La utilización demagógica de un bebé en el Parlamento Europeo por parte de una eurodiputada

(PD).- Hanne Dahl, eurodiputada danesa, se echó a su hija bajo el brazo y se la llevó al Parlamento Europeo. Allí mismo se sacó un pecho y se puso a amamantar a la pequeña. Protesta porque no le permiten delegar el voto mientras se está de baja maternal. ¿No van a decir nada los defensores de los derechos infantiles de este circo? ¿No tiene suficiente la diputada con los 8.000 euros que se embolsa al mes -más las cuantiosísimas dietas- para pagar a una asistenta durante los tiempos de votación? ¿Cómo verán esto las familias que de verdad se las tienen que ingeniar para atender su trabajo sin descuidar a sus hijos?

Los eurodiputados no se lo podían creer. Hace tres meses -en España la legislación laboral reconoce cuatro meses de baja maternal- Hanne Dahl, de 38 años, había dado a luz a una niña. La política danesa se llevó a la criatura al Parlamento Europeo y, allí mismo, se sacó el pecho y se puso a alimentar a la niña.

Es su manera de protestar para que se modifique el reglamento de la Eurocámara y las diputadas que den a luz tengan derecho a delegar el voto durante los meses que están de baja por maternidad.

Dahl, del Grupo Independencia y Democracia, uno de los minoritarios en la eurocámara, no está conforme con la medida. Quiere que su voto no se pierda.

Hanne dio el pecho a su hija no sólo en la reunión de presidentes de los grupos, celebrada en salas anejas, sino también en el mismo hemiciclo durante las votaciones.

Aparte de la utilización de una recién nacida para tratar de conseguir una modificación del reglamento, y en un momento en que todo está recubierto de crisis económica, la pregunta es si una diputada del Parlamento Europeo, con un sueldo millonario y unos privilegios exagerados a todas luces, no tiene otra preocupación que conseguir que no se pierda su voto durante los meses que no acude a la Cámara.

Según el nuevo reglamento, que entrará en vigor en julio, los eurodiputados recibirán cada mes un sueldo de 7.665,31 euros brutos, que se incrementará de acuerdo con la tasa de inflación. Además de eso, los eurodiputados cuentan con dietas y sobresueldos de todo tipo.

¿No se las puede arreglar la diputada Dahl con su sueldazo para contratar una asistenta que atienda de su hija mientras ella acude a los momentos de votación? ¿Ésa es su gran preocupación en estos momentos de crisis mundial?

El demagógico espectáculo coincide con un momento en el que mujeres y hombres de la Unión Europea tienen que echar mano de los abuelos para que cuiden de sus hijos mientras ellos cumplen con sus obligaciones laborales. No se pueden permitir dejar sus puestos, pagados en su inmensa mayoría a 1.000 euros. Si llega. Los necesitan para dar de comer a los bebés que los mayores están cuidando en los parques.

La política suele andar por el borde de la realidad.

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