Se abre el telón de Oriente Medio

Se abre el telón de Oriente Medio

(David Ignatius).- La administración Obama se dispone a subir el telón de un gran acto de la diplomacia en Medio Oriente que abarca de los palestinos a Siria pasando por Irán. Es una agenda supinamente ambiciosa, y antes de que se abra el telón, Obama debería explorar sus opciones y riesgos cuidadosamente.

Al pretender involucrar a todos los principales actores de Oriente Medio a la vez, Obama busca un acuerdo amplio que alivie las tensiones en una región peligrosamente inestable. Eso es intrigante y también preocupante para los países de Oriente Medio. Pone nerviosos a los saudíes y a los israelíes, por no hablar de los sirios o los iraníes.

Si busca una analogía histórica de una diplomacia de este calado, piense en el Congreso de Viena de 1815. Esa conferencia dio lugar a una nueva arquitectura de seguridad para una Europa que se había visto violentamente desestabilizada por la Francia revolucionaria, algo parecido a la forma en que Oriente Medio se ha visto sacudido por la revolución iraní de 1979.

Un joven Henry Kissinger cosechó fama en Harvard con su tesis doctoral de 1954 acerca de la diplomacia que rodeó el Congreso de Viena. Fue publicada en 1957 bajo el título “A World Restored,” y constituye una lectura útil ahora que contemplamos las maniobras diplomáticas de Obama.

De especial interés es este comentario del Conde Klemens von Metternich, el canciller austríaco que orquestó la diplomacia, y que fue la referencia intelectual de Kissinger. Resume la cuestión de cómo y cuándo iniciar el sainete diplomático:

“(La política) es igual que una obra de muchos actos,» escribía Metternich, «que se desarrolla inevitablemente una vez que se ha abierto el telón. Afirmar entonces que la obra no va a ser interpretada es un absurdo. El diálogo se desarrollará, bien por medio de los actores… o bien por medio de los espectadores que tomarán el escenario. … La gente inteligente nunca considera esto la esencia del problema, no obstante. Para ella el problema está en la decisión de si debe llegar a abrirse el telón. …”

Obama eligió dar una llamativa muestra de su diplomacia a la vista de todo el mundo con la felicitación televisada “Nowruz” a los líderes de Irán el mes pasado con ocasión del Año Nuevo persa. Fue recibida con el rápido desaire público del líder supremo de Irán, Ali Khamenei, que dijo que Irán deseaba un cambio en el comportamiento estadounidense, no palabras amables.

Algunos diplomáticos veteranos creen que Obama habría hecho mejor en realizar un movimiento de apertura más discreto; digamos una carta presidencial dirigida al líder iraní, entregada por un emisario veterano. Eso habría dado a Irán tiempo para responder matizadamente y en privado, en lugar de ponerlos contra las cuerdas con el video.

La administración Obama ha procedido más cuidadosamente con Siria. Los temas fueron explorados a principio de este año mediante un intermediario árabe en el que confían ambas partes. A través de este canal, los estadounidenses transmitieron su deseo de hablar del papel de Siria en Irak, medidas conjuntas sirio-estadounidenses contra los jihadistas, y el futuro del Líbano, incluyendo el papel de Hizbulah. El mensajero transmitió el mensaje de que Estados Unidos no podía debatir la devolución de los Altos del Golán, que es un asunto de Israel, ni del tribunal internacional que investiga el asesinato del ex Primer Ministró libanés Rafiq al-Hariri, que recae bajo jurisdicción de Naciones Unidas.

Las conversaciones preliminares fueron acompañadas de una visita a Damasco
por parte de dos diplomáticos estadounidenses experimentados, Jeffrey Feltman y Daniel Shapiro. Sondearon un amplio abanico de temas, pero de una forma cauta y preliminar. Tanto Estados Unidos como Siria siguen poniendo a prueba sus respectivas intenciones; quieren ver lo que se ofrece, y a qué precio. Ésas son las preguntas acertadas a plantear antes de subir el telón.

Árabes e israelíes están igualmente nerviosos con el aperturismo de Obama hacia Irán. Ambos temen que en su impaciencia por obtener la ayuda iraní en la estabilización de Irak y Afganistán, Obama les termine vendiendo. El nuevo premier de Israel, Binyamin Netanyahu, dejaba claros sus términos el pasado fin de semana en una difícil entrevista en el Atlantic: O ataja el problema nuclear iraní, o lo haremos nosotros.

Saudíes, egipcios y demás países árabes sunitas vienen enviando a Obama un mensaje similar. “Nosotros no queremos una guerra con Irán,» dice una fuente saudí. “Pero nos planteamos si un acuerdo americano-estadounidense respetará nuestros intereses o no, o si se dará a expensas nuestras.” Los saudíes esperan que si la ofensiva de carisma emprendida por Obama hacia Irán fracasa, será seguida de acciones decididas. “Está haciendo acopio de pruebas contra Irán,» predice la fuente saudí.

El discurso de Obama en Turquía el lunes transmitirá el deseo de la administración de celebrar negociaciones en la región. Pero el nuevo presidente no debería subir el telón hasta tener una idea más clara de lo que va a suceder sobre el escenario.

© 2009, Washington Post Writers Group

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