(PD).- Serguéi Markélov, abogado de la familia de una joven chechena asesinada en 2000 por un coronel del Ejército ruso, ha muerto tiroteado este lunes en el centro de Moscú, según han informado fuentes policiales. El asesino se acercó por detrás y disparó en la nuca a Markélov, para luego hacer lo mismo con la periodista Anastasia Baburoba, que falleció horas después en el hospital al que fue trasladada tras el ataque.
Markélov, de 34 años, acababa de ofrecer una rueda de prensa, a la que asistió la periodista asesinada, en la que pidió que se reanudase la persecución judicial contra el ex coronel Yuri Budánov, condenado en 2003 a diez años de cárcel por el secuestro y asesinato de la joven chechena Elsa Kungáyeva, y que la semana pasada quedó en libertad tras cumplir más de la mitad de su condena. «Es un asesinato por encargo relacionado con el caso Budánov […]. Él me había dicho que había recibido amenazas», ha declarado el presidente del Centro de Derechos Humanos de Chechenia, Minkaíl Ezhíev.
La muerte de Kungayeva originó una oleada de protestas en la república, al denunciar su familia que había sido violada y asesinada por soldados rusos ebrios. Budanov fue arrestado y condenado a diez años de prisión, la pena más alta impuesta a un oficial ruso por crímenes cometidos en Chechenia. Pero fue liberado el pasado jueves, lo que provocó protestas en la república rusa.
Indignación
La líder de la organización pro derechos humanos Grupo Helsinki de Moscú, Liudmila Alexéyeva, ha mostrado su rabia por el asesinato del abogado, y ha declarado que el crimen «retrata totalmente» el estado del sistema judicial en Rusia. «Yuri Budánov, que cometió un delito grave contra una persona, está en libertad, mientras que [el fundador de la quebrada petrolera Yukos] Mijaíl Jodorkovski y Svetlana Bajminá [jurista de la petrolera], que no mataron a nadie, no pueden obtener la libertad anticipada», ha agregado.
«Lo que ha pasado es simplemente escandaloso», ha declarado Tanya Lokshina, directora de Human Rights Watch en Moscú, que ha comparado el crimen con el asesinato en 2006 de la periodista Anna Politkovskya, muy crítica con el Kremlin. «Éste es un país donde el asesinato de los que defienden los derechos humanos ha pasado a formar parte de la rutina cotidiana», según la abogada de la familia Politkovskya.
Amnistía Internacional ha condenado también el crimen y ha pedido a las autoridades rusas que se lleve a cabo una investigación «completa y objetiva» porque «silenciar a quien defiende los derechos humanos y trabaja en defensa de la ley es absolutamente inaceptable».