(PD).- La ministra de Defensa, Carme Chacón, ha anunciado en la sesión de control del Congreso de los Diputados que ha solicitado una «información completa y reservada sobre todas las circunstancias y hechos relativos a las acusaciones sobre las que el martes se defendió el director general del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Alberto Saiz, en la Comisión de Secretos oficiales del Parlamento.
Explica José Oneto en La Estrella Digital que Carme Chacón, que hasta ahora no ha mostrado la menor solidaridad con el director del CNI, ha solicitado también información sobre las filtraciones periodísticas que han partido del Centro, que han dejado al director en una situación insostenible y que ha puesto de manifiesto la lucha interna que existe dentro de la Casa de los Espías desde antes de la renovación del mandato de Saiz el pasado mes de abril por decisión del presidente del Gobierno y por consejo de la vicepresidenta De la Vega, que tampoco ha hecho una defensa del controvertido director general.
Igual que el propio Zapatero, que se ha limitado a decir que mientras esté al frente del CNI contará con su apoyo, toda una obviedad porque Saiz esperaba un mayor calor en ese apoyo puramente circunstancial.
Después de su comparecencia en la Comisión de Secretos Oficiales, a pesar de que ninguna de las acusaciones afectan a la seguridad nacional, el ‘caso Saiz’ cada vez está más abierto y a finales de este mes tendrá que volver a dar explicaciones en la Comisión de Defensa ante la presencia de diputados y periodistas, donde volverá a insistir en que sus actividades de caza, pesca y submarinismo las ha pagado él, aunque no ha aportado las cuentas corrientes o el listado de las tarjetas de crédito de donde han salido esos pagos. Si a estas alturas un director de los servicios secretos ha sido capaz de manipular una foto, sustituyendo su rostro por el de uno de los agentes que le protegían en una jornada de pesca en Senegal, ¿qué valor pueden tener esas facturas que permanecen custodiadas en el Congreso por el letrado mayor?
Siendo graves los casos de nepotismo de Saiz y los supuestos excesos en el manejo de los Fondos reservados, lo que mas indignación ha producido en la «Casa» (ése es el nombre con el que se conoce el edificio que está situado en la Cuesta de las Perdices en la Carretera de La Coruña) es que haya insinuado ante los portavoces parlamentarios que estamos ante una «rebelión interna», una especie de conspiración» de antiguos hombres del Cesid que no han aceptado su renovación por un segundo mandato de cinco años.
Fuentes del Centro aseguran que el malestar viene durando años, especialmente por la forma de actuar de Saiz y por su obsesión en cambiar continuamente de organigrama porque no se FIA de nadie. En los últimos años se ha procedido a más de una treintena de relevos y se han producido algunas dimisiones.
Sin embargo, el conflicto último comenzó con la destitución del coronel Agustín Cassinello como máximo responsable de Inteligencia. Cassinello, hijo del antiguo responsable de los servicios de información de Adolfo Suárez, fue reclamado por Saiz para trasladarse a Madrid desde la agregaduría militar en Londres, después de especializarse en temas OTAN.
Cassinello sólo estuvo unos meses al frente de la dirección de Inteligencia y su cese, por diferencias en la programación de las operaciones antiterroristas y sobre qué cuerpo tenía que realizarla, provocó también el cese de los tres subdirectores que dependían de él: la Inteligencia exterior, la Contrainteligencia y el contraterrorismo.
No me imagino al general Emilio Alonso Manglano, al que conozco, ni a su sucesor, el general Javier Calderón, al que he tratado mucho desde el punto de vista profesional periodístico, alentando una rebelión dentro del CNI, ni a ninguno de sus antiguos colaboradores, si todavía están en la Casa, ya que la mayoría han abandonado el Servicio, montando esa «conspiración» que parece denunciar Alberto Saiz.
