuteo barriobajero, confidencias “secretas” destinadas a difundir verdades atroces, confesiones personales sin precedentes, difusión interesada de intimidades utilizadas como armas asesinas.

Este es el perfil que Juan Pedro Quiñonero retrata del presidente de francés en ABC. Cita, por ejemplo, el 20 de junio del 2005. Por entonces Sarkozy era ministro del Interior y realizaba una visita oficial a un barrio pobre, La Courneuve, en la periferia norte de París, acompañado de una guardia pretoriana de fotógrafos y equipos de radio y televisión.

Un niño de once años había muerto víctima de balas perdidas, quizá cruzadas en el enfrentamiento entre dos bandas rivales. Ante las cámaras, Sarkozy, rodeado de inmigrantes pobres declaraba:

«¡Yo limpiaré este barrio de gentuza, recurriendo a los medios que sea necesario».

Era el comienzo de una inflamable escalada verbal.

La palabra racaille (gentuza, chusma, granuja, gamberro) fue un detonante explosivo. Días más tarde, el mismo Sarkozy insistía:

«Si es necesario, recurriré a las fumigadoras para limpiar esos barrios de golfos y granujas (racaille)».

La Francia profunda reaccionó automáticamente en apoyo del uso público de un lenguaje «viril», «popular». Semanas más tarde estallaron las violencias más graves que ha conocido el país desde la guerra de liberación de Argelia.

EL EXABRUPTO DE ALSACIA

Durante un viaje de trabajo a Alsacia, Sarkozy coincidió con otro ministro de Jacques Chirac, Azouz Bégag, ministro delegado de Integración, de origen norteafricano, que se atrevió a ironizar públicamente contra su deslenguado colega en el Gobierno.

De vuelta a París, ante un grupo de periodistas, Sarkozy lo ajusticiaba con brutalidad:

“Cuando yo hablo, tu cierras tu bocaza, gilipollas”.

Sarkozy también gusta confundir a propios y extraños sobre su futuro político, lanzando falsas confidencias:

“Con esto de presidente no se gana un euro. Mirad los segundos mandatos de mis predecesores. Nada glorioso. En 2012, cuando acabe mi presidencia, tendré 57 años. No me volveré a presentar. Cuando veo los miles de millones que gana Clinton. Eso si que es vida. Yo haré de presidente cinco años. Luego me consagraré a ganar pasta, como Clinton. A 150.000 dólares la conferencia. Un dinero, oigan”

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