(PD).- Los líderes europeos querían poner un poco de certidumbre en la volátil situación política e institucional de la Unión Europea, pero sus esfuerzos no han hecho más que profundizar la incertidumbre.
José Manuel Barroso recibió ayer un «apoyo unánime» por parte del Consejo Europeo, pero al mismo tiempo se ha encargado a la actual presidencia checa y a la sueca que le sucederá a final de mes, que procuren una mayoría parlamentaria «lo antes posible».
Explica Enrique Serbeto en ABC que a los presidentes les gustaría que ese voto tenga lugar en el pleno de julio, como estaba previsto, pero hoy por hoy la zozobra en las filas del partido socialista —el gran perdedor— ha convertido en un rompecabezas el necesario respaldo parlamentario.
Barroso, que había enviado por la mañana una carta a todos los asistentes en la que exponía las líneas generales de su programa de acción para la siguiente legislatura, tal como le habían pedido el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se declaró «emocionado» por el apoyo recibido «y por las palabras que algunos de los dirigentes han utilizado».
No hubo ningún obstáculo para aplicar, tal como se había anunciado, el «espíritu del Tratado de Lisboa», que establece que los jefes de Estado y de Gobierno propondrán al presidente de la Comisión teniendo en cuenta los resultados electorales.
El presidente del Partido Socialista Europeo, el danés Poul Nyrup Rasmussen, dijo ayer que los primeros ministros deberían «dar más tiempo al Parlamento» para que puedan constituirse los grupos, pero al mismo tiempo ya advirtió que «Barroso no es de nuestra confianza». Esto anticipa un voto negativo si se presenta su candidatura en el pleno del mes que viene, a expensas de lo que puedan lograr las gestiones de los Gobiernos.
El primer ministro checo, Jan Fischer, dijo que muchos de sus colegas se habían ofrecido a intervenir ante los diputados de sus respectivos partidos, pero como dijo un funcionario del Europarlamento, «en estos momentos ningún socialista sería elegido como portavoz del grupo si dice que es para votar a favor de Barroso».
Esto no ha impedido a Rasmussen decir que «tenemos que respetar» la opinión de los gobiernos socialistas que apoyan a Barroso, como el caso del español, a pesar de que José Luis Rodríguez Zapatero no asistió al cónclave de los socialistas, según la versión oficial porque la policía belga no fue capaz de sortear las manifestaciones de agricultores.
Ante las vacilaciones de los socialistas, el líder de los liberales, el británico Graham Watson, ha enviado el mensaje al grupo mayoritario de los populares de que está dispuesto a negociar el voto del 16 de julio, pero no fue capaz de garantizar que su grupo votaría en bloque a favor de Barroso. Lo único que Watson tiene claro es «que no hay ninguna mayoría de centro-izquierda posible».
