Bombardear o no Irán, un debate en el aire

Bombardear o no Irán, un debate en el aire

(David Ignatius).- Los analistas especulan con el peligro de un ataque norteamericano o israelí a Irán antes de que la administración Bush abandone la administración el próximo enero. Pero si usted lee las señales cuidadosamente, las pruebas en la práctica señalan en la dirección contraria.

Una muestra de que la opción diplomática predomina por ahora es que la administración planea anunciar a finales de agosto que abre una sección de intereses en Teherán, según revelaba el jueves un alto funcionario. Éste será un símbolo importante, dado que será la primera misión diplomática norteamericana en Irán desde que la embajada norteamericana fuera secuestrada en 1979. El funcionario lo describía como un esfuerzo por «llegar al pueblo iraní.» El gobierno iraní ha dispuesto desde hace tiempo de una sección de intereses en Washington.

La cautela por parte de la administración hacia las opciones militares también está clara a partir de los recientes esfuerzos por disuadir a Israel de atacar las instalaciones nucleares iraníes. Mike McConnell, director nacional de Inteligencia, viajaba a Israel a principios de junio; le seguía a finales de junio el admirante Michael Mullen, presidente del Alto Mando Conjunto. Ambos funcionarios explicaron a sus homólogos israelíes el motivo de que Estados Unidos piense que un ataque no es necesario ahora, porque los iraníes no pueden construir aún una bomba nuclear, y el motivo de que ello perjudicaría los intereses nacionales norteamericanos.

McConnell y Mullen también informaban a los israelíes de que Estados Unidos se opondría a la utilización del espacio aéreo iraquí para atacar a Irán, decía un funcionario de la administración. Estados Unidos también ha garantizado al gobierno iraquí que no aprobará los vuelos israelíes, después de que los iraquíes protestaran con fuerza por cualquier violación potencial de su soberanía.

“Hemos dejado nuestra postura completamente clara a los israelíes y en la práctica al mundo, no sólo en nuestras declaraciones públicas sino en nuestras conversaciones privadas también,» decía el secretario de prensa del Pentágono Geoff Morrell.

Aunque la administración con frecuencia ha sido retrasada como dividida en torno a las opciones militares contra Irán, un funcionario negaba que haya ahora algún motivo de fricción. «Hay uniformidad por todo el gobierno de los Estados Unidos en torno a la manera de proceder con Irán,» decía el funcionario. «Todo el mundo de esta Casa Blanca, incluyendo la oficina del vicepresidente, está de acuerdo en que la opción militar no es la mejor opción en este momento, y que deberíamos seguir con las presiones diplomáticas y económicas.”

La oposición a un ataque militar israelí se basa ahora en cuatro factores, decía el funcionario. En primer lugar, retardaría el programa nuclear iraní sin destruirlo. (Una información de Inteligencia estima que un ataque retrasaría a los iraníes entre dos meses a dos años solamente.) En segundo, un ataque estimularía el apoyo al impopular gobierno del Presidente Mahmoud Ahmadinejad en un momento en que se enfrenta a crecientes dificultades económicas. En tercero, un ataque socavaría la política norteamericana en Irak, cuando Estados Unidos parece estar realizando algunos progresos, y en Afganistán. Y finalmente, un ataque contra Irán, al igual que cualquier otra acción militar, tendría consecuencias imprevisibles.

En la evaluación de la amenaza nuclear iraní, Israel y Estados Unidos están utilizando Inteligencias diferentes. Los analistas norteamericanos piensan que Irán no puede fabricar una bomba antes de finales de 2009, y probablemente no hasta la horquilla temporal de 2010 a 2015, según un alto funcionario norteamericano de Inteligencia. Los israelíes, sin embargo, temen que Irán pueda enriquecer el uranio suficiente para una bomba en algún momento del año que viene. Antes de finales de 2009, advierten los israelíes, los iraníes podrían producir los 1000 kilos de uranio de bajo enriquecimiento que podrían ser convertidos rápidamente en los 25 kilos de combustible de elevado enriquecimiento necesarios para la bomba.

Convencer a los israelíes de la resolución norteamericana hacia Irán será un desafío espinoso para la próxima administración. Un laboratorio de ideas pro-Israel, el Washington Institute for Near East Policy, ya ha intentado cerrar un consenso político a través de un grupo de trabajo de alto nivel que incluye a asesores de ambas campañas.

El informe WINEP de junio de 2008 defendía «la acción militar preventiva» contra Irán y advertía: «Un compromiso norteamericano con la disuasión, especialmente si es percibido por los israelíes como sustituto de la prevención, es en sí mismo probable que estimule a Israel a considerar la acción independiente.» Entre los firmantes están Anthony Lake y Susan Rice, asesores de alto nivel de la campaña de Obama, incluso si Obama confía nominalmente en seguir las conversaciones diplomáticas con Irán.

El momento crucial del asunto nuclear iraní llegará el año que viene, cuando haya gobiernos nuevos en Israel y Estados Unidos — y unas elecciones presidenciales volátiles programadas en Irán. Por ahora Estados Unidos y sus aliados, incluyendo a Israel, parecen dispuestos a seguir el camino diplomático. Pero si no funciona — y no hay señales aún de que Teherán esté dispuesto a ceder — todas las opciones difíciles estarán sobre la mesa.

© 2008, The Washington Post Writers Group

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