Zapatero manifiesta su profunda admiración por el Islam

Zapatero manifiesta su profunda admiración por el Islam

(PD).- Cuando de fomentar experimentos se trata, ya es sobradamente conocido que el presidente Zapatero no repara en retórica ni en gestos.

Este lunes viajó a Turquía para participar junto al primer ministro de ese país, Tayip Erdogan, en la apertura del curso académico de la Universidad Bahesehir, en la que reside el llamado «Centro para la Alianza de Civilizaciones», y posteriormente, al anochecer, en la ceremonia del «Iftar», la cena con la que los musulmanes rompen su ayuno del día en el Ramadán.

El jefe del Gobierno defendió ayer los valores de la «libertad» y la «igualdad entre el hombre y la mujer» durante su participación en Estambul en la celebración del Iftar, la cena con la que los musulmanes rompen cada noche el ayuno del Ramadán. Con una enorme bandera de Turquía con la imagen de Atatürk detrás, Zapatero subrayó como «premisas incuestionables» los valores democráticos, la dignidad de la persona y la igualdad de género.

El primer ministro Erdogán es el único dirigente que ha prestado cierta atención a la Alianza de Civilizaciones, esa singular ocurrencia que pretende ocultar la evidente pérdida de peso de España en Europa y en el mundo.

Zapatero no ha tenido inconveniente en asistir a un acto de notorio carácter religioso organizado por un partido islamista. Sin embargo, es bien conocido su escaso entusiasmo cuando se trata del culto católico, a veces con ausencias tan injustificables como ocurrió con la misa de Benedicto XVI en Valencia.

Está claro que el PSOE utiliza una doble vara de medir: respeto y cercanía hacia el islam frente al laicismo agresivo que practica respecto de la Iglesia Católica. Todo ello sin justificación alguna, salvo el oportunismo político.

Durante su intervención en la Universidad, Zapatero hizo hincapié en su defensa de la Alianza de Civilizaciones, de la que es copatrocinador Erdogan, como instrumento de consenso entre distintas culturas, «sin perder de vista el respeto a derechos esenciales como la libertad o la igualdad».

Sin embargo, y pocos minutos después del acto universitario, las pretendidas bondades de su retórica no se plasmaron en las calles de Estambul, donde decenas de manifestantes que protestaban contra el partido de Erdogan fueron duramente reprimidos por las fuerzas de seguridad turcas.

A esa hora, Zapatero participaba en el «Iftar» invitado por Erdogan, acto al que el presidente del Gobierno asistió con una satisfacción que contrasta con su permanente desdén hacia los cultos de la Iglesia Católica en España.

Zapatero se ha comprometido a apoyar la candidatura turca a la Unión Europea durante la presidencia española de la UE en el primer semestre de 2010, y ha ofrecido la experiencia española para facilitar las reformas necesarias.

Dice que España en un país «orgulloso de la influencia del Islam»

Zapatero combinó los continuos guiños al Islam y elogios al islamismo gobernante en Turquía con apelaciones, difícilmente compatibles con lo anterior, a la igualdad entre hombres y mujeres o que «la modernidad pasa por la extensión de los derechos civiles de los individuos y su aplicación efectiva en todos los ámbitos de la vida social».

Al tiempo que elogió las «reformas» del partido gobernante –responsable de una marcada involución islamista en Turquía– Zapatero defendía como «premisas incuestionables» los valores democráticos, la dignidad de la persona, la tolerancia y la igualdad de género.

Zapatero, que ya en la inauguración del curso académico en la Universidad de Bahçesehir mostró el apoyo de España a la adhesión de Turquía a la UE, animó a los dirigentes islamistas a mantener sus «políticas de reformas» para conseguirlo. A su juicio, una Europa más fuerte e integrada responderá mejor a las preocupaciones de los ciudadanos y actuará como un factor de estabilidad y de prosperidad en la escena internacional.

El proceso de negociaciones con la UE «no va a ser fácil», pero Zapatero se comprometió a apoyar la candidatura turca, ofreció la experiencia española para facilitar las reformas necesarias y garantizó su respaldo durante la presidencia española de la UE, en el primer semestre de 2010.

Un segundo eje de su discurso fue la moribunda Alianza de Civilizaciones, lanzada por él mismo hace cuatro años en las Naciones Unidas y copatrocinada por Erdogan. En un escenario flanqueado con los retratos de Erdogan y de Mustafa Kemal Atatürk, fundador y modernizador de la República de Turquía, el presidente del Gobierno español se mostró confiado en el futuro «esperanzador» de la Alianza para superar las «divisiones ideológicas» desde el diálogo. El objetivo, según sus palabras, es evitar «la satanización del otro, aislar a los radicales y avanzar en el mayor entendimiento entre culturas y civilizaciones».

Erdogan, anfitrión de multitudinarias «iftar», o cenas de ruptura del ayuno, desde que el 1 de septiembre comenzó el mes sagrado del Ramadán, agradeció el apoyo de España a su candidatura a la UE, defendió un mundo libre de guerra, fanatismo ciego y pobreza y pidió respeto para el Islam. «Igual que nosotros reconocemos el antisemitismo como un crimen contra la humanidad, pedimos que la islamofobia también se reconozca como un crimen contra la humanidad», manifestó.

Además de los dirigentes del Partido de la Justicia y el Desarrollo, asistieron a la cena representantes del mundo de la cultura, las diferentes religiones de Turquía, la empresa, el cuerpo diplomático y el deporte, entre los que destacó –aunque llegó con retraso– el ex seleccionador español de fútbol Luis Aragonés, actual entrenador del Fenerbahçe de Estambul.

El menú que tuvieron ocasión de compartir cuando sobre las 19.25 horas se puso en sol en Estambul comenzó con entremeses salados y dulces, en los que no faltaron los tradicionales dátiles; sopa de «mercimek» (lentejas amarillas) y cordero. El incidente de esta breve visita de apenas seis horas a Estambul tuvo lugar en la Universidad Bahçesehir, donde después de que Zapatero defendiera los principios de la Alianza de Civilizaciones las fuerzas de seguridad turcas se emplearon con dureza para reducir a un par de manifestantes que protestaban contra el partido de Erdogan.

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