La ministra Chacón encuentra un cabeza de turco y destituye al jefe contraterrorista del CNI

Carme Chacón
Carme Chacón

El atentado de Afganistán, en el que fueron asesinados dos miembros del Ejército español, ha alcanzado de lleno a la columna vertebral del CNI: la División de Inteligencia Contraterrorista.

Revela ABC que su máximo responsable, Agustín Casinello, ha sido destituido por el director general del Centro, Alberto Saiz, al detectarse un «déficit continuado» de información en la zona de Afganistán que habría tenido consecuencias directas en la comisión del atentado.

Al frente de esta unidad -por su importancia tiene la categoría de director general- se encuentra ya Raquel Gutiérrez, con reconocida experiencia en esta división vital.

Fue el pasado miércoles cuando se produjo la fulminante destitución de Casinello, tres días después de que una furgoneta cargada con material de guerra y conducida por un talibán suicida asesinara al brigada Juan Andrés Suárez García y al cabo Rubén Alonso.

La decisión se produjo durante una reunión que Casinello mantuvo, junto a otros mandos del CNI, con el director general del Centro, y en la que se hizo una «autocrítica» sobre el atentado de Afganistán.

En el encuentro de trabajo, que transcurrió en un ambiente muy tenso, se llegó a relacionar el ataque terrorista con un «fallo» de información.

Una posibilidad de graves consecuencias -de ahí la decisión adoptada por Alberto Sáiz- y que tiene además el agravante de que últimamente en el Centro se viene acusando un «déficit» de información sobre esa zona en conflicto.

Uno de los fallos que se ha detectado se refiere a la excesiva tendencia a utilizar de manera permanente información de los Servicios de Inteligencia estadounidenses, en lugar de obtenerla por vías propias.

Por ello, los medios consultados por ABC destacan, además de poner más empeño en la calidad del trabajo, la conveniencia de incrementar la presencia de agentes del Centro Nacional de Inteligencia en esa zona, por cuanto los hechos ponen de manifiesto que los talibanes están tomando posiciones en la zona española, por lo que cabe prever que aumente el riesgo de atentados contra las tropas españolas allí desplegadas.

Ese incremento de agentes y una mejora de la información tanto cuantitativa como cualitativamente son considerados elementos de urgencia al tratarse de una política preventiva.

En definitiva, los medios consultados subrayan que en un futuro no podría permitirse que otro fallo de información pudiera «dar ventajas al enemigo» en un territorio en el que se encuentran en la actualidad 778 efectivos, fruto del despliegue que comenzó el 25 de enero de 2002.

También se atribuyó a un fallo de información el atentado terrorista en el que fueron víctimas el 30 de noviembre de 2003 en Irak ocho miembros del CNI – siete murieron y uno resultó herido grave-.

El ataque, con lanzagranadas, fue dirigido contra los dos vehículos en los que viajaban los agentes, que no portaban ningún tipo de distintivo militar. El atentado se produjo en una zona controlada por el Ejército de Estados Unidos.

Unidad clave

Para las mismas fuentes, prueba de la gravedad de lo ocurrido el pasado domingo en Afganistán es la fulminante destitución de Casinello cuando llevaba tan sólo tres meses al frente de la División de Inteligencia Contraterrorista, unidad que se ocupa tanto del terrorismo interno – ETA, Grapo y redes islamistas asentadas en nuestro territorio- como del exterior.
De combatir este último se encargan, por ejemplo, los agentes destinados en Afganistán. Se trata, por tanto, de una división clave para la seguridad del Estado y, por así decirlo, es el servicio que suministra directamente información a la Presidencia del Gobierno.

En concreto, los agentes, altamente especializados, obtienen, evalúan, interpretan y transmiten la información a Moncloa, por medio del Ministerio de Defensa.

Si bien en el ámbito exterior se viene detectando un «déficit continuado» de información, no sucede lo mismo en cuanto a la banda terrorista ETA. El Centro Nacional de Inteligencia cuenta tanto en España como en Francia con «fuentes activas» que están dando buenos resultados que, junto a la labor de la Policía y de la Guardia Civil, han llevado a la banda al peor momento de su historia, como recientemente ha dicho el que fuera «número 1» de ETA Francisco Múgica Garmendia. «Pakito».

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