«Putin volverá a jugar como superpotencia en la escena internacional»

(PD).- Los ambiciosos y latentes intereses rusos cada vez quedan más desenmascarados ante los ojos democráticos. Así lo afirma Alfonso Rojo en ABC, que critica la forma en que los presidentes norteamericanos Bill Clinton y George Bush han manejado sus relaciones con Rusia. «El fin de la Guerra Fría dejaba las circunstancias ideales para cambiar de verdad el panorama del planeta.» Era la oportunidad histórica de asentar la democracia en la ya desaparecida URSS, pero no se aprovechó.

Lo crucial era contribuir a que la democracia arraigara en Rusia. No expandir la OTAN hacia el este. Y sin embargo, aprovechando la debilidad del Kremlin, la miseria económica que atosigaba al antiguo imperio de los zares y la confusión del momento, se optó por llevar la Alianza Atlántica a tiro de piedra de Moscú.

La actitud de ambos presidentes, «patosa, miope, mezquina y peligrosa» para Rojo, confiaba en que Rusia fuera «incapaz de atacar a sus nuevos amigos de Occidente» y partía de la falsa premisa de etiquetar a los rusos de «mañas mafiosas» que no saben comportarse de un modo civilizado.

Ahora, poco a poco, el poder de Putin se acrecenta con el precio del petróleo y la «gigantesca producción rusa», y quizás sea demasiado tarde para retomar aquella oportunidad histórica perdida. Mientras tanto, y como dice Rojo, a los rusos «se les repite que deben portarse como refinados demócratas pero se les trata como si fueran rancios aparatchik soviéticos».

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